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Carrera hacia el Elíseo

Macron contra Le Pen: empieza el duelo de la segunda vuelta

El presidente francés y la candidata ultraderechista buscan seducir a los votantes de los otros candidatos derrotados el domingo | La abstención y el papel de los electores de izquierdas serán dos de los factores claves el 24 de abril

Emmanuel Macron.

Sin tiempo de descanso tras la noche electoral, el presidente Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen empezaron este lunes su duelo con la mirada puesta en la segunda vuelta del 24 de abril. El dirigente centrista parte con ventaja tras haber quedado primero en la primera vuelta con el 27,84% de los votos, por delante de la dirigente de la Reagrupación Nacional (RN), con el 23,15%, según los resultados definitivos anunciados este lunes al mediodía. Una victoria cómoda, pero engañosa. 

Sé que mucha gente votará por mí o que se abstendrá para frenar al Frente Nacional (el nombre hasta 2018 del partido de Le Pen). Esto no significa que apoyarán mi proyecto, pero quiero intentar convencerles de que lo hagan por mí y que completen mi proyecto”, aseguró Macron este lunes por la tarde durante un desplazamiento en Denain, en el norte de Francia. Precisó que “la ecología” era uno de los aspectos en que podía mejorar su programa. 

Su reelección dependerá de la capacidad de movilizar al electorado de los diez candidatos que no se clasificaron para la segunda vuelta. Una tarea que no resultará del todo fácil ante la banalización de la imagen de Le Pen. Una parte de la opinión pública francesa considera que da menos miedo que en 2017, y mucho menos que su padre Jean-Marie Le Pen en 2002.

Una reserva de votos limitada

Aunque el dirigente centrista cuenta con una mayor ventaja respecto a su rival que en 2017, esta vez dispone de una menor reserva de votos. Una de las claves de la victoria de Macron hace cinco años consistió en el perfeccionamiento de su “gran coalición”, entre centroizquierda y centroderecha. No solo logró a lo larga de la campaña de la primera vuelta el apoyo de exministros de François Hollande y de Nicolas Sarkozy, sino que también vació de votos a las aspirantes de los dos partidos que compusieron durante décadas la alternancia política en Francia: el Partido Socialista y Los Republicanos

La socialista Anne Hidalgo (1,75%) y la conservadora Valérie Pécresse (4,78%) sumaron apenas el 6,5% entre ambas. Una debacle que cogió con el pie cambiado sobre todo a los conservadores. Pécresse reconoció que se había endeudado personalmente con 5 millones de euros, un gasto que no recuperará por parte del Estado al no haber superado el umbral del 5% de los sufragios. Por este motivo, hizo un llamamiento a recibir donaciones por parte de sus simpatizantes para pagar su deuda.

El candidato comunista y el de los verdes también pidieron el voto para Macron. Todos ellos representan apenas el 12% de los sufragios, un porcentaje no muy superior al de los apoyos de los aspirantes ultras Éric Zemmour (7%) y Nicolas Dupond-Aignan (2%), que parecen destinados para Le Pen.

¡Ningún voto para la señora Le Pen!”, clamó en repetidas ocasiones el insumiso Jean-Luc Mélenchon el domingo por la noche, tras quedarse a unos escasos 400.000 votos de lograr el sorpasso ante la candidata ultra. Tras haber sido acusado de demasiada ambigüedad hace cinco años en su discurso tras la primera vuelta, esta vez el dirigente ecosocialista se mostró mucho más contundente sobre la necesidad de no escuchar el canto de las sirenas del lepenismo. Las consignas de voto, sin embargo, no tienen un efecto automático. Según un sondeo de Ipsos, publicado este lunes, el 36% de los votantes de Mélenchon se decantan por la abstención, el 34% apostará por Macron y el 30%, por Le Pen.

El debate del 20 de abril

“Digo a los votantes de Mélenchon que sean verdaderos insumisos y que no vayan a salvar la cabeza de Emmanuel Macron, les propongo que no firmen a favor de la jubilación a los 65 años o por la destrucción de los servicios públicos”, declaró este lunes el portavoz de la RN, Sébastien Chenu, en un intento descarado de seducir a este codiciado electorado. Más que en un improbable traspaso de votos insumisos hacia Le Pen —en 2017 fue de menos del 15%, tras muchas especulaciones—, la clave de la segunda vuelta puede estar en la abstención.

Otro obstáculo para Macron será la inteligente campaña de Le Pen, que lo ha apostado todo por moderar su imagen y abandona la crispación. Incluso este lunes se opuso a hacer mítines conjuntos con Zemmour. La RN apuesta por la (falsa) transversalidad de Le Pen y por convertir la segunda vuelta en un referéndum contra el dirigente centrista. Aunque el presidente francés dispone de una popularidad superior a la de sus predecesores, como Sarkozy u Hollande, su figura genera más bien rechazo entre las clases más modestas de la sociedad. 

Macron parte como favorito, pero aún no puede cantar victoria. Probablemente, uno de los momentos decisivos de la campaña tendrá lugar en el cara a cara televisivo entre ambos el 20 de abril. Tras la clara victoria del dirigente centrista en este mismo debate en 2017, la aspirante ultra, más experimentada que entonces, buscará tomarse la revancha. El dirigente centrista dispondrá de un margen de error limitado. Los sondeos le pronostican una victoria más bien ajustada, con el 56% de los sufragios ante el 44% de Le Pen.

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