Más de 230 años después de su establecimiento, el Tribunal Supremo de Estados Unidos contará por primera vez con una jueza negra. Ketanji Brown Jackson, magistrada nominada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para dar el relevo a Stephen Breyer cuando este se jubile en verano, ha sido confirmada este jueves por el Senado para ese puesto vitalicio. Tres republicanos (Susan Collins, Lisa Murkowski y Mitt Romney) se han sumado a los 50 senadores demócratas para ratificar a Brown Jackson en una votación que ha presidido Kamala Harris, la primera vicepresidenta negra del país.

La confirmación con ese 53-47 de la jueza progresista de 51 años no cambia la composición ideológica fundamental que da actualmente una solida y determinante mayoría conservadora 6-3 al Supremo., Su peso simbólico e histórico, no obstante, es extraordinario y rompe uno de los más altos y significativos techos de cristal que quedaban en el gobierno estadounidense.

En la más alta instancia del poder judicial, solo siete personas antes que Brown Jackson no han sido hombres blancos, incluyendo dos de los actuales magistrados: el jues negro Clarence Thomas y la jueza Sonia Sotomayor, hispana y primera representante femenina en el Alto Tirbunal de una minoría racial.

Un proceso bochornoso

La confirmación de Brown Jackson ha llegado tras seis semanas de un intenso proceso en el Senado, donde los republicanos han llevado a cabo una brutal campaña de desprestigio contra la jueza. Han tratado de identificarla como una “jueza activista”, “extremista” y “radical de izquierdas” y han cuestionado también su historial, intentando retratarla como demasiado suave con los criminales, especialmente los que habían cometido delitos sexuales, o cuestionarla por su defensa, como abogada de oficio, de terroristas.

Varios senadores republicanos también trataron de acorralar a Brown Jackson en las guerras culturales que han tomado un lugar central en la vida política, social y judicial en EEUU. Y las sesiones de confirmación dejaron momentos bochornosos en los que se le pidió que definiera, por ejemplo, qué es ser mujer o que se posicionara sobre asuntos raciales.

Brown Jackson aguantó estoicamente en esas jornadas y se emocionó visiblemente cuando Cory Booker, el demócrata que es el único senador negro que participó en esas sesiones, aplaudió no solo su temple sino su histórico camino hasta la nominación. Brown Jackson es hija de profesores de escuela pública. Se graduó en Harvard. Sirvió y fue vicepresidenta de la Comisión de Sentencias y llegó a la judicatura federal nominada por Barack Obama. Como Thurgood Marshall, el icónico abogado de derechos civiles que fue el primer juez negro del Supremo, tiene experiencia como abogada penal y es la primera persona en el Alto Tribunal que ha ejercido antes como abogada de oficio.

Celebración de Biden

Este jueves Brown Jackson ha seguido la votación desde la Casa Blanca junto a Biden, que la ha abrazado tras la confirmación y luego ha compartido una foto y un mensaje en redes sociales.

“Hemos dado otro paso hacia conseguir que nuestro más alto tribunal refleje la diversidad de América”, ha escrito Biden, que este viernes tiene previsto comparecer también en la Casa Blanca con Brown Jackson.