Polonia y Hungría son los dos principales exponentes de la llamada “democracia iliberal” dentro de la Unión Europea. El modelo autoritario, ultraconservador y ultranacionalista fue inaugurado por el primer ministro húngaro, Víktor Orbán, y Varsovia es el alumno adelantado de Budapest. Ambos países destacan desde hace años por su puesta en jaque a la separación de poderes, por la conversión de los medios comunicación públicos en medios de propaganda, por la aprobación de leyes que intentan acorralar a medios y periodistas críticos, la libertad de prensa y de información, y por discursos patrióticos que buscan tachar a las voces opositoras de agentes extranjeros.

En cuanto a los derechos de las minorías sexuales, ¿cuál es la situación en ambos países? Una mirada al Rainbow Europe Ranking no deja lugar a dudas: Polonia es con mucho el país peor situado en la lista de los países de la UE. De un total de 100 puntos porcentuales posibles, el país gobernado desde 2015 por el Partido de la Ley y la Justicia (PiS) no llega ni al 14% y cierra así la lista de los 27 estados. En la posición 20 está Hungría, que roza los 30 puntos. Entre Polonia y Hungría hay seis países que, a priori, parecerían tener mejores condiciones para las minorías sexuales: República Checa, ItaliaLituaniaEstoniaBulgaria Rumanía.

El Rainbow Europe Ranking analiza los países a partir de siete categorías: igualdad y no discriminación, familia, crímenes y discursos de odio, reconocimiento legal del género, integridad corporal intersexual, espacio social civil y asilo. La confección y coordinación del ranking responde a ILGA-Europe, una ONG paraguas que agrupa a más de 600 organizaciones de 54 países de Europa y Asia Central. La UE financia parcialmente la publicación. “Es el estudio de referencia en materia de derechos LGTBI en Europa, el instrumento de análisis comparativo más completo en la región”, dice a El Periódico de Catalunya Enrique Anarte, periodista especializado en derechos de minorías sexuales. “Se trata de un análisis objetivo sobre la legislación vigente”, añade.

"Zonas libres de LGBT"

Desde 2019, un centenar de municipalidades concentradas en el este y el sur de Polonia se autoproclamaron “zonas libres de ideología LGBT”. Son declaraciones simbólicas, pero que ilustran a la perfección la hostilidad oficialista contra las minorías sexuales. Durante la campaña para las últimas elecciones presidenciales polacas del 2020 – que volvió a ganar el PiS –, el presidente polaco, Andrej Duda, no dudó en azuzar el odio contra ese colectivo, al que calificó de “neobolchevismo”. La homofobia y la transfobia están así institucionalizadas en un país en el que Iglesia católica sigue teniendo un gran peso político y social.

Un vistazo al análisis de Rainbow Europe Ranking de la realidad legal de Polonia arroja un panorama desolador para las minorías sexuales: el país suspende en prácticamente todos los apartados del estudio, con excepción del reconocimiento legal del género, donde sí se ha legislado en, por ejemplo, la prohibición de la esterilización o castración de personas trans. Es una realidad que lesbianas, homosexuales y trans llevan años abandonando el país – o plateándoselo – ante la hostilidad dominante contra el colectivo.

Marco legal húngaro

En cuanto a Hungría, su marco legal está más avanzado que el polaco, a pesar de que el modelo autoritario instalado por Víktor Orbán sea más antiguo – su partido gobierno ininterrumpidamente desde 2010 – y de su evidente cercanía ideológica con el presidente ruso, Vladímir Putin, del que Budapest copia ciertas legislaciones contra, por ejemplo, la llamada “propaganda homosexual”. El Gobierno húngaro sí ha aprobado, por ejemplo, leyes contra los crímenes y discursos de odio contra minorías sexuales, y una reforma del código civil que reconoce derechos similares a los del matrimonio tradicional – entre hombre y mujer – para parejas del mismo sexo.

“La diferencia entre Polonia y Hungría es que la mayor parte de problemas que se están dando en el segundo país no se refleja en una pérdida de protección legal, sino en problemas a nivel socialeconómico y de independencia judicial. Y todo esto último no está reflejado en el ranking de Rainbow Europe. Por ello, esa clasificación no quiere decir que sea más fácil vivir como LGTBI en Hungría que en países que están por detrás en la lista, como República Checa, Italia o Lituania”, analiza Enrique Anarte, quien añade: “Mientras, en Polonia nunca hubo una mejoría de la protección legal de las minorías sexuales”.