Educación

El duelo entre el papel y las pantallas en las aulas en Ibiza y Formentera

Las pantallas han ganado terreno en los centros educativos pitiusos en los últimos años, sobre todo desde la pandemia. La implementación masiva de ordenadores en el entorno educativo preocupa a familiares y docentes, que reclaman limitar y justificar su uso sin olvidar el valor de los libros.

Pantallas de móvil y ordenador. | VICENT MARÍ

Pantallas de móvil y ordenador. | VICENT MARÍ

Estela Torres Kurylo

Estela Torres Kurylo

Ibiza

La digitalización es una realidad en los centros educativos pitiusos desde el covid. Desde que las pantallas entraron en las aulas se debate si éstas se deben utilizar en los centros o no. A finales de año, un comité de expertos del Gobierno recomendó cero pantallas hasta los seis años y ya son varias comunidades las que deciden aplicar diferentes limitaciones. En Balears, la conselleria de Educación y Universidades amplió el pasado febrero la limitación del uso individual de pantallas de primero a tercero de Primaria, que se aplica en los nuevos currículums educativos, que se espera que estén vigentes para el curso 2025-2026. Un tema sobre el que los expertos de Ibiza y Formentera también tienen algo que decir.

«Uno de los aspectos importantes de estos currículums es cómo alcanza el alumnado las competencias digitales y aquí hacemos unas diferencias muy claras entre lo que es Infantil, Primaria y Secundaria y Bachillerato», señala Pepita Costa, presidenta de la Federación de Asociaciónes de Familias de Alumnos (FAPA) de Ibiza.

«No estamos a favor de que se opte por los Chromebooks y que se trabaje con ellos como si fueran un libro»

Pepita Costa Tur

— Presidenta FAPA Eivissa

Justificar el tiempo

«Todos los alumnos deben trabajar en igualdad de condiciones ante la digitalización, por lo que no estamos a favor de lo de ‘un alumno un dispositivo’ o de que se opte por los Chromebooks y que se trabaje con ellos como si fueran un libro», indica, en referencia a los ordenadores que empezaron a utilizarse en las aulas para reducir la brecha digital en el alumnado. «El dispositivo de por sí es una herramienta más, como un libro, pero no implica una innovación. La innovación es lo que hacemos con éste», apunta Costa, que insiste en que lo importante es enseñar a «hacer un buen uso» de esos dispositivos.

«Chromebook se convierte en una herramienta de adultos cuando se abre la ventana a Internet»

Yolanda Cardona

— Presidenta del APDE

En este sentido, Costa señala que «ahora mismo hay un problema de sobreuso» en Secundaria. «Muchos centros han sustituido los libros por Chromebooks. Se habla del uso de licencias... Y es todo un entramado que se ha desarrollado en los centros sin, realmente, hacer una evaluación». «Hay una autonomía de centros que defendemos, pero consideramos que no todos tienen el mismo equipo directivo y debe haber un trabajo por parte de inspección para asegurar que no haya una sobreexposición de los alumnos», plantea Costa.

«Las familias entendemos que en Infantil y Primaria no se puede dejar que cada centro haga lo que quiera, porque tiene que haber una coherencia», reclama, además de apuntar que «la conselleria debe garantizar que estos dispositivos sean seguros y adaptados a la edad de los alumnos».

FAPA está a favor de que en Infantil se trabajen «estas competencias, pero lo mínimo posible y con limitaciones que tienen que estar en el proyecto educativo» porque opinan que «se supone que lo que se hace en la escuela es lo que está bien». Igual lo plantea para Primaria: «Se tiene que justificar el tiempo que el alumnado utiliza los dispositivos digitales» porque éste «no debe ir en detrimento de otros aprendizajes o usos como la lectura, la expresión oral o la escrita».

Brecha digital

A esto se suma, además, que «al final [la digitalización] redunda en el sobrecoste de una educación que supuestamente tiene que ser gratuita, y no todas las familias tienen los mismos recursos», alude Costa.

