Exposición
El poder del arte en la salud mental
Raúl Gil Sánchez, doctor en Psiquiatría y referente de la arteterapia en Cuba, está desde mayo en Ibiza como comisario de la exposición ‘Sugerencia’, del artista Edgar González Era, que se puede ver en Santa Eulària

Raúl Gil Sánchez es el comisario de la exposición ‘Sugerencia’, de Edgar González, en ‘El Naranjo’. / Vicent Marí

«El arte es necesario para el mejoramiento humano». De eso está convencidísimo Raúl Gil Sánchez (La Habana, 1959), representante del artista cubano Edgar González Era (Cienfuegos, 1971) y comisario de su exposición ‘Sugerencia’, que se puede contemplar desde finales de abril y hasta el 30 de agosto en el restaurante El Naranjo, en Santa Eulària.
Habla con conocimiento de causa porque este reconocido doctor en Psiquiatría es todo un referente de la arteterapia en Cuba. Actualmente trabaja para el Arzobispado de La Habana como profesor del Centro Cultural Padre Félix Varela y como asesor de programas de salud mental que la institución eclesiástica desarrolla para niños y ancianos. Además, es profesor auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y colaborador en la formación de residentes de Psiquiatría en el Hospital Clinicoquirúrgico Docente General Calixto García. En su currículum destaca su experiencia como jefe del grupo nacional de Psiquiatría del Ministerio de Salud de Cuba, cargo que ejerció de 2007 a 2012, y el haber sido fundador y director durante veinte años del Centro Comunitario de Salud Mental de Regla, «un referente en Latinoamérica en lo que es la práctica integradora de la salud mental a nivel comunitario y una institución pionera en el uso de la arteterapia para la prevención, el diagnóstico y la rehabilitación».
Gil lleva décadas promoviendo esta disciplina y empleando la pintura, la danza, el teatro, el cine, la literatura y otros lenguajes de expresión artística para lograr mejoras en personas que, por ejemplo, tienen problemas de adaptación social, síndrome de Down, trastornos del espectro autista (TEA), trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), alzhéimer o estados de ansiedad.
Remarca que no descarta el uso de medicamentos, pero considera que «el abordaje de una afección en la salud mental tiene que tener un enfoque integral y, por tanto, recurrir a diferentes técnicas para lograr una mejoría». Ahí entra en juego la arteterapia, pero también «la psicoterapia, el ejercicio físico o los ejercicios de relajación», entre otras muchas cosas. «Que una persona tenga un desequilibrio en su salud mental no implica por fuerza que haya que medicarlo, hay otras terapias que pueden ofrecer alternativas a esos sujetos para solucionar sus conflictos», insiste.

