Al grito de ¡hurra! salía este 17 de mayo un nuevo lote de tanques T-90M Breakthrough (Descubrimiento) de la fábrica de la empresa pública rusa Uralvagonzavod, situada en la ciudad de Nizhny Tagil.

En una ceremonia divulgada por la agencia oficial de noticias rusa TASS, se destacó que se colocaron en los tanques "dibujos y cartas de los hijos de los constructores de los vehículos, e iconos ortodoxos, como muestra de respeto y apoyo a los militares" que los van a utilizar.

Un mes antes, Moscú había anunciado a bombo y platillo que enviaba decenas de estas moles veloces y con blindaje reforzado al campo de batalla del este de Ucrania, donde se libra una cruenta batalla de tanques. El T-90M "Breakthrough" es el orgullo del Ejército de Tierra ruso. Presuntamente impenetrable, el primero ya ha sido destruido por las fuerzas ucranianas.

Imagen de un tanque ruso T-90M destruido en Járkov. EPE

"Se trata del tanque más moderno en producción del ejército ruso y está siendo desplegado en Ucrania. Tiene un blindaje más avanzado, sistemas de guerra electrónica, mejores sistemas ópticos y un sistema de control del disparo mejorado, preciso y mortal", explica a este diario Mick Ryan, estratega militar y teniente general retirado del ejército australiano. "Dicho esto, el diseño original, el T-90, es de hace más de una década, e incluso los sistemas de blindaje más avanzados son vulnerables a los misiles anticarro portátiles como los Javelin estadounidenses".

El T-90M Breakthrough (Proryv en ruso), la versión recién enviada a Ucraniacuenta con un blindaje "explosivo" que reacciona tras el impacto de un arma para reducir el daño provocado al vehículo que está protegiendo.

Es relativamente barato, comparado con sus equivalentes occidentales, algo más de dos millones de euros. Es rápido (alcanza los más de 60 kilómetros por hora) y ligero (46 toneladas).

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Una de sus peculiaridades es que permite atravesar masas de agua, porque tiene un periscopio, un cierre hermético y un sistema de respiración anfibia. Casi como un submarino para cruzar ríos poco profundos.

Su capacidad ofensiva es alta. Puede disparar misiles guiados a una distancia de hasta cinco kilómetros en plena marcha, y ello tanto de día como de noche. El cañón es retráctil y de 125 milímetros.

Uno de sus puntos débiles está en el almacenaje de los misiles. "Tiene fallos de diseño como sus predecesores. La munición está guardada debajo de los soldados, en lugar de detrás, como en los tanques occidentales", añade el experto.

Esto supone una vulnerabilidad para el comandante, artillero y conductor que van dentro de esta máquina de guerra.

"El número de estos tanques desplegados en Ucrania es muy probablemente pequeño y modesto, aunque la 'niebla de la guerra' y el secretismo ruso no permite saberlo con certeza", asegura Kalev Stoicescu, experto en Rusia del ICDS. "Y no les ha servido para defender Járkov ni para avanzar en el Donbás".

El problema que están teniendo los rusos con el uso de este tanque y otros similares es que "deben de ser usados en coordinación con la infantería, la artillería y los ingenieros, para que las fortalezas de unos reduzcan las debilidades de los otros, como se hace en las Fuerzas Armadas Occidentales. Pero eso no lo hemos estado viendo en esta guerra", argumenta por su parte Ryan.

Algunas de las unidades del tanque se han podido ver en los alrededores de Járkov antes de la expulsión hacia la frontera del ejército ruso por los contraataques del ucraniano. Destacan por su camuflaje "Nakidka", un ingenio ruso que sirve para evitar ser detectado al disminuir la emisión infrarroja, térmica y de radar.

Otra de las características que distinguen al T-90MS es su torreta. Tiene una ametralladora que se puede dirigir por control remoto, y un visor panorámico que permite al comandante dirigir las operaciones gracias a una cámara térmica y de televisión y un telémetro láser para medir las distancias antes.

Probado en Siria y Armenia

El T-90MS es la tercera generación de los tanques del modelo T-90, que empezaron a producirse en Rusia tras la caída de la Unión Soviética. Rusia los había probado ya en Siria, como buena parte de su arsenal más moderno. Moscú entregó un número sin determinar de estas armas al ejército del dictador Bashar al-Assad para luchar contra la insurgencia civil y el ejército de Estado Islámico.

El tanque ha sido probado también en el campo de batalla por el ejército de Azerbaiyán en su ofensiva de 2020 para recuperar la zona del Alto Karabaj que se disputa con Armenia.

Aunque no hay cifras oficiales, se estima que hay alrededor de 1.000 unidades de este modelo de tanque en las Fuerzas Armadas rusas, y el triple alrededor del mundo, exportadas a otros países.