Luke Hanoman, un joven británico, ha pasado cuatro días en observación en un hospital de Southport (Inglaterra) después de contraer una infección por comerse las uñas que estuvo a punto de causarle la muerte. Según informa el ‘Daily Mirror’, los médicos le comunicaron a Hanoman que "tenía suerte de estar vivo".

Este operador de almacén, con el hábito de morderse las uñas, se arrancó parte de la piel que rodea a una de ellas. "Me dolió un poco, pero no pensé más en ello". Días después, empezó a padecer "sudores fríos y temblores". Pensó que era una gripe, por lo cual guardó reposó. Al día siguiente, su madre le visitó y descubrió que seguía muy enfermo.

Rápidamente, fue trasladado a un hospital, donde los médicos detectaron que estaba padeciendo una sepsis, un problema que se desarrolla después de una infección y que activa todo el sistema inmunológico del cuerpo. El suministro de sangre a los órganos se reduce, lo que puede llevar al paciente a sufrir una insuficiencia orgánica múltiple.

Hanoman se recupera ahora de su enfermedad. "Los médicos me dijeron que tenía suerte, que estaba cerca del shock séptico", añadió.