Frente al repunte de contagios de coronavirus, el uso obligatorio de las mascarillas, el gesto barrera por excelencia, vuelve a imponerse en 24 departamentos franceses. En algunos casos, el uso de la mascarilla en el exterior es imperativo en todo su territorio, en otros, la restricción se limita a las zonas más afectadas por la epidemia.

Desde el 27 de julio, en todos los municipios del departamento de Alpes Marítimos, que engloba dos de los principales destinos veraniegos, Cannes y Niza, el uso de la mascarilla es obligatorio en numerosos espacios: calles peatonales, mercados cubiertos y al aire libre, mercadillos, galerías comerciales, e incluso en un perímetro de 50 metros alrededor de guarderías, colegios e institutos 15 minutos antes y después de su apertura y cierre.

En Bouches-du-Rhône, que incluye la ciudad de Marsella, el gesto barrera también es imperativo en las inmediaciones de los establecimientos escolares y de los centros comerciales, así como en las marquesinas de los autobuses. 

En Córcega y en Las Landes, al suroeste del país, la mascarilla vuelve a imponerse en las zonas más densas de las comunas turísticas, como es el caso de la ciudad corsa Bastia o la ciudad costera Biscarrosse.

Al regreso de las mascarillas, se suman otras restricciones que dictan la pauta del periodo estival. El ministro delegado de Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, anunció este miércoles que la extensión del pase sanitario a los transportes de larga distancia entrará en vigor “entre el 7 y el 10 de agosto”. En plenas vacaciones, los franceses tendrán que contar con un certificado de vacunación o un test covid negativo de menos de 48 horas para acceder a un autobús, un tren, un barco o un avión.

En París, la incidencia se dispara entre los jóvenes

El rebrote de covid-19 no se limita a las ciudades costeras, el número de contagios en París se ha multiplicado en las últimas semanas, en especial entre los jóvenes. La tasa de incidencia en la capital se sitúa ya en 248 casos por cada 100.000 habitantes, según los últimos datos de la Agencia Nacional de Salud Pública, una cifra que se acerca al umbral de “alerta máxima” -situado en 250 casos por cada 100.000 habitantes-. En cuanto a los jóvenes de entre 20 y 29 años, entre quienes la vacunación está menos extendida, la incidencia se dispara con más de 615 casos semanales por cada 100.000; hace un mes, la tasa no superaba los 45 casos positivos.

Acelerar la campaña de vacunación entre los jóvenes es, según Anne Souyris, delegada de salud en la Alcaldía de París, la solución para contener la propagación del nuevo brote y limitar su impacto en los hospitales: a pesar de que la juventud, en términos generales, desarrolla formas menos graves de la enfermedad, el 22% de las plazas de los servicios de reanimación parisinos está ocupado ya por enfermos de covid. Interrogada por el diario ‘Le Monde’, Souyris aboga por vacunar en los espacios festivos y lanzar una operación de inmunización en los establecimientos educativos de los barrios más populares al inicio del curso escolar.