Raúl Gil Sánchez, con algunas de las obras de Edgar González Era. / Vicent Marí
Cuando habla de salud mental, aclara que este concepto es mucho más amplio que la enfermedad mental. «Muchas personas recurren al médico por problemas relacionados con la autoestima o las relaciones interpersonales y automáticamente se les considera enfermos mentales, cuando realmente las dificultades que tienen vienen generadas por la vida cotidiana y se pueden resolver en espacios no necesariamente institucionales», sostiene.
Gil tiene claro que «muchos problemas de los que abarrotan los servicios de Salud Mental» se podrían resolver enseñando a la persona a respirar correctamente, a meditar, a valorar las pequeñas cosas, a trabajar en su autoconocimiento, a manejar la culpa, a asumir sus responsabilidades o autocuidarse.
Aplicaciones de la arteterapia
De los beneficios de la arteterapia habla largo y tendido. «Hay una relación directa entre áreas del cerebro, neurotransmisores y arte. Cuando llevamos a cabo una acción artística estamos modificando el funcionamiento del cerebro», asegura. Para ilustrarlo, pone un ejemplo: «Cuando hacemos arte y vemos que a la gente le gusta, la dopamina , que tiene que ver con la motivación y el sistema, se recompensa, se dispara y disminuye la cortisona».
La arteterapia, resalta, además de ayudar a mejorar el estado de ánimo con la liberación de los neurotransmisores del placer y de reducir el estrés, «aumenta la autoestima y la resiliencia; fomenta la socialización; ayuda al individuo a conocerse mejor e identificar sus fortalezas y debilidades; y mejora la memoria, la concentración, la atención, los procesos de aprendizaje y el control de las emociones».
El psiquiatra y docente cubano habla de un programa que impulsó dirigido a niños con TEA y TDAH en el que se recurrió al teatro, para «lograr la vinculación en sus relaciones interpersonales y mejorar su memoria y su atención»; y a la danza y el ejercicio físico, para generar relajación y «canalizar adecuadamente su exceso de actividad».
Asimismo, se refiere a los beneficios que esta herramienta puede tener en el caso de personas mayores. «Una actividad de arteterapia genera glutamato, un neurotransmisor que está asociado con la concentración y el aprendizaje» y también ayuda a socializar y hace sentir a la persona útil. «Lo que acelera los trastornos cognitivos es el estancamiento, el repetir siempre las mismas cosas y el quedarse sentado y no hacer nada. Evidentemente la vejez trae limitaciones físicas, pero el cerebro tiene capacidad todo el tiempo de estar abriendo nuevas zonas de aprendizaje», asegura.
La Bienal de las Artes y Salud Mental en La Habana
El primer contacto de Raúl Gil con el arte llegó cuando estudiaba tercero de Medicina, a través de un profesor del que se hizo ayudante, Miguel Sorín. Aquel docente con el que enseguida conectó «tenía una cultura vastísima» y le empezó a inocular «la necesidad del arte para mejorar la espiritualidad del ser humano». Gracias a él tuvo muy claro que «los profesionales de la salud mental no solo se tienen que ocupar de la enfermedad mental, sino que tienen la obligación de trabajar para que las personas sean mejores y se sientan satisfechas consigo mismas».
Este profesional de la Psiquiatría también es de la opinión de que «la salud mental es un producto social del que no solo el sistema sanitario es responsable, también lo es toda la estructura de la sociedad, que puede contribuir con sus acciones a mejorarla, por ejemplo cuidando el entorno, fomentando la creación de espacios de socialización o promoviendo actividades culturales». Con esa convicción fundó el Centro Comunitario de Salud Mental de Regla, en el que la actividad artística tenía mucho peso acogiendo conciertos, exposiciones y peñas culturales.
Por otra parte, en 2001 promovió la creación de la Bienal de las Artes y Salud Mental, cuyo propósito «era integrar a artistas de primer nivel de Cuba con personas que tenían afecciones mentales y que también se dedicaban al arte dándoles la posibilidad de exhibir su creaciones en las galerías más importantes». El evento, que alcanzó las once ediciones, nació en Regla, municipio de la provincia de La Habana, y fue primero de ámbito local para luego convertirse en una cita nacional e internacional. «La Bienal fue un espacio promotor de la salud mental y de la inclusión social de personas con enfermedades mentales. Representó un ‘no’a la exclusión social y contribuyó a la sensibilización de la comunidad», resalta.
«La propuesta expositiva de ‘Sugerencia’ desmonta el mito de la media naranja»
La naranja entera
En aquellas bienales participó activamente Edgar González Era, el artista visual y pedagogo cuyos trabajos se pueden contemplar en estos meses en El Naranjo. Gil, que es su representante, lo conoció en 2007 y desde entonces han colaborado en distintos proyectos, como la exposición itinerante ‘Es uno, No Es-Tres’, que se pudo ver en diferentes espacios de La Habana «La idea era que la muestra fuera un detonante para que el público entendiera que la contemplación de una obra puede tener un impacto en la salud mental», explica.
Del creador cienfueguero, destaca que «es una figura clave del arte contemporáneo cubano que se adhiere a la escuela del cubismo y que tiene como referentes a Picasso y a Wilfred Lang». Asimismo, detalla que su trabajo se ha presentado en ciudades de Estados Unidos como Nueva York y Ohio y en Canadá, en Toronto. «Mi objetivo es conseguir dar visibilidad a sus creaciones internacionalmente y emplear su obra como referente en mi trabajo con el arte y la salud mental», apunta.
La muestra de González que Gil comisaría en Santa Eulària, ‘Sugerencia’, es el primer proyecto vinculado al arte y la salud mental que el psiquiatra lleva a cabo en Ibiza, isla en la que reside su hija y que visita desde hace un par de años.
Buscando espacios para exhibir la obra del artista visual de Cienfuegos, encontró el restaurante El Naranjo y esta fruta le sirvió de «excusa» para crear una propuesta expositiva que «rompe con el mito de la media naranja» e invita a reflexionar al público sobre «la necesidad de independencia en la pareja». «Como podrás observar contemplando sus óleos sobre lienzo y sus acrílicos sobre cartulina, solo pinta naranjas enteras», dice el comisario mientras señala algunas de las creaciones que se exhiben en las paredes del restaurante. «Edgar explora las formas, colores y aromas del fruto así como la connotación sensual y evocadora de su sabor, utilizando estos elementos como metáforas de las relaciones humanas», añade.
«‘Sugerencia’, se podrá volver a ver, en versión ampliada, en Santa Eulària en la sala municipal Sant Jaume 72 del 27 de enero al 14 de febrero de 2026», adelanta el comisario, que ya tiene en mente pasar largas temporadas en Ibiza para promover en la isla el arte cubano.
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