El Partido Laborista británico celebra congreso anual con su líder, Keir Starmer, tratando de dar a la formación un giro hacia el centro y reconquistar al mismo tiempo a los electores tradicionales del llamado cinturón rojo, captados por el populismo de Boris Johnson. La conferencia que tiene lugar en la localidad de Brighton es el primera cara cara para Starmer, que asumió la dirección en abril del 2020, en plena pandemia. Al tomar posesión, el que fuera abogado especializado en derechos humanos prometió luchar por la unidad del laborismo, eternamente fracturado por las disputas internas.

La dimisión forzosa de su antecesor, Jeremy Corbyn, tras sufrir la peor derrota electoral de los últimos 80 años, ha frenado el avance de la extrema izquierda que hacía al laborismo inelegible. Starmer, sin embargo, aún no ha logrado imponer su autoridad. A pesar de ello, pretende aprovechar el desgaste rampante del Gobierno conservador para presentarse a los británicos como una auténtica alternativa de poder.

Johnson y Starmer están igualados en el último sondeo publicado este lunes por Ipsos MORI. Es la primera vez en 13 años que un líder laborista no se sitúa por detrás de los conservadores. Un 38% de los consultados respalda a cada uno de ellos como el más capacitado para el cargo del primer ministro. En cuanto a la intención de voto, los conservadores siguen a la cabeza 39% (-2), con el Partido Laborista ganando posiciones 36% (+6), seguidos por los Liberal Demócratas 9% (-4) y Los Verdes 6% (-2).

"Proempleo" y "proempresas"

La economía es el territorio ante el que siempre los 'tories' aventajan a la oposición. Los laboristas deben imperativamente vencer la desconfianza de votantes y empresas para ganar las elecciones. En la sesión del lunes, al presentar el programa económico, la responsable de Finanzas, Rachel Reeves, proclamó que el laborismo se ha convertido en "el partido de la estabilidad a largo plazo, para asegurar las finanzas públicas y el crecimiento económico". Con la clara intención de desprenderse de la herencia del corbynismo, Reeves, que ha trabajado como economista para el Banco de Inglaterra, prometió un plan de mejoras fiscales para las compañías con el objetivo de promover la inversión y políticas "proempleo y proempresas". Propuso aumentar del 2% al 12% el impuesto de servicios digitales de las grandes tecnológicas. El nuevo programa económico también incluye la dotación de 28.000 millones de libras anuales (32.000 millones de euros) para impulsar las actividades "verdes".

El discurso recibió una buena acogida de la Confederación de la Industria Británica (CBI), que reúne a la gran patronal y en ocasiones anteriores había rechazado tajantemente los planes de Corbyn. Uno de sus afines ideológicos, Andy McDonald, presentó la renuncia como responsable de empleo, al calificar su situación de "insostenible" por una disputa con Starmer sobre el salario mínimo. A diferencia de Corbyn, ni Reeves ni Starmer defienden a priori nacionalizaciones.