Combustibles renovables para conquistar el Universo

El uso de combustibles renovables ofrece grandes ventajas para la industria espacial y, por ende, para la sostenibilidad de los viajes espaciales del presente y del futuro, como la reducción de emisiones y el aumento de la eficiencia. Dos empresas españolas, Repsol y PLD Space, trabajan juntas en el desarrollo de nuevos combustibles con los que conquistar el Universo.

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Es difícil hablar de combustibles renovables aplicados a la carrera espacial sin que aludamos a toda esa imaginería que nos proporciona Hollywood. En cintas como Solaris (tanto en la versión Andrei Tarkovsky de 1972 como en la de Steven Soderbergh 2002), Sunshine que dirigió Danny Boyle en 2007 o Interstellar, bajo la supervisión de Christopher Nolan… la energía ha sido una máxima a la hora de afrontar las necesidades a bordo de una nave espacial. Sin embargo, no hay que irse ni a los estudios de Universal, Fox o Warner. A continuación, os contamos cómo la NASA, la Agencia Espacial Europea y algunas de las empresas españolas más punteras están investigando para conseguir toda la energía que necesitan y que, además, esta sea sostenible. Veamos:

La NASA colabora con socios del sector público y privado para desarrollar nuevas fuentes de energía. Es más, el uso de biocombustibles por parte de la institución se remonta a los primeros días de la carrera espacial. En la década de 1960, la NASA comenzó a utilizar una mezcla compuesta por 75% de etanol anhidro, de origen natural, y un 25% de gasolina para propulsar sus vehículos. Conocido como "combustible para cohetes", este carburante se utilizó para propulsar los vehículos de la agencia durante el programa Apolo. Sin embargo, en los últimos años, la NASA ha trabajado en la producción de combustibles más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.

En este sentido, uno de los programas más interesantes de la agencia es el destinado al desarrollo de biocombustible a partir de algas: plantas acuáticas que pueden utilizarse para producir aceite, que posteriormente se procesa para obtener el carburante. La NASA colabora con el Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) del Departamento de Energía de Estados Unidos, para que esta tecnología algún día pueda alimentar los aviones o cohetes de la agencia.

Sin embargo, el actor principal en el campo de los combustibles renovables es, en este momento, la Agencia Espacial Europea (ESA), que tampoco es inmune a la llamada del mar y sus productos y colabora con varios socios para investigar y fabricar biocombustibles con aplicaciones en la movilidad aeroespacial. Uno de ellos es el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), que está desarrollando combustible a partir del aceite de la microalga Chlorella vulgaris que podrá utilizarse en la alimentación de satélites y vehículos exploradores.

Otro ejemplo más cercano lo encontramos en la ilicitana PLD Space, líder mundial en microlanzamientos, que acaba de firmar un acuerdo de colaboración pionero con Repsol para promover el uso de combustibles renovables en los vehículos espaciales. El acuerdo incluye un estudio de viabilidad para producir nuevos combustibles renovables a partir de materias primas sostenibles con potencial para sustituir a los actuales.

Para Raúl Verdú, CBDO y cofundador de PLD Space: “fuimos la primera empresa en Europa que apostó públicamente por la recuperación de sus vehículos de lanzamiento como prueba de su compromiso por el medio ambiente. Queremos seguir investigando todas las alternativas que nos permitan reducir nuestra huella de carbono, también en propulsión”. Javier Aríztegui, Gerente de Diseño de Productos de Repsol Technology Lab, añade que “este proyecto es una gran oportunidad y un reto y nos sentimos preparados para afrontarlo con éxito”.

PLD Space está desarrollando dos microlanzadores reutilizables, el suborbital MIURA 1 y el orbital MIURA 5, destinados misiones comerciales o de investigación.

¿Cómo se producen?

Combustibles renovables para conquistar el Universo Los combustibles renovables son una solución para todos los segmentos del transporte que empresas como Repsol ya producen en sus complejos industriales. Algunos de ellos, como los biocombustibles avanzados, se elaboran utilizando residuos de origen orgánico, fundamentalmente aceites vegetales usados y grasas animales, como materia prima.

Los combustibles sintéticos son otra de las grandes apuestas para la descarbonización del transporte. Para su producción se utiliza hidrógeno renovable obtenido de moléculas de agua mediante un proceso de electrólisis y CO2 retirado de la atmósfera.

Todos estos combustibles renovables pueden utilizarse los vehículos actuales sin necesidad de realizar ninguna modificación en los motores ni en las infraestructuras de distribución y repostaje existentes y serán especialmente útiles en sectores como la aviación, el transporte marítimo y el transporte pesado por carretera, que no tienen en la electrificación una alternativa viable.

La novedad es trasladar esta fórmula a la carrera aeroespacial. ¿Nos queda tanto para llegar al espacio de manera sostenible?

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