Durante cuatro años Mike Pence fue firme y leal escudero de Donald Trump. Como candidato a vicepresidente de Estados Unidos y luego en el cargo, el cristiano conservador nunca rompió filas con el mandatario republicano. Calló, asintió y respaldó a Trump, incluso ante sus declaraciones y acciones más controvertidas. El 6 de enero de 2021, no obstante, Pence pasó a ser para Trump un “pelele”, un “maricón”.

Esos son los insultos que el presidente le lanzó a Pence directamente en una conversación telefónica aquella mañana. Todo porque el vicepresidente, como llevaba haciendo semanas y días, por “instinto” y por la asesoría legal que recibió de consejeros, insistió en no ceder a las presiones de Trump y sus aliados para acometer un plan claramente inconstitucional que pretendía que el vicepresidente, con un papel no certificara los resultados legítimos de las elecciones presidenciales que ganó Joe Biden.

Esas conocidas presiones a Pence, la resistencia del vicepresidente de ceder ante ellas, cómo Trump se volvió entonces públicamente hacia él y calló cuando la masa violenta que asaltó el Capitolio puso a Pence en una diana central de sus amenazas, han sido protagonistas este jueves en la tercera vista pública del comité que investiga aquella insurrección. Pero posiblemente lo más determinante de la audiencia, sin duda la más árida hasta la fecha para los ciudadanos que están siguiendo las retransmisiones al abordar complejos argumentos legales y constitucionales, ha sido la exposición pública de la trama que diseñó el abogado John Eastman y Trump quiso que aplicara Pence.

“Un golpe en busca de teoría legal”

Un juez federal ya dictaminó en marzo, en un caso sin consecuencias legales específicas para el letrado y el presidente, que ambos “probablemente” cometieron delitos con esa trama. Aquel magistrado habló de “un golpe en busca de una teoría legal”, como se ha recordado este jueves en el Congreso, donde se ha repasado con detalle aquella estrategia.

Eastman planteó dos posibilidades para Pence, que como vicepresidente era también presidente del Senado y debía presidir la sesión en la que se certificaban los votos electorales el 6 de enero. Una era que directamente rechazara esos votos electorales. La otra, que suspendiera el procedimiento y declarara un receso de diez días, dando tiempo a varios estados disputados a reexaminar los resultados electorales.

El problema es que las dos opciones son inconstitucionales. El problema es también que incluso Eastman lo sabía y lo reconocía, como ha declarado este jueves en persona Greg Jacob, que era el principal abogado de Pence en la Casa Blanca. Y el problema es que pese a ello Eastman y Trump siguieron presionando a Pence para que hiciera alguna de las dos cosas, tras reuniones el día 4 y el día 5 y la conversación entre presidente y vicepresidente el día 6 en la que Trump lanzó directamente sus insultos a Pence.

Violencia en las calles

En la vista también se han expuesto conversaciones que demuestran que Trump y su equipo eran conscientes de que su presión pública a Pence, sabiendo que el plan era ilegal y que el vicepresidente se negaría a implementarlo, podrían acarrear violencia. Jacob, el abogado de Pence, ha recordado que le dijo a Eastman que si acometían su trama las elecciones “bien podrán tener que ser decididas en las calles”. Y se han visto también grabaciones del testimonio de Eric Herschman, uno de los abogados de la Casa Blanca, contando cómo recriminó a Eastman que con sus acciones iba “a causar revueltas en las calles”, a lo que el abogado contestó asegurando que “ha habido violencia en la historia de nuestro país”.

En otro clip también se ha visto a Herschman contando que le recomendó a Eastman que se buscara un abogado penal diciéndole: “Lo vas a necesitar”. No se sabe si lo hizo el letrado, que en sus entrevistas con los investigadores del comité 146 veces invocó la quinta enmienda que protege contra incriminarse a uno mismo, pero este jueves sí se ha revelado que preguntó a Rudy Giuliani sobre la posibilidad de obtener un perdón presidencial.

“El mismo borrador para 2024”

En la vista de este jueves ha testificado también el juez conservador Michael Luttig, que fue asesor de Pence y ha dicho que “si el vicepresidente hubiera obedecido al presidente, EEUU se habría hundido inmediatamente en lo que habría sido equivalente a una revolución dentro de una paralizante crisis constitucional”.

Luttig también ha acusado a Trump de haber “instigado” una guerra contra la democracia y ha denunciado que su “falsa y temeraria insistencia de que ganó las elecciones presidenciales de 2020 ha echado a perder la confianza de los estadounidenses en sus elecciones nacionales”. “Incluso más alarmante es que el expresidente promete que su “reelección” no le será “robada” la próxima vez y sus aliados del Partido Republicano y seguidores prometen lo mismo con deferencia”, ha dicho también Luttig, que ha cerrado la sesión de este jueves con una advertencia: “el expresidente y sus aliados están ejecutando el mismo borrador para 2024 abiertamente y a plena vista del pueblo americano”.