Irene Villa, periodista, deportista paralímpica y psicóloga, en Ibiza: «La moda también tiene que vestir a quienes hemos sobrevivido a algo»

Es madrina vitalicia de la Pasarela Ibiza Inclusion, que celebra su quinto aniversario. Villa presenta desde sus inicios el desfile que aboga por la igualdad de oportunidades para todas las personas que integran la sociedad.

Irene Villa, madrina de la Pasarela Ibiza Inclusion, en la azotea del hotel TRS Ibiza de Sant Antoni.

Irene Villa, madrina de la Pasarela Ibiza Inclusion, en la azotea del hotel TRS Ibiza de Sant Antoni. / J. A. RIERA

Estela Torres Kurylo

Estela Torres Kurylo

Sant Antoni

Las palabras de Irene Villa van a juego con la fuerza de una mujer que no se rinde a la vida. Asegura que tras el 17 de octubre de 1991 ella y su madre volvieron a nacer: «Somos las únicas madre e hija que nacieron el mismo día», cuenta mientras la peinan y maquillan para presentar de nuevo el desfile lbiza Inclusion Fashion Day. Habla de su nuevo nacimiento porque cuando tenía doce años ella y su madre fueron víctimas de un atentado terrorista de ETA. Tras la explosión de un coche bomba en el barrio madrileño de Aluche, Villa perdió los dedos de una mano y ambas piernas, que hoy son biónicas y le permiten lucir un vestido fucsia en la azotea del hotel TRS Ibiza de Sant Antoni para dar paso a la pasarela que se considera la primera 100% inclusiva del mundo.

Cuando la contactaron por primera vez, ¿imaginó que llegarían hasta aquí?

Para mí fue algo totalmente novedoso. Además, la primera fue el 7 de marzo de 2020, diez días antes de que empezase toda la locura de la pandemia. Me emocioné mucho porque llevo muchos años en el mundo de la discapacidad. Son personas que tienen arte, talento para aburrir... Les he visto hacer deporte, música, bailar, actuar... Pero nunca como modelos, que justo es el mundo más destinado al cuerpo perfecto. De repente ves a un chico con síndrome de Down, a otro sin pierna, a una niña con el andador, y estuve todo el desfile llorando, no sólo porque enseñen moda, sino porque muestran actitudes ante la vida: de no tener complejos y de mirar hacia delante independientemente de la situación y la condición que se tenga.

¿Cuán importante cree que es que la moda tenga un punto de vista inclusivo?

Muchísimo, porque lamentablemente cada vez somos más por culpa de guardarraíles, de accidentes de moto, de coche, de enfermedades... Después de un cáncer no tienes una pierna, te falta algo... Y también nos tienen que vestir. La moda tiene que adaptarse a esas personas que sobrevivimos a algo y ahí estamos.

En su caso, ¿cuál ha sido el reto más complicado al que se ha enfrentado?

Volver a hacer deporte. Yo jugaba al baloncesto, patinaba sobre hielo... Y a partir de aquel día que cambió mi vida para siempre dejé mis grandes pasiones, pero descubrí el deporte adaptado. Por eso me hace mucha ilusión que lo recaudado [en la pasarela] sea para Addif (Asociación de Deporte Adaptado de Ibiza y Formentera), para que gente con discapacidad pueda seguir con su vida y hacer deporte, porque te devuelve la autoestima, la confianza, te da agilidad para moverte cuando vas en silla de ruedas, con prótesis o de cualquier manera. Te da calidad de vida, facilita tus movimientos... Otro gran reto fue un tema médico con un tornillo que tengo aquí [en el muñón izquierdo] que se complicó cuatro años por una bacteria y también tuve una grave caída esquiando, se me salió el disco de las [vértebras] C6-C7 pero por suerte me pusieron titanio y ahí sigo, compitiendo.

Tras el atentado de 1991, ¿qué le ayudó a seguir adelante?

Lo más importante fue mi madre, que me dijo: «Elige vivir amargada, sufriendo, maldiciendo a los terroristas, o decidir que tu vida empieza hoy». Para mí decir con doce años: «Mamá, he nacido sin piernas», ha sido la decisión más inteligente de toda mi vida, porque en la vida lo que tú decidas y dónde pongas tu foco es donde va tu energía y donde creas tu realidad. Si la creas donde ya no hay, vas a sufrir toda tu vida. Si la creas donde tienes un mar de posibilidades, tu vida es maravillosa e incluso das las gracias.

¿Cómo han influido los avances médicos para que pueda practicar deporte sin sentir dolor?

La innovación en el mundo de la medicina ha sido mi salvación. No tienen nada que ver estas piernas [biónicas] con las que tenía hace 34 años. El tornillo [de la pierna izquierda] me ayuda a tener la pierna totalmente integrada a mi cuerpo y a pisar como si pisara en el fémur, en lugar de pisar en el isquio y en la ingle, que me moría de dolor o se me salía la pierna... Era muy diferente. [...] Ahora, bueno, este encaje [en la pierna derecha] es muy duro y me molesta y se sale... Seguro que lo mejorarán y encontrarán una silicona blandita y más gustosa.

Es un mundo en continua evolución...

He visto una rodilla que sube escaleras que he flipado. No sé cuánto costará, porque todo es carísimo, pero se va mejorando. Hace poco conocí a una chica con parálisis cerebral que le impide moverse y hablar pero que con el movimiento de los ojos puede seleccionar letras para decir cosas. Hay un chico que toca el arpa con los ojos por una tecnología desarrollada por la Fundación Grupo SIFU...

En este sentido, nunca ha dejado de ayudar. Fue voluntaria psicóloga con las víctimas del 11M, ha estado en el Sáhara, en Colombia...

Sé que ayuda tanto que digo «¿cómo voy a dejar yo de hacer algo?». Aunque lo pase mal, como acompañando a niños con cáncer. Es duro, pero para los padres es un impulso, porque creo en la fuerza de nuestros pensamientos porque crean tu realidad [...]. Para mí la vida es no rendirte nunca y ayudar a los que están en un momento de vulnerabilidad y de flaqueza. Son los valores de toda la vida, de sacrificio, esfuerzo, compromiso y luego creer en ti. Y es que por eso este desfile me emociona tanto, porque es decir: «Tú también puedes».

¿Cree que se están perdiendo estos valores?

Hoy en día lo que más me asusta del mundo es nuestra adicción, y me meto yo también en el saco, al móvil... Eso nos ha quitado toda la atención, muchas oportunidades y posibilidades de sociabilidad. Perdemos lo bonito del ser humano, que es su humanidad, su creatividad, su sociabilidad... Me parece que estamos en un momento difícil en ese sentido.

¿Cuál es el principal obstáculo para la inclusión hoy en día?

Estamos en un buen momento porque este movimiento revolucionario ya está calando, gusta y emociona, y eso significa que esa sociedad inclusiva con la que soñábamos va siendo una realidad. Pero el obstáculo son las mentes cerradas que todavía existen. Hay discriminación o intolerancia y da pena, porque dices: «¿Qué daño te han hecho y a ti qué más te da? ¿A quién le importa?», Que cada uno sea quien sea, ame a quien quiera. Mientras no hagan daño... La libertad es eso, hacer lo que quieras sin hacer daño a nadie.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents