El primer ministro británico, Boris Johnson, advirtió este miércoles a las redes sociales de que pueden afrontar cuantiosas multas, de hasta el 10 % de su facturación global, si no eliminan el odio y el racismo de sus plataformas.

La sesión semanal de preguntas al primer ministro en la Cámara de los Comunes estuvo marcada hoy por la polémica sobre los insultos racistas de los que fueron víctimas algunos jugadores después de que Inglaterra perdiera el domingo en la final de la Eurocopa frente a Italia en el estadio de Wembley (Londres).

El jefe del Gobierno conservador agradeció a todos los jugadores ingleses por una "increíble campaña" en la Eurocopa y resaltó que ellos "representan lo mejor" de Inglaterra, pero avisó que el Ejecutivo tomará "medidas prácticas" para atajar el racismo.

"Anoche me reuní con representantes de Facebook, Twitter, TikTok, Snapchat e Instagram, y les dejé claro que vamos a legislar para atender este problema en el proyecto de ley", agregó Johnson.

El primer ministro no desveló cuándo la llamada ley sobre Daños en la Red será presentada en el Parlamento, que el próximo día 22 inicia el receso de verano.

"A menos que quiten el odio y el racismo de sus plataformas, afrontan multas por el equivalente al 10 % de sus ingresos globales. Todos sabemos que tienen la tecnología para hacerlo", dijo Johnson.

Tras la derrota de Inglaterra por penaltis en la final del domingo de la Eurocopa, los jugadores ingleses Marcus Rashford, Bukayo Saka y Jadon Sancho fueron blanco de los insultos racistas en las redes sociales por fallar en la tanda de penaltis.

El primer ministro también avisó que se prohibirá la entrada a los partidos a cualquier persona que sea declarada culpable de insultos racistas contra jugadores a través de la red.

"Repito que condeno totalmente y aborrezco las expresiones de racismo que vimos el domingo por la noche, así que lo que hoy estamos haciendo es dar pasos prácticos", insistió.

El lunes, el jugador Tyrone Mings acusó a la ministra británica de Interior, Priti Patel, de fingir estar disgustada por los abusos racistas que sufrieron algunos integrantes del equipo inglés, después de que ella criticase el gesto de arrodillarse antes de un partido como señal antirracista.

La titular de Interior dijo sentir "repugnancia" por esos insultos, pero en el pasado calificó de "postureo político" el gesto que hacen los jugadores de arrodillarse antes de un partido y que la selección de Inglaterra mantuvo durante la Eurocopa.