El pasaporte covid creado en un principio para facilitar los viajes entre países está siendo utilizado ahora por algunos gobiernos para imponer nuevas restricciones a aquellos ciudadanos que no están vacunados. La herramienta cuenta con férreos defensores, como el presidente francés, Emmanuel Macron, o el primer ministro italiano, Mario Draghi, pero también con muchos detractores tanto en la política como en la sociedad. A continuación, una muestra de lo que está sucediendo en tres países del continente europeo:

REINO UNIDO

Johnson tendrá difícil la aprobación del uso obligatorio del pasaporte covid

La posibilidad de que el Reino Unido termine exigiendo el pasaporte de vacunación covid en eventos públicos había sido descartada en el pasado por Boris Johnson. Tal cosa no ocurriría, aseguró. Pero el lunes 19 de julio el primer ministro se desdijo una vez más. El mismo día en que Inglaterra eliminaba todas las restricciones, Johnson advirtió de que a finales de septiembre el uso de los certificados de vacunación sería necesario para entrar en discotecas y otros acontecimientos multitudinarios en locales cerrados. El cambio de estrategia pilló por sorpresa a todos y enfadó a muchos. Los test negativos ya no serían suficiente. La lista de establecimientos afectados por la exigencia del pasaporte está por decidir, pero se teme que pueda terminar incluyendo restaurantes y pubs, algo que también el gobierno niega por ahora.

La idea del pasaporte obligatorio divide a empresarios y clase política. Dentro del propio Partido Conservador hay una gran resistencia, especialmente entre los diputados 'tories' que han sido más escépticos con las órdenes de confinamiento y las restricciones a lo largo de la pandemia. Cuando la propuesta llegue a la Cámara de los Comunes muchos de ellos ya han avisado de que votarán en contra porque se corre el peligro afirman de crear doble estándares sociales discriminatorios. El Gobierno se arriesgaría a una derrota si como parece, la oposición laborista también se opone. De momento un portavoz del partido ha señalado que el sistema "es costoso, abierto al fraude y poco práctico". El liberal, Alistair Carmichael, considera que los pasaportes "no funcionarían, son caros y controvertidos".

El haber señalado específicamente a las discotecas se interpreta como un intento de Johnson de presionar a los jóvenes remisos a vacunarse. Actualmente el 35% de los adultos entre 18 y 30 años no han recibido aún las dos dosis. Curiosamente un sondeo realizado por YouGov muestra que la mayoría de los jóvenes menores de 25 años (57%) están a favor de que se exija el pasaporte para entrar en las discotecas. La industria del entretenimiento, en cambio, condena la propuesta. "El 80% de las discotecas han dicho que no quieren poner en marcha los pasaportes covid", ha declarado Michael Kill, director ejecutivo de la agrupación sectorial Night Time Industries Association (NTIA). "Tienen miedo de las dificultades de hacer cumplir el sistema y la reducción de clientela espontánea. Además de eso sería una desventaja con pubs y bares, que no están sujetos a las mismas restricciones en un ambiente similar".

El mundo del fútbol está decidiendo por su cuenta qué hacer y podría incluso anticiparse y no esperar a la orden de Johnson. Los clubs de la Premier andan actualmente discutiendo si pedir o no el pasaporte covid a los hinchas al comienzo de la nueva temporada, que arranca el 13 de agosto, aunque las autoridades no obliguen a ello. Sus responsables intentan que los 20 clubs se pongan de acuerdo y apliquen la misma norma.

Un trabajador carga bombonas de oxígeno en Londres. EFE

ITALIA

Obligatorio y con una validez máxima de 9 meses: así es el pasaporte covid italiano

“Un llamamiento a no vacunarse es un llamamiento a morir. No te vacunas, enfermas, mueres. O haces morir. Es así”. Con esta frase como preámbulo, el primer ministro italiano, Mario Draghi, ha presentado el jueves el decreto ley, aprobado por su Consejo de Ministros, que introduce el pasaporte sanitario Covid en Italia. A partir del 6 de agosto, el certificado será obligatorio en el país para cualquier actividad en espacios cerrados en bares y restaurantes -pero no en el exterior-, así como para participar en oposiciones públicas, presenciar espectáculos y manifestaciones deportivas al aire libre, acudir a museos, cines, gimnasios, piscinas, balnearios termales, fiestas populares, parques de diversiones y casinos, entre otras actividades masivas de ocio.

El pasaporte, o Green Pass como se conoce en Italia, se podrá obtener tras la inoculación de la primera dosis y tendrá una validez máxima de nueve meses, ha añadido el Consejo de Ministros italiano. El certificado también se entregará a los que demuestren que ya han pasado por la enfermedad en los seis meses anteriores y, de forma temporal, a los que exhiban una prueba PCR o de antígenos realizada en las 48 horas previas.

