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Ibiza

Es Pratet VS dana: tercer asalto en Ibiza

Los comerciantes del barrio más afectado por las inundaciones se enfrentan a otra alerta naranja

Los comerciantes de es Pratet, agotados tras las inundaciones: “Es una vergüenza”

Sergio G. Cañizares

Guillermo Sáez

Guillermo Sáez

En el primer asalto, la dana se comportó hace diez días como Mike Tyson en sus buenos tiempos: un brutal soplamocos nada más sonar la campana y el rival, a sufrir las secuelas durante mucho tiempo. El segundo fue declarado casi nulo, ya que la dana amagó, pero no llegó a pegar fuerte.

Este sábado, los comerciantes del barrio de es Pratet afrontan el tercer asalto de este largo combate casi resignados a su suerte. Más frustrados que temerosos. Más hartos que expectantes. Buen ejemplo es Joan Costa, uno de los cuatro hermanos que gestiona Náutica Ereso, negocio que este año cumple su centenario.

Llevamos 100 años con la misma historia y en todo este tiempo no ha habido nadie, me da exactamente igual del color político que sea, que le sepa poner solución a esto. Esto no pasa nunca, hasta que llega un día y pasa. Encima va ir a más, y el miedo que tenemos es que dentro de un mes estemos otra vez liados y no tengamos ninguna solución", se lamenta junto a su tienda en conversación con Diario de Ibiza.

Trabajos de limpieza en es Pratet este viernes

Trabajos de limpieza en es Pratet este viernes / Vicent Marí

Este viernes, los trabajadores de Náutica Ereso, junto con varios voluntarios que llevan días ayudándoles en las ingentes labores de limpieza, seguían bregando contra el barro. Diez después de las históricas inundaciones en Ibiza, el trabajo aquí se antoja inacabable.

"Aquí estamos en primera línea. Si el agua no puede salir, y encima todo lo que has hecho, como la estación marítima o la vía paralela a la avenida de Santa Eulària, está más alto, pues tenemos un pantano de puta madre", analiza con vehemencia Costa.

Igual que a otros comerciantes que tienen su modo de vida junto al puerto, al responsable del negocio náutico no le entra en la cabeza el diseño de las infraestructuras de evacuación de agua, hasta el punto de que lo considera "una negligencia urbanística".

"Los árabes eran bastante más listos que nosotros y tenían cuatro desagües de las feixes que salían directamente al mar. Se ha ido edificando y construyendo y, en vez de poner más desagües, han ido quitando y solo hay dos. Encima son unos tubitos. Y no ha pasado solo esta vez, que en el siglo pasado ya ocurrió otras cuatro veces. Pero es más importante el cierre de discotecas que esto", se queja.

Joan Costa, en plena limpieza

Joan Costa, en plena limpieza / Sergio G. Cañizares

A expensas de lo que pueda ocurrir a partir de ese sábado, cuando se vuelve a activar la alerta naranja por intensas precipitaciones en Ibiza y Formentera, Costa tiene previsto reabrir su comercio el lunes. Con este objetivo, han reforzado sus medidas de seguridad.

"El jueves estuvimos sellando con espuma de poliuretano hasta la noche. Llegó un momento e el que pensaba que no íbamos a abrir nunca más la tienda. Pero prefiero cortar la espuma y pasarme una tarde limpiando que no diez días sacando material, que además hemos perdido una salvajada", cuenta.

"Es una vergüenza"

Hay otros establecimientos de primera línea que sí han podido reabrir sus puertas, como la ferretería Torres Guasch, que lo hizo este viernes, diez días después de unas inundaciones que están lejos de quedar zanjadas, como demuestra Jaume Ribas en el almacén, que parece un escenario de guerra.

Jaume Ribas, en el interior de su ferretería

Jaume Ribas, en el interior de su ferretería / Sergio G. Cañizares

"Hemos hecho 50.000 cosas diferentes para que entre la menor agua posible, pero al final el jueves no llovió tan fuerte por aquí. Hemos puesto sacos de arena, barreras, hemos sellado las puertas con poliuretano… Lo que buenamente se puede hacer, porque no se puede hacer más. Como no levantemos ya un muro, o no hagamos una presa detrás, como la que nos han hecho a nosotros delante… Este verano han acabado las obras del puerto y no han dejado ni una salida de agua al mar. Es una vergüenza", denuncia.

El responsable de la ferretería revela que los militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que la semana pasada estuvieron varios días trabajando para devolver toda la normalidad posible a los vecinos, estaban "súper cabredos" con lo que se encontraron en esta avenida de Santa Eulària: "En el plano ponía que había cuatro salidas al mar y solo había una abierta, las demás estaban tapiadas, o yo que sé cómo están". Eso explica que tuvieran que picar piedra para evacuar agua. Ahí siguen tirados los cascotes que atestiguan lo ocurrido.

"En una empresa privada se piden responsabilidades y una persona tiene que pagar por ello. En lo público, nadie asume nada. Si pudiéramos, hacíamos una presa aquí y que se coma el agua el Consell. A ver si así hacían algo. ¿Cuándo se hará algo? ¿Cuando ya hayan arruinado a media Ibiza?", se pregunta, muy enfadado.

Establecimiento protegido con sacos de arena en es Pratet

Establecimiento protegido con sacos de arena en es Pratet / Guillermo Sáez

Máquinas muy caras y posiblemente inservibles

Con más filosofía se lo están tomando Sabrina e Izabela, del salón de juego que está a continuación. Y eso que su incertidumbre es todavía mayor, ya que no saben si la veintena de máquinas que se reparten por el local han sobrevivido a la inundación.

"No tenemos ni idea de si las máquinas son recuperables, ese es el problema… De momento las estamos limpiando para luego ver si el técnico las puede recuperar.  Hay que hacer todo lo que se pueda porque son muy caras, cada pieza vale una barbaridad", se resigna Sabrina.

¿Se pueden poner cifras a esa barbaridad? "La máquina de la ruleta cuesta 180.000 euros. Y esas tres máquinas de ahí, unos 150.000 euros", señala. Todas los artilugios están con las tripas al aire, en este caso todas esas placas, cables y circuitos que estas mujeres siguen limpiando y cuyo estado real es una incógnita.

Sabrina e Izabela posan en el salón de juego

Sabrina e Izabela posan en el salón de juego / Sergio G. Cañizares

"A nosotros nos entraba agua por delante y por detrás, por todas partes. Si es que ya está todo para tirr... Encima el del seguro ni ha aparecido y han pasado diez días. En el fondo, es que hemos construido en zonas inundables y hemos cortado la salida de agua al mar. Y la naturaleza tiene que salir por algún lado. Había que haberlo pensado a la hora de construir", reflexiona Sabrina.

Tampoco tiene claro el balance de los daños Javier Castro, que alquila motos a turistas en el siguiente local: "Tenemos unas 80, pero aún no sabemos cuántas se han estropeado con el agua". Ya que "todos los ordenadores están muertos", si el agua vuelve a inundar el local centrará todos sus esfuerzos en proteger a las motos supervivientes. "Es lo que hay, no hay más. A salir para adelante", se anima.

Javier Castro, en el mostrador de su negocio

Javier Castro, en el mostrador de su negocio / Sergio G. Caañizares

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