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Huang Wei 'Viya', la destronada reina de la venta 'online' china

La mayor ‘influencer’ china, capaz de vender lo imposible, apaga pantallas tras la millonaria (y ejemplarizante) multa recibida por fraude fiscal

Viya, la mayor 'influencer' china y la reina de la venta 'online'.

La venta 'online' en China busca reina después de que el fisco ha destronado a Viya, los 1.340 millones de yuanes (186 millones de euros) de multa por fraude fiscal se antojan insalvables incluso para la que hasta ahora convertía en oro todo lo que tocaba. Matar al pollo para asustar a los monos, recomienda un dicho local, y no había mejor candidata para escarmentar que Viya para poder, así, ordenar una industria tan hipertrofiada como caótica. La grieta legal era conocida: colar los ingresos individuales (gravados con un 45%) como empresariales, cuyas tasas empiezan en el 5 %. Por esta razón habían caído ya un par de 'influencers' menores y los gobiernos locales chinos prometían mano dura, pero el mensaje no ha calado hasta que le ha tocado a Viya. Ahora el gremio desfila hacia las oficinas de Hacienda para ponerse al día. 

En las preventas del Día de los Solteros terminó sus 14 horas de retransmisión en directo con más de mil millones de euros en ventas

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Huang Wei, su nombre real, se apuntó su enésimo récord hace apenas dos meses. En las preventas del Día de los Solteros –la orgía anual consumista en un país nominalmente comunista– terminó sus 14 horas de retransmisión en directo con más de mil millones de euros en ventas. Pero hasta conseguir este último hito, la 'influencer' recorrió un largo y pedregoso camino desde su nacimiento (hace 36 años) en la anodina y rural provincia de Anhui. A los 16 años se trasladó a Pekín y se empleó en un mercado mayorista que cerró con la epidemia de SARS. Fueron días complicados, de apartamentos sin baño y autobuses sin aire acondicionado porque ahorraba yuan a yuan.

Todo un imperio

Después de fracasar como cantante, abrió una tienda de ropa con su marido en Xian y vivió su epifanía: un cliente se marchó tras probarse varias prendas para luego comprarlas vía internet por Taobao, la plataforma que conecta a particulares y ha creado millones de pequeños empresarios en China. El futuro, pues, estaba en el comercio on line. Así que cerró la tienda, se desplazó a Guangzhou y perseveró hasta que fue reclutada como una de las chicas Taobao. Un cazatalentos intuyó en aquella joven sin belleza remarcable y voz áspera, pero con el desparpajo adquirido en un mercado pekinés, a una vendedora masiva en potencia. El resto es historia.

La mismísima Kim Kardashian le pidió ayuda para comercializar su perfume y en una sola sesión logró colocar 15.000 frascos

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Viya colocaba cantidades industriales de lo que le echaran: comida, cremas embellecedoras, electrodomésticos, coches... En 2019 igualó su volumen de ventas de 2018 en apenas unos días y en 2020 hizo lo propio en horas. El año pasado, además, superó las 300 retransmisiones con un horario que descartaba el tedio: revisaba la mercancía tras el almuerzo, se ponía frente a las cámaras desde las ocho de la tarde hasta medianoche para acabar repasando los errores con su equipo de madrugada. Era tanta su capacidad para vender, que la mismísima Kim Kardashian, epítome de la 'influencer' occidental, acudió a ella porque solo los chinos ignoraban su perfume, y en un directo conjunto consiguió vender 15.000 frascos del producto. No es de extrañar que con estos números acabara convertida en un imperio con 200 empleados y más de 120 millones de seguidores.

Sin cárcel

Ahora todo se ha desvanecido. Su equipo ha sido enviado a casa y la sanción ha convertido en invisible a la que era ubicua tras desaparecer sus cuentas en Alibaba, Weibo, Douyin y otras redes sociales. Mientras, Viya ha seguido el libreto admitiendo la culpa y prometiendo enmendarse. Si paga la multa, la falta de antecedentes la librará de la cárcel.  

En un país con un fraude fiscal elefantiásico y dolorosas brechas sociales, la de ahora no es la primera campaña contra la evasión de impuestos que sacude a las estrellas chinas. Antes del comercio electrónico le tocó el turno al mundo del cine. Ahí está la multa ejemplarizante a la actriz Fan Bingbing que finiquitó los contratos ficticios del sector.  

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