Al menos diez personas han muerto en Malasia a raíz de la fuga masiva iniciada esta madrugada en un centro de detención de inmigrantes en el este del país, informan este miércoles medios locales. A las 04.30 (20.30 GMT del martes) comenzó una protesta de centenares de reclusos de la minoría rohinyá en el centro de inmigración de Relau, en el occidental estado de Kedah, que derivó en un motín y la fuga de 528 personas, apuntan en un comunicado el Departamento de Inmigración. Según las autoridades, 362 de los fugados han sido capturados, mientras el resto continúa en busca y captura.

El departamento malasio no informa en su comunicado sobre posibles víctimas mortales, mientras el diario The Star cita a fuentes internas para confirmar la muerte de diez fugados cuando aparentemente fueron atropellados mientras trataban de cruzar una carretera durante la caótica salida del centro de inmigración.

La relativamente próspera Malasia es, desde hace años, uno de los destinos preferentes de los rohinyás, una minoría étnica apátrida procedente de Birmania, cuyas autoridades no los reconocen y les someten a todo tipo de discriminaciones. En agosto de 2017, el ejército birmano lanzó una campaña militar contra la población rohinyá en el norte de Arakan (este de Birmania), por la que el Gobierno birmano se enfrenta a una acusación de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Este operativo castrense conllevó a la huida a la vecina Bangladés de más de 725.000 rohinyás, que se suman a otros miles huidos los años anteriores, y que viven en condiciones precarias en la red de campamento de refugiados más grande del mundo.

En 2015 se vivió una crisis de refugiados en la región, cuando miles de rohinyás quedaron a la deriva en barcos durante semanas después de que las autoridades de Tailandia y Malasia desmantelaran las redes de tráfico de personas que los transportaban a dichos países desde Birmania. EFE