Birmania cumple el próximo martes un año bajo el yugo del régimen militar que tomó el poder el 1 de febrero de 2021 y acabó con el Gobierno democrático de Aung San Suu Kyi con la excusa de un supuesto fraude electoral.

El golpe de Estado fue contestado desde los primeros días por un movimiento masivo de oposición por parte de la ciudadanía. Los militares lo han reprimido con una dureza extrema y han sumido al país en una espiral de violencia, además de hundir su economía y asilarse de la comunidad internacional.

A continuación, una cronología de los momentos clave que han marcado durante su primer año la dictadura de la junta militar:

Un golpe de Estado al alba

Con los primeros rayos de sol del 1 de febrero, los militares salieron de los barracones y tomaron el control de Naipyidó tras arrestar a los principales líderes políticos electos en los comicios de noviembre de 2020.

La depuesta líder de facto del gobierno birmano, Aung San Suu Kyi, y el derrocado presidente, Win Myint, junto al resto de diputados se encontraba en la capital, donde iban a jurar esa mañana el cargo para los próximos cuatro años.

Huelga de sanitarios

Tras las primeras 48 horas de tensa calma, el 3 de febrero los trabajadores del sector sanitario iniciaron una huelga indefinida y se negaron a colaborar con la recién formada junta militar.

Esta protesta pacífica fue en aumento con el paso de los días y desembocó en el Movimiento de Desobediencia Civil, que ha conseguido parar el funcionamiento de parte de la Administración.

Manifestaciones masivas

El 6 de febrero, más de 20.000 personas se congregaron en el casco histórico de Rangún, antigua capital y ciudad birmana más poblada, para expresar su rechazo al mando castrense y exigir la liberación de Suu Kyi y el resto de líderes civiles.

Ciudadanos piden la liberación de Aung San Suu Kyi. REUTERS

El sentimiento opositor corrió como la pólvora a lo largo de la nación y en cuestión de días prácticamente todo el país registraba masivas marchas contra los militares, que pronto comenzaron a utilizar la violencia para aplacar a la muchedumbre.

Primera víctima mortal

Mya Thwe Thwe Khine, de 20 años, falleció el 19 de febrero y se convirtió en la primera víctima mortal de la represión de la junta militar.

La joven birmana falleció en un hospital de Naipyidó después de pasar diez días en estado crítico tras recibir el 9 de febrero un disparo en la cabeza mientras participaba en una protesta contra la dictadura militar.

Un año después del golpe, la cifra de víctimas mortales a raíz de la represión de las autoridades se sitúa alrededor de los 1.500 muertos, conforme a los datos de la oenegé birmana Asociación para la Asistencia de Presos Políticos

La matanza en Bago

Al menos 82 personas perdieron la vida el 9 de abril cuando las fuerzas de seguridad atacaron un campamento de manifestantes en la ciudad de Bago, situada a 60 kilómetros al este de Rangún.

Soldados y policías usaron armas de gran calibre y explosivos contra los manifestantes, durante esta masacre que se encuentra entre los días más sangrientos desde el golpe de Estado.

Gobierno en la sombra

El 16 de abril, políticos derrocados y activistas pro democráticos anunciaron la formación del autodenominado Gobierno de Unidad Nacional (NUG), leal a Suu Kyi, con el que plantar cara a la junta militar.

EL NUG, que opera de manera clandestina para evitar la represión de la junta, se define como el representante legítimo del pueblo birmano, un reconocimiento que de momento le ha sido esquivo por parte de otras naciones e instituciones internacionales.

El gobierno en la sombra anunció el 5 de mayo la creación de su brazo armado, la Fuerza de Defensa del Pueblo, con el objetivo de lanzar una revolución armada contra la junta militar, quienes los cataloga como "terroristas".

Suu Kyi, en el banquillo

Tras más de tres meses desaparecida y arrestada por los militares, Suu Kyi compareció el 24 de mayo ante un tribunal de justicia donde fue acusada formalmente de varios delitos.

La televisión pública, controlada por los militares, emitió unas imágenes de Suu Kyi en el banquillo de los acusados durante su comparecencia, en su primera aparición pública desde el golpe.

Declaración de guerra

El 7 de septiembre, después de esporádicas refriegas con las Fuerzas Armadas, el NUG declaró una "guerra defensiva" contra la junta militar e incitó a la rebelión popular.

El brazo armado del NUG cuenta con unos 8.000 soldados, muchos de ellos civiles que optaron tomar las armas ante el poco avance de las acciones pacíficas, y colabora en algunas regiones con los grupos rebeldes étnicos.

Un niño juega junto a un vehículo militar en Rangún. EP

Aislamiento internacional

En un gesto sin precedentes, el 16 de octubre la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), de la que forma parte Birmania y otros nueve países, decidió excluir al líder golpista, Min Aung Hlaing, de su reunión anual de mandatarios del bloque, que tuvo lugar el 26 de octubre.

La medida fue argumentada por la división interna del bloque y a raíz de los pocos avances encaminados hacia una solución pacífica de la crisis birmana adoptados por la junta militar, que se comprometió en abril, entre otros puntos, a "cesar la violencia" contra civiles y entablar "un diálogo constructivo con todas las partes".

Birmania, gobernada entre 1962 y 2011 por una sucesión de dictaduras militares, regresaba así al aislamiento internacional del que fue objeto durante casi medio siglo, además de acumular sanciones selectivas contra los mandos militares y sus intereses económicos por parte de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.

Suu Kyi, condenada

El 6 de diciembre, un tribunal birmano sentenció a cuatro años de prisión a Suu Kyi por incitación contra los militares y por vulnerar la normas contra la pandemia, aunque la pena fue rebajada ese mismo día a dos años de cárcel gracias a un perdón de la junta golpista.

La premio nobel de la paz, de 76 años, y que en enero sumaría otras dos condenas y 4 años de prisión, se enfrenta a varios oscuros procesos a puerta cerrada en los que se le acusa también de violar la ley de secretos oficiales y varios delitos de corrupción, cargos penados con un máximo de 14 años y 15, respectivamente.

Masacre contra civiles en Nochebuena

Al menos 35 personas, entre ellas cuatro menores y dos trabajadores humanitarios, fueron asesinados el 24 de diciembre en un ataque de las fuerzas de seguridad en el estado occidental Kayah (Karenni) contra una caravana de vehículos.

Los cadáveres se encontraron completamente calcinados, mientras a algunos de ellos tenían las manos atadas en la espalda y la boca cerrada con cinta adhesiva, según denunció un cuerpo de seguridad opositor a los militares.