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Nueva estrategia de la Alianza Atlántica

Cumbre histórica de la OTAN en Madrid: cinco grandes claves

Rusia, China, Ucrania, el flanco sur y la guerra tecnológica, en el centro de la agenda del encuentro

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. EP

Nunca antes la OTAN había reunido a sus líderes con una guerra activa en suelo europeo librada por Rusia. Y esta será quizá la principal característica que marque el espíritu de la cumbre de la Alianza Atlántica que se celebra esta semana en Madrid. La mayor organización político-militar del planeta, con más de 1.000 millones de ciudadanos en su territorio, se apresta a fijar su nueva visión del mundo ya sin tender la mano a Moscú, como hizo hace 12 años, en la elaboración de un Concepto Estratégico de Lisboa que está a punto de caducar.

Con la guerra encendida en Ucrania, la reunión de esta semana tendrá un claro perfil europeo. No podría ser menos en una UE en la que el 90% de sus habitantes vive en un país de la Alianza, y que se apresta a bastionar a Ucrania como un sistema de defensa homologable con el armamento occidental: Kiev dirá adiós a los viejos carros T rusos, y se amoldará a los modernos tanques europeos. La participación, a distancia, del presidente ucraniano Volodimir Zelenski en la cumbre será uno de sus momentos centrales, y el futuro del país, con el general invierno y el mariscal crisis esperando, un gran motivo de preocupación.

Ucrania no será el único gran invitado especial de la cumbre. Ni tampoco la Suecia y la Finlandia que llaman a la puerta. También tendrán silla cuatro países socios de la OTAN (socios, no aliados, que es el título que reciben los miembros): Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. No solo se trata de estados que participan de los principios generales de democracia e imperio de la ley de los que hace gala la alianza: es que en las antípodas del Atlántico Norte conocen muy bien a otro país que será gran motivo de discusión: China.

El cuarteto Asia-Pacífico es otro de los bastiones estratégicos globales de la OTAN, y más desde que, superada la etapa de la "muerte cerebral" que le diagnosticó el presidente francés Emmanuel Macron, ha despertado con una percepción muy proactiva de los peligros que acechan a Occidente. Estados Unidos los llama "países autoritarios". El comunicado político de Madrid quizá no emplee esos términos, pero el Concepto Estratégico que mane de la cumbre hará como si lo hubieran empleado.

Ese nuevo manual de estrategia de Occidente mirará también hacia África y Oriente Medio y tratará de construir las bases para una autonomía energética y tecnológica occidentales que, al menos en lo militar, mana tras comprobar muy de cerca los riesgos de la globalización para los suministros vitales de Europa y América del Norte.

Estas son cinco claves principales que se tratarán en Madrid.

Nuevo concepto estratégico

Según sea la fuente que se consulte, los asesores de 30 delegaciones de países aliados han roto ya seis, siete u ocho borradores del Concepto Estratégico de la alianza. Ese documento doctrinal sobre geoestrategia y principios de actuación será el principal documento que produzca la reunión de jefes de gobierno en Madrid, y vendrá a sustituir al elaborado en Lisboa en 2010.

Tiene dicho el embajador español ante la OTAN Miguel Fernández-Palacios que "en la OTAN el Tratado es la biblia, y el Concepto Estratégico el catecismo". Este manual, un documento que suele extenderse por entre 12 y 15 páginas, viene a tener una vida de unos diez años, aunque en 2001 la caída de las torres gemelas de Nueva York vino a acreditar dramáticamente que todo planteamiento estratégico puede acabar siendo relativo.

El Concepto Estratégico de Madrid se diferenciará mucho del de Lisboa en la forma de enfocar a Rusia. El de hace doce años, tenía a Moscú como sujeto de un partenariado con la alianza, en un área planetaria norte de seguridad y estabilidad. Ahora analizará a Rusia en el momento más bajo de su relación con Occidente desde la crisis de los misiles de 1962. Además, el documento interpretará -ahí sí con mucho cuidado- el desafío que supone la expansión china, y hará mucho hincapié en diversas formas de resiliencia de cada aliado: política, civil, energética, cibernética y tecnológica. El documento de Madrid enseñará mucho más el colmillo nuclear de la alianza.

Rusia como amenaza

Hubo un tiempo, antes de 2014, en que la OTAN y Rusia hacían operaciones conjuntas de mantenimiento de la seguridad; por ejemplo, en Siria. Incluso tras consumar Rusia su anexión de Crimea en 2014, la OTAN mantuvo una vía de comunicación. Ahora está rota, y el Documento Estratégico de Madrid será inequívoco en calificar a Rusia como amenaza en puro lenguaje de la guerra fría... con una diferencia: la OTAN no puede fiarse de Moscú, pero sí espera al menos una Rusia predecible.