El Gobierno italiano también ha establecido que los titulares o gerentes de las actividades previstos en el decreto serán los responsables de verificar que los usuarios estén en posesión del pasaporte. “En caso de infracción, podrán ser multados con sanciones de entre 400 y 1.000 euros, que se aplicarán tanto a los usuarios como a los operadores. En caso de que la violación se repita por tres veces en tres días distintos, la actividad podría ser cerrada por un plazo de tiempo de entre 1 y 10 días”, se ha añadido.

“Nosotros sabemos hoy que, gracias a las vacunas, las consecuencias [del contagio por Sars-Cov-19] son muchísimo menos serias de las que veíamos hace cuatro meses”, ha concluido el exjefe del Banco Central Europeo. No obstante, los nuevos requisitos no se aplicarán de momento al transporte. Mientras que, de acuerdo con el ministro de Salud, Roberto Speranza, ya 40 millones de personas se han descargado este certificado a través de las plataformas digitales italianas.

La decisión de Draghi llega en un momento en el que varios representantes políticos italianos han acabado en la mira por no haber declarado si se han vacunado, o por mantener posiciones ambiguas sobre la necesidad de vacunarse. Entre ellos hay también representantes del Movimiento 5 Estrellas y de la Liga del ultraderechista Matteo Salvini —incluyendo él mismo—, dos socios del Gobierno de Draghi. 

Además, las autoridades sanitarias siguen alertando sobre aquellos ciudadanos que deberían haberse vacunado, y aún no lo han hecho, entre los cuales hay negacionistas y antivacunas. Aun así, según datos del Gobierno, más de 29 millones de personas (el 53% de la población) ya han completado la pauta de inmunización, a la vez de que, siempre con el último decreto, Italia ha establecido que se fijará un importe máximo para la venta de las pruebas de antígenos en las farmacias.

Dos turistas se suben en las góndolas en Venecia. REUTERS

FRANCIA

En Francia, la extensión del pase sanitario, en el centro de la controversia

El debate del proyecto de ley sobre la extensión del pase sanitario a cafés, bares, restaurantes, centros comerciales y transportes de larga distancia -trenes, autobuses, aviones y barcos-, comenzó este miércoles en la Asamblea Nacional. Frente a la reaceleración de los contagios de coronavirus, el Gobierno de Emmanuel Macron esperaba que la Cámara Baja diese, sin demasiadas reticencias, su visto bueno al texto. Sin embargo, con la presentación de más de mil enmiendas y bajo una fuerte tensión en el hemiciclo, el debate parlamentario continuó este jueves, dilatándose hasta altas horas de la madrugada del viernes. Con 117 votos a favor y 86 contra, el texto legislativo fue adoptado en primera lectura y pasó al Senado, donde será examinado a lo largo del fin se semana.

“Cuanto más nos demoremos, […] más probable es que nos encontremos al pie de un muro epidémico”, advirtió el ministro francés de Sanidad, Olivier Véran, a los diputados enzarzados en interminables discusiones sobre la extensión del pase sanitario: “una solución poco sólida que crispa a la sociedad”, según la socialista Valérie Rabault, “una medida arbitraria” e “incoherencia total”, para la ultraderechista Marine Le Pen, o “inaplicable”, según Nicolas Dupont-Aignan de la formación Debout la France. Para el líder de Francia Insumisa Jean-Luc Mélenchon, firme opositor a la medida, “es un cambio profundo en las relaciones sociales de nuestro país […] una forma de adiestramiento de control permanente que resulta insoportable”.

Incluso aquellos favorables a la extensión del pase sanitario -compuesto por un certificado de vacunación o un test covid negativo de menos de 48 horas- tienen ciertas reticencias sobre su puesta en marcha o su aplicación en ciertos espacios. El conservador Xavier Bertrand lamenta, por ejemplo, “la falta de preparación en [su] aplicación, tanto en los hospitales como en los restaurantes, la cultura o los comercios”. Para el líder del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, el problema es “el alcance de la restricción […] para actos cotidianos, como el acceso a un centro comercial”.

El rechazo y las reservas frente al pase sanitario no se limitan a ciertos diputados. Antes de la llegada del texto al Parlamento, el sábado 17 de julio, más de 100.000 personas se manifestaron a lo largo y ancho del país contra su extensión y contra la política de vacunación del Ejecutivo. “No al pase nazitario -en referencia al régimen nazi-", "Falsa pandemia, verdadera dictadura" o "No soy un código QR”, fueron algunas de sus consignas.