Günter Sachs y el alquiler turístico «más alto» jamás pagado en Ibiza

«Quizás uno de los alquileres más altos pagados en nuestra historia». Así se definía a finales de mayo de 1978 lo que pagaría uno de los famosos de la época por su refugio de vacaciones en la isla. La celebrity en cuestión no era otro que Gunter Sachs, fotógrafo, deportista y playboy aficionado a la astrología. En ese momento, cuando se convirtió en uno de los veraneantes habituales de la isla, estaba ya casado con la modelo sueca Mirja Larsson, su tercera y definitiva esposa, con la que permaneció hasta su fallecimiento: un suicidio en su casa de Gstaad (Suiza) que en la nota de despedida achacó al diagnóstico de alzhéimer.

Pero estábamos en el 78 y en una noticia, un comentario de sociedad, escrito por Juan Manuel Sánchez Ferreiro en su sección ‘Ibiza Mon Amour’. Una columna en la que hablaba sobre la futura bonificación para los isleños en el transporte marítimo —«y se cree que otro tanto podrá ocurrir también pronto en relación con los transportes aéreos»—, la llegada a Ibiza para promocionar la moda de la isla de Pedro de León (director de la Cámara de la Moda Española), el error de que TVE incluyera a Cabrera en las Pitiusas en un programa de ‘Nuestras islas’ y, al final, la próxima llegada de Gunter Sachs —«el multimillonario al que han hecho famoso no sólo sus millones sino también todas las revistas del corazón»— y su mujer a pasar «todo el mes de junio» en la isla. En la pieza se recordaba que Mirja había visitado recientemente la isla «para visitar el chalé en el que habrán de vivir».

¿Cuánto costaba ese alquiler turístico tan caro?

¿Y cuánto era ese alquiler tan alto que hacía que el cronista lo calificara como uno de los más elevados pagados jamás en la isla? Él mismo tenía la respuesta: «Al parecer, y en concepto de alquiler, el millonario pagará por el mes trescientas mil pesetas». Es decir, poco más de 1.800 euros. Con esa cantidad, con la que ahora no se podría conseguir ni una habitación en un piso compartido en plena temporada, el playboy y su mujer pagaban una mansión en la isla para sus vacaciones: «Hay que decir que, sin duda alguna, el chalé alquilado es uno de los más hermosos chalés de la isla, y también, claro, uno de los más hermosos alquileres».

Ese exclusivo alquiler era la segunda estancia del millonario en la isla, que había visitado unos meses antes, en marzo, acompañado de algunos amigos entre los que se encontraba Elizabeth Taylor: «A la que vimos acompañada de su lover de turno, (o lo que sea, que ya ni se sabe). Andaba con Gunter Sachs por esas soleaditas playas que Dios nos ha dado. Sí, han leído bien, y no requieran más explicaciones porque tras las mismas andamos nosotros también sin que hasta ahora hayamos podido saber nada más. Lo cierto es que están aquí, y que al parecer se lo pasan divinamente», se leía en una columna titulada ‘Vips’ (en la sección ‘Aquí Ibiza’) que firmaba Enrique. Así, sin apellido.

Dos meses después, a principios de junio, el popular playboy llegaba a la isla, en esta ocasión con su mujer, Mirja. Ambos se alojaron en el costoso alquiler, una casa ubicada «en el interior de la isla». La llegada de Sachs a la isla aparecía en la portada, junto a una foto de la estatua de Isidor Macabich, aún en el taller y casi acabada para ocupar su espacio en sa Carrossa, y una noticia que, a pesar de tener 47 años, bien podría pasar por actual: ‘Se agrava el problema de la basura’. Y sí, como ahora, el vertedero no daba para más y no se sabía qué hacer con todos los residuos de la isla.

Una fortuna en 1978

Aquellas 300.000 pesetas al mes eran toda una fortuna en la España de 1978, en la que un trabajador mayor de edad cobraba unas 16.000 pesetas (menos de cien euros) al mes. Sachs pagaba por un mes de alquiler vacacional lo que un trabajador común ganaba en algo más de un año y medio. Trasladando esas cantidades a la actualidad, es como si pagara cerca de 29.000 euros por todo el mes de estancia en esa mansión. Una cifra que, ahora, cuando en Airbnb se llegan a pedir hasta 17.000 euros por noche en una de las villas más exclusivas, parece hasta barato (con perdón) para una celebrity.

Sobre lo costoso de este alquiler turístico insistía Sánchez Ferreiro en una crónica de las primeras 24 horas del alemán en la isla: «Viajó bien, comió bien, bebió bien y se acostó bien, aunque tarde. Serían pasadas las dos de la madrugada de ayer, cuando llegaría a su cama ibicenca, la más cara en alquiler de las jamás pagadas». Una cama en una casa en el interior «porque el mar de día en día es más incómodo, hasta para los famosos» y donde, nada más llegar, se pegó a la televisión para ver a Alemania jugar contra Polonia en el partido inaugural del Mundial de Fútbol del 78, que se jugaba en Argentina, e irse después a cenar a Sa Punta. Cenó gazpacho, entre otras cosas, y comentó entre los amigos la posibilidad de, antes de dar por finalizadas sus vacaciones en la isla, comprar algún inmueble en Ibiza.

Su intención en la isla era «encontrar la tranquilidad, incluso a prueba de reporteros», motivo por el que el cronista confiesa que mantiene en secreto la ubicación de la mansión (palabra que apenas se usaba por aquel entonces en las páginas de este diario). Por cierto, el 29 de junio este diario publicaba que Sachs y su mujer habían adquirido una casa en la isla. Menos mal, porque dos años más tarde, en junio de 1981, la propia Smilja Mihailovitch, en su sección ‘Ibiza color de rosa’, aseguraba que los hoteles de la isla estaban llenos y que los famosos que estaban por venir habían iniciado ya «la caza de las casas».

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