Acusando recibo, pero no alentando, de la retórica nuclear rusa, la alianza engrasará sus ojivas, si bien no habrá más misiles en Europa. Y de Madrid saldrá aprobado, previsiblemente, un mayor despliegue de tropas occidentales en el flanco este de la OTAN. Tras la invasión de Crimea, la alianza habilitó cuatro batallones multinacionales para el Este (en las tres repúblicas bálticas y Polonia). Tras el inicio de la invasión de Ucrania, la alianza dobló el número con batallones en Eslovaquia, Rumanía, Hungría y Bulgaria. Ahora es previsible que los batallones se conviertan en brigadas con 5.000 soldados, sobre todo en torno a la caliente franja de Kaliningrado. Habrá además, como ya informó este diario, unidades de ejércitos OTAN preasignadas para defensa de territorios en caso de ataque ruso.

No se reflejará en comunicado alguno que un núcleo duro de aliados se inclina ya por una solución negociada (alto el fuego, zona desmilitarizada...) para la guerra de Ucrania. A la alianza no le conviene llegar en esta situación a diciembre; de nuevo el general invierno y el hidrocarburo, su aliado, juegan a favor de Putin... si aguanta el impago de la deuda rusa.

China como desafío

Ya en otras citas de la OTAN han hablado sus líderes de China, pero la cumbre de Madrid será la primera que mencione a la gran potencia asiática como objeto de observación y procedimiento en el Concepto Estratégico. La Alianza no se sale del Atlántico, pero sí considera que, en su territorio, China despliega una enorme expansión estratégica; expansión soft power, comercial, delicada, pero que afecta a infraestructuras clave para la defensa del territorio aliado. Entre ellas, la tecnología 5G de comunicaciones, esencial para el internet de las cosas... y de las armas.

"China no viene aquí con el tanque y la fragata, sino a poner una tienda en la Gran Vía", explicó la pasada semana el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán en el Seminario Internacional de Seguridad y Defensa de la Asociación de Periodistas Europeos. El problema para la OTAN es que esa tienda es de telefonía, chips, minerales raros e infraestructuras.

Todas las fuentes militares consultadas por previsiones de la cumbre coindicen en que la alianza hará un llamamiento a China, este sí más contundente, para que participe en la limitación mundial de la proliferación de armas. La que pronto será primera potencia desarrolla armamento nuclear sin aceptar los marcos internacionales de control que sí atan a los poseedores tradicionales de esas armas, ni tampoco informar a la comunidad internacional.

Una mirada al sur

En los 73 años de historia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, nunca esta alianza político-militar habrá mirado tanto a su flanco sur como en la cumbre de Madrid. De hecho, en el Gobierno de España ese es uno de los detalles a los que andan sacando brillo para lucirlo. Los países sureuropeos, que van a ser importantes contribuyentes al nuevo esfuerzo en el flanco este, quieren a cambio que la OTAN tome conciencia estratégica del peligro del sur.

Y es sobre todo una necesidad española que la OTAN tenga una "visión de 360 grados". "Nuestra seguridad colectiva también requiere que la Alianza preste cada vez más atención a los desafíos de la dirección estratégica sur", dijo el Rey Felipe en su intervención con motivo del 40 aniversario de la entrada de España en la OTAN.

Con ser muchísimo, el llamado "flanco sur" no es solo el Sahel, la mayor incubadora de terrorismo islámico del planeta desde que acabó la guerra de Siria. Es también un Magreb clave para contener a ese terrorismo y para el suministro de gas a Europa, área en la que Rusia y China, han aumentado mucho su presencia e influencia. Del desafío terrorista es previsible que tome más conciencia el Concepto Estratégico, llamando a un intercambio de inteligencia; del segundo hablará en el capítulo de la resiliencia.

Las fuentes políticas consultadas en la organización de la cumbre creen que de Madrid saldrá un compromiso de apoyo a los países del Sahel que son socios de la OTAN, entre ellos muy especialmente Mauritania.

La hora de la resiliencia

Desde septiembre de 2001 vienen tomando conciencia los países de la OTAN de que su acción no puede limitarse a constituir un muro de carros, buques y cohetes ante Rusia. La guerra tradicional, incluso su versión nuclear más moderna y supersónica, no se concibe ya por sí sola sin una artillería invisible: los ciberataques, la desinformación y las campañas híbridas en la llamada "zona gris", aquella en la que no se aprieta el gatillo pero se combate e inflige grave daño al enemigo. Apenas dispararon los "hombrecillos verdes" sin distintivos que tomaron Crimea para Rusia.

Según ha ido avanzando el secretario general de la OTAN; Jens Stoltenberg, el consejo de la Alianza Atlántica asentará en Madrid un compromiso decidido para alentar la industria europea de la Defensa, pero también para no perder un elemento clave de hegemonía: a lo largo de su historia, la OTAN ha mantenido siempre una ventaja tecnológica ante sus rivales, y que ahora podría perder ante China.

La resiliencia tecnológica y armamentística serán un tema de conversación que no podrá eludir referencias a las bautizadas como "tecnologías disruptivas". En los estados mayores de la OTAN ya hace tiempo que se piensa en ciberseguridad basada en computación cuántica, en sistemas autónomos de armas y en biotecnología, cumpliendo con el enfoque defensivo que detecta cualquier amenaza, con cualquier origen y por cualquier eje.

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