Premis diario de ibiza | Trayectoria Empresarial
Familia Marí Mayans, cinco generaciones alegrando celebraciones y sobremesas
La destilería pionera en las Pitiusas cumple 145 años con un amplio reconocimiento a su trayectoria, que les ha llevado a recibir el premio al mejor licor espirituoso con Indicación Geográfica de España

Carlos y Bartolo Marí Mayans, frente a su nave en el polígono de Montecristo. / J. A. Riera

Familia Marí Mayans es una de esas marcas que trascienden el ámbito empresarial y acaban plenamente identificadas con el imaginario colectivo de un lugar. Existen iconos como la silueta de es Vedrà, la de Dalt Vila o la sargantana, pero también símbolos de la Ibiza más cotidiana, como la botella de licor de hierbas con forma de payesa esquematizada.
Basta una anécdota para confirmarlo. Carlos Marí Mayans, el menor de los hermanos al frente del negocio, se fue a cortar el pelo. Dentro del salón, esperaba una joven, de unos 20 años, que justo mostraba a la peluquera su flamante tatuaje por encima del tobillo. Era una botella de hierbas Marí Mayans.
Tras la sorpresa inicial, Carlos, más que orgulloso, se preocupó por si la chica no acabaría arrepintiéndose en el futuro por un arrebato: «¿Una noche de juerga?», se interesó. «Qué va, nunca he probado las hierbas», respondió la joven antes de explicarle la razón de aquel tatuaje.

El alambique de la destilería Familia Marí Mayans, en el polígono de Montecristo. / J. A. Riera
Acababa de fallecer su abuela, siempre dispuesta a servir una copa de hierbas para festejar las reuniones familiares. El licor estaba presente en todas las celebraciones que la chica recordaba, animando la sobremesa e invitando a brindar por un nuevo encuentro. Con aquella botella, ahora tatuada en su pierna, su abuela le acompañaría siempre.
Carlos muestra cómo se le eriza el vello tras evocar la historia en la peluquería. No fue un caso único. Su hermano, Bartolo, enseña varias fotos de desconocidos que, a través de las redes sociales, les han hecho llegar sus tatuajes de Marí Mayans recién grabados.
Uno de ellos, en plena pandemia, se presentó en la misma fábrica de la empresa, en el polígono industrial de Montecristo, para enseñarles las frígolas que se acababa de marcar en el antebrazo. Otra de las imágenes muestra una tarta de cumpleaños con forma de una botella del mismo licor.
«Son cosas que nos hacen sentir superorgullosos. Somos ibicencos, nos sentimos parte de esta tierra y hemos llevado el nombre de Ibiza a muchas partes del mundo», valoran.
La historia
Bartolo (43 años) y Carlos (42) tomaron las riendas de la empresa bien jóvenes, en 2009, convirtiéndose en la quinta generación de un negocio fundado en 1880. Casualmente, sus orígenes no se encuentran en Ibiza, sino en Formentera, gracias al gran conocimiento de las hierbas medicinales y al instinto comercial de Juan Marí Mayans.
Este pionero de es Caló de Sant Agustí, además de ejercer de herborista, se trasladaba regularmente con su llaüt a Barcelona para proveerse de conservas, agujas para coser o cualquier enser que pudiera vender a sus vecinos. En uno de estos viajes, encontró trabajo en una licorería.

Imagen de los depósitos en los que se conservan las hierbas aromáticas para los licores de Marí Mayans. / J. A. Riera
A su regreso a Formentera, tras conocer todos los secretos del destilado, la maceración o la ebullición, Juan Marí Mayans aprovechó sus conocimientos previos en remedios caseros para elaborar nuevas recetas. Empezó ofreciendo garrafas de ocho litros de licor de frígola a sus vecinos.
La combinación de las propiedades medicinales con las del alcohol le hizo triunfar enseguida. La firma del rey Alfonso XIII figura en la autorización que recibió para que el muelle de es Caló de Sant Agustí pudiera ser un puerto aduanero. Tuvo tanto éxito que Formentera se le quedó pequeña y trasladó la empresa a la mayor de las Pitiusas.
Frígola y palo
En la actualidad, la Familia Marí Mayans destila medio millón de litros anuales de sus distintos licores. Si la empresa nació con la frígola, ahora la punta de lanza son las hierbas, que representan el 80% de su producción. Pero no siempre fue así.
«El palo dio de comer a nuestra familia durante décadas», apuntan. Esta bebida, obtenida por la extracción de aromas de la quina y la genciana, históricamente se destacó como el aperitivo por antonomasia de los ibicencos, aderezado con unas gotas de ginebra y, a veces, rebajado con sifón.

Detalle de las cubas en las que maceran, individualmente, los ingredientes para elaborar las hierbas. / J. A. Riera
El fenómeno de las hierbas, un licor hasta entonces más limitado al ámbito casero, surgió «sobre todo a partir de los hippies», hasta el punto de arrinconar al resto de digestivos locales. Sin embargo, ambos hermanos confiesan que disfrutan más saboreando una copa de palo o de frígola.
Junto a estos tres licores, en su nave de Montecristo también elaboran tres tipos de ginebra o la absenta, que en 2008 fue elegida la mejor del mundo por la revista británica Class Magazine, especializada en el mundo de la coctelería.
Exportaciones
En estos últimos años, los dos hermanos también han logrado ampliarse al mercado internacional. Como en el caso de Ibiza, las hierbas son el principal reclamo de sus clientes en el extranjero. Japón es el país donde más se demandan, pero también llegan a Italia, Holanda, Suiza, Bélgica o Alemania.
La coyuntura internacional les está afectando para asentarse en Estados Unidos, debido a las regulaciones que gravan con impuestos el transporte de alcohol a través de los estados. Igualmente, se toparon con las restricciones de las exportaciones a Rusia, donde habían entrado con fuerza tras vender 10.000 litros de hierbas durante el Mundial de fútbol de 2018, celebrado en ese país.

Una botella de hierbas, etiquetada para el mercado japonés. / J. A. Riera
Su experiencia, estrechamente ligada a la idiosincrasia ibicenca, les ha hecho merecedores del Premi Diario de Ibiza a la Trajectòria Empresarial, el mismo año en que los Premios Alimentos de España, que concede el Ministerio de Agricultura, distinguieron a sus hierbas como la mejor bebida espirituosa con Indicación Geográfica de todo el país.
Sin embargo, reconocen que aún se topan con una leyenda urbana que les duele, aquella que a finales del siglo pasado hizo difundir que sus licores se elaboran en la Península. Un bulo sin sentido cuando todas sus hierbas y aromáticos se plantan en su finca de Sant Miquel, para después macerarse y destilarse, de manera individual, en la misma nave de Montecristo donde las almacenan en cubas para luego embotellarlas.
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