La Unión Europea ha exhibido este miércoles en el Parlamento de Estrasburgo su voluntad de pasar página a la crisis sanitaria, económica y social causada por una pandemia que parece tener ya finalmente por bajo control. Lo han escenificado los eurodiputados, que por primera vez en año y medio han vuelto a llenar el hemiciclo de la capital alsaciana para asistir al discurso del estado de la Unión de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y lo ha dejado clara la dirigente, quien en un discurso de 65 minutos ha sacado pecho de los éxitos logrados en la lucha contra el covid. “Lo hemos hecho juntos, la Comisión, el Parlamento, los 27 estados miembros. Como una Europa. Y podemos estar orgullosos”, ha dicho.

El discurso sobre el estado de la Unión es la cita anual marcada en rojo en el calendario europeo porque en ella se desvela la hoja de ruta para el nuevo curso político. Para Von der Leyen, en el ecuador de su mandato, es su segundo discurso y aunque todavía en plena pandemia, se produce en un contexto muy diferente del año pasado, cuando tuvo que hablar en Bruselas, ante una Cámara semivacía. La contribución de los jóvenes a la construcción europea, la lucha contra el cambio climático y la necesidad de una autonomía digital y de Defensa son algunos de los puntos que ha abordado la dirigente en un discurso de poco más de una hora de la que la pandemia ha ocupado solo la primera parte.

En septiembre por estas fechas, la vacunas ni existía todavía y hoy el 72% de la población europea ha recibido ya la pauta completa, los estados discutían todavía sobre las ayudas para afrontar la crisis económica derivada de la pandemia y hoy han empezado recibir ya los primeros s fondos del mayor plan de estímulo de la historia: 750.000 millones de euros. Desde el 1 de julio, los ciudadanos europeos pueden moverse libremente por los estados de la Unión gracias al certificado covid, un hito tecnológico también sin precedentes.

Aplomo y euforia contenida

Con estos logros impensables hace solo un año la primera mujer en presidir la Comisión Europea se ha presentado a su segundo examen ante los eurodiputados. Y no ha dudado en sacar pecho de todos ellos. Lo ha hecho con aplomo y la euforia contenida propia del temple alemán, equiparable al estoicismo con el que durante meses soportó las críticas y por la lenta y errática dispuesta de la UE en los inicios de la crisis y por los primeros retrasos en la llegada de las vacunas a los estados europeos tras haber apostado por la compra conjunta para los Veintisiete.

“Hemos seguido a ciencia. Hemos cumplido ante Europa y ante el mundo. Lo hemos hecho bien, porque lo hemos hecho a la europea y ha funcionado”, ha afirmado la presidenta de la Comisión, que ha advertido sin embargo de las graves desigualdades en la vacunación y ha anunciado el envío de 250 millones de dosis a los países africanos el próximo año.

La dirigente, que durante su discurso el año pasado, insistió en la necesidad de poner en marcha una unión europea de la salud, ha anunciado ya el primer presupuesto para la nueva autoridad sanitaria europea, la HERA, que será operativa a partir de enero con un presupuesto de 50.000 millones de euros hasta 2027. "Debemos de estar seguros nunca más un virus convierta una epidemia local en una pandemia global", ha manifestado

La importancia de los jóvenes en la construcción de Europa ha sido otros de los asuntos a los que Von der Leyen ha dedicado buena parte de su intervención. La dirigente ha alabado la contribución y el empuje de los los jóvenes en los cambios que se producen en Europa y ha anunciado el programa ALMA, el equivalente a un ERASMUS en el mundo profesional. En el capítulo de los anuncios, la dirigente ha informado también de la puesta en marcha de un grupo de trabajo para avanzar en la revisión de la gobernanza económica antes de 2023.

Los componentes asiáticos

Von der Leyen ha pasado por encima del fondo de recuperación para insistir más en la necesidad de una verdadera transformación económica y en la necesidad europea de una soberanía digital, que pasa por no depender de los semiconductores y chips asiáticos. "No es una cuestión solo de competitividad, sino de soberanía", ha dicho. Y la misma soberanía ha reclamado para cuestiones de Defensa, exigiendo "voluntad política" para construir una auténtica Europa de la Defensa. Ha anunciado más fondos para la biodiversidad y lucha contra el cambio climático y el incremento en 100 millones de euros de la ayuda humanitaria a Afganistán.

Con esta última crisis de fondo, a los estados miembros les ha pedido también que aceleren la puesta en marcha de un nuevo pacto migratorio, una de las cuestiones en las que siempre encalla la UE. En defensa de los valores comunitarios, la presidenta ha anunciado también una ley contra la violencia machista y tras repasar los valores sobre los que se ha construido Europa ha pedido abandonar el derrotismo: "Dejémonos inspirar por la toda la gente joven y cambiemos la percepción de lo que es posible".