El Gobierno surcoreano se ofreció hoy a prestar asistencia a Corea del Norte en las labores para la recuperación de su región nororiental, afectada por inundaciones, y habló de múltiples posibles opciones para canalizar dicha ayuda.

En una rueda de prensa ofrecida hoy, el portavoz del Ministerio sureño de Unificación, Lee Jong-joo, subrayó que el Sur ha ayudado a su vecino en anteriores ocasiones cuando ha sufrido desastres como estos.

"En esta ocasión también, (el Sur) calculará los daños en el Norte y sus necesidades de apoyo, dejando abiertas todas las posibilidades, incluida la cooperación a través de canales estatales y civiles y organizaciones internacionales", dijo Lee en declaraciones que recoge la agencia Yonhap.

Las palabras de Lee llegan un día después de que medios norcoreanos informaran de que el líder supremo, Kim Jong-un, ha ordenado brindar el máximo apoyo estatal para la recuperación de la región noreste.

Debido a las fuertes lluvias que golpearon esta zona entre el 1 y el 2 de agosto, unos 1.700 hogares han sido destruidos por las inundaciones, que han forzado también la evacuación de unas 5.000 personas y dañado una gran cantidad de puentes, caminos y terreno agrícola en Hamgyong del Sur, según medios estatales norcoreanos.

Estas inundaciones llegan después de que el país haya sufrido una intensa ola de calor durante el último mes que ha afectado a las cosechas en un momento en que el propio Kim Jong-un ha admitido que Corea del Norte sufre una "crisis alimentaria".

El régimen, que cerró sus fronteras a cal y canto al comienzo de la pandemia, no ha aceptado desde entonces ningún tipo de ayuda económica o material ofrecido por Seúl, incluyendo el envío de vacunas contra la COVID-19.

Sin embargo, hace dos semanas se anunció que Pionyang aceptaba retomar las comunicaciones telemáticas con Seúl trece meses después de optar por dejar de usar estas líneas en protesta por el envío, mediante globos, de propaganda contraria al régimen por parte de activistas desde el Sur.

Este restablecimiento de la comunicación abre la puerta a que ambos vecinos, técnicamente aún en guerra, puedan retomar espacios de cooperación y lograr un avance en sus relaciones y en el diálogo sobre desnuclearización.