Al igual que ha ocurrido a lo largo de la Historia en muchas dictaduras, la transmisión familiar del poder era la vía elegida por Gadafi y los suyos para perpetuarse en él. La guerra supuso la derrota militar del régimen y también de los hijos del líder libio, que al igual que, por ejemplo, los de Sadam Hussein en Irak, gozaron de amplias prebendas para satisfacer sus ambiciones personales y políticas.

Gadafi tuvo diez hijos. De todos ellos, el más conocido es Saif Al Islam (1972), el segundo en la línea familiar. Pese a no tener puesto oficial en el gobierno, llevó a cabo tareas diplomáticas para mejorar en el extranjero la imagen del país, dañada por las acusaciones de patrocinio del terrorismo en los años 80. Su formación en la London School of Economics y la necesidad de Occidente de consolidar unas mínimas relaciones con Libia le abrieron la puerta de las cancillerías europeas en la década de las 2000.

Tres de los hijos de Gadafi -Mutassim, Saif Al-Arab y Khamis, murieron en la guerra de Libia en 2011

Tras la muerte de su padre, fue capturado semanas después y permaneció en una prisión libia hasta junio de 2017, cuando fue amnistiado por el gobierno de Jalifa Hafter. En una reciente entrevista con ‘The New York Times’, ha defendido el legado de su padre y ha sugerido que se presentará a las próximas elecciones.

Al Islam ha compartido muchos titulares con su hermano Saadi (1973), cuya trayectoria ha sido mucho más extravagante. Su carácter díscolo le alejó de cualquier función política, pero su padre supo emplearle para difundir la imagen de Libia a través de un mecanismo tan influyente como el fútbol. Su carrera en el terreno de juego abarca de 2000 a 2007, tiempo en el que fue capitán de la selección libia y presidente de la Federación.

En 2003, los fuertes vínculos comerciales que Libia mantenía con Italia le allanaron el camino para firmar un contrato con el Perugia. Contrató a Diego Armando Maradona y Ben Johnson como asesores, pero apenas disputó un encuentro con el club italiano. Dio positivo por nandrolona. En 2005, fichó por el Udinese, con el que únicamente jugó un partido, y un año después se unió a la Sampdoria, aunque con menos suerte, ya que nunca llegó a jugar. Huyó a Níger tras la caída del régimen de su padre, pero fue capturado en 2014 y desde entonces ha estado en prisión. El pasado mes fue liberado.

Tres de los hijos de Gadafi -Mutassim, Saif Al-Arab y Khamis- murieron en la contienda. El primero de ellos formaba parte de su guardia personal y falleció el mismo día que su padre. Muhamad, el más mayor de sus hijos, vive en Omán como asilado político, y Hannibal, el quinto, está en una cárcel de Líbano, acusado de la desaparición de un clérigo local.