Que el antisemitismo no nació con el nazismo ni murió con él es un axioma que los judíos gustan de recordar. Padecían odio antes de Hitler y lo padecieron después. A la pregunta de si todavía hoy siguen siendo objeto de persecución y agravios, en cualquiera de sus múltiples formas, la respuesta es, sin rendijas para la duda, afirmativa. Pero el odio al judío ha mutado y si bien mantiene la vertiente que proviene de la ultraderecha, algunos analistas incorporan la de la extrema izquierda y el antisemitismo bautizado por los expertos como "judeofobia yihadista".

"Es dolorosamente obvio que el antisemitismo no solo está vivo sino que está floreciendo", ha afirmado recientemente Menachem Z. Rosensaft, vicepresidente del Consejo Judío Mundial. "Y es muy difícil que desaparezca", abunda el presidente de la Federación de Asociaciones Judías de España, Isaac Querub, que destaca la función de altavoz de las redes sociales en la transmisión de los mensajes de odio.

Con 14,5 millones de judíos en todo el mundo, el grueso más importante de población (84%) se reparte entre Estados Unidos e Israel. Más de un millón viven en la Unión Europea, con la mayor comunidad en Francia.

Percepción de peligro

La encuesta más ambiciosa de la Unión Europea entre población judía -abarca desde el 2008 al 2018- concluye que el el 89% de los consultados perciben que el antisemitismo se ha incrementado en su país en los últimos cinco años.

"En EEUU hay actualmente un repunte de ataques contra judíos que provienen de los movimientos supremacistas blancos, que sostienen la teoría conspirativa del White Genocide (Genocidio Blanco)", apunta Alejandro Baer, profesor de Sociología y director del Centro para el Estudio del Holocausto y el Genocidio de la Universidad de Minnesota, que añade: "Según esta teoría, las naciones de mayoría blanca están siendo reemplazadas por poblaciones no europeas a través de la inmigración y los judíos son los verdaderos agentes detrás de este plan de reemplazo de la población".

No es un fenómeno exclusivo de EEUU. Esta teoría de la conspiración, según el experto, está motivando actuaciones terroristas de supremacistas blancos en todo el mundo. Desde ataques mortales a sinagogas (como en Pittsburgh en el 2018, o en Halle, Alemania, el pasado año) como a mezquitas (matanza en Christchurch, Nueva Zelanda).

El sociólogo destaca los elementos comunes de tendencias tan opuestas como "la extrema derecha, la extrema izquierda y el yihadismo", que confluyen en su antisemitismo. "Es sorprendente ver cómo incluso textos del antisemitismo decimonónico, como Los Protocolos de los Sabios de Sión, un libelo según el cual hay un plan judío para la dominación mundial, se citan como referencia por unos y otros", puntualiza Baer.La vacuna de la memoria

"La vacuna de la memoria no está bien trabajada desde las escuelas, los medios de comunicación y las instituciones", argumenta el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, mientras destaca la importancia de celebrar efemérides como la que recuerda el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auswitch.

Ibarra destaca que "los nuevos antisemitas se disfrazan de antisionistas". "Al carácter religioso tradicional de la persecución -añade-, se suma el cuestionamiento de la existencia del Estado de Israel en forma de llamadas al boicot de empresas y particulares israelís". Pintadas, mensajes en las redes sociales, insultos, agresiones físicas, algunas veces mortales, conforman los delitos más comunes contra judíos.