De hecho, hay centros que envían las notas trimestrales por email, unas medidas con las que parece que se «está obligando a padres y madres a que tengan internet y ordenador» en casa, critica Yolanda Cardona, presidenta de la Associació Professional de Docents d’Ibiza (APDE) y ayudante de la plataforma Aixeca el cap, que vela por un uso regulado de las pantallas.

Para Cardona, en materia digital, los adultos están cometiendo un «grave problema en el mundo educativo, familiar e incluso en el ámbito institucional con la infancia y la adolescencia»: «Ya no hablo sólo de móviles. El sistema educativo obliga a utilizar una herramienta como Chromebook, que es de adultos en el momento en el que se abre la ventana a internet».

«Ignorar que debe haber un entorno digital es muy osado, igual que lo es eliminar un libro clásico»

Pere Lomas

— Delegado pitiuso del STEI

Cardona indica que estos portátiles se han implementado desde quinto de Primaria a toda Secundaria, sustituyendo los libros de texto, lo que considera una «aberración». «Si hablas de una educación digital, con una mirada crítica, digo sí, pero que sea una asignatura de dos o tres horas semanales, que hable de cómo funciona el mundo de internet, de los peligros que hay, de que no todo es válido... Pero que no implique que todas las asignaturas se hagan a través de Chromebook».

Esto lleva, además, a que mientras un profesor está explicando «los alumnos están utilizando internet. Está claro que no son todos, pero en el momento en el que unos cuantos tienen esta herramienta, la culpa es nuestra, no de ellos», señala Cardona.

Desarrollo de los alumnos

En este punto, Cardona recuerda las palabras que compartió en una conferencia la exdirectora de la Agencia Española de Protección de Datos, Mar España, sobre la digitalización de las aulas: «Dijo que el sistema educativo se está cargando el neurodesarrollo de los alumnos escolarizados». Y ella coincide: «Todo lo que se aprende a través de la tecnología baja el nivel educativo».

Por este motivo, Cardona ve «completamente necesario» que la conselleria amplíe ese límite de uso de dispositivos, aunque opina que se podría hacer «mucho más». También insiste en que fuera de los centros se dan muchas conductas que empeoran esta situación: «Hay un drama social que es invisible por la comodidad que supone poder enchufar un niño a una tableta con un juego, porque estás cansado o en un restaurante», indica, y añade: «Se ha perdido la esencia del contacto visual y hablar mirando a la cara, algo que es importante para el crecimiento de los niños y los adolescentes, que lo que necesitan es comunicarse».

«La nueva normativa blinda el uso de medios digitales que puedan despistar al alumnado»

Mario Devis

— Secretario G. Educación CCOO

Por este motivo, considera que los centros tienen «una responsabilidad social» y que, aunque se apliquen planes digitales, por muy bien redactados que estén es muy complicado que alguien vigile su cumplimiento: «En los momentos en que no protestamos y aceptamos, estamos permitiendo, sin poner espíritu crítico, una auténtica aberración», reitera Cardona. En este punto, apunta que, en lo que a ella respecta, «no daría un smartphone a un joven hasta los 18 años y tampoco un ordenador con internet para que esté encerrado en su habitación».

Pere Lomas, delegado pitiuso del sindicato docente STEI, apunta, por su parte, a la necesidad de alcanzar un equilibrio entre lo digital y el papel en las aulas: «Ignorar que debe haber un entorno digital es muy osado, igual que ignorar que un entorno de papel o un libro clásico acabe eliminándose».

Desde su punto de vista, debe haber un equilibrio en las dos formas de procesar el aprendizaje: «Porque si no se hace así, seguro que se pierde algo por el camino y suele suceder que se hacen cambios de timón... Ahora todo digital, ahora todo papel...», indica Lomas.

Para el delegado pitiuso esto no implica que no haya centros que implementen bien este equilibrio: «Hay quienes en un momento dado son hábiles en entornos digitales pero también saben el valor de un libro de papel», aunque las críticas apuntan grosso modo a la necesidad de mejorar la forma de aplicar la digitalización.

En este sentido, Lomas está «muy tranquilo porque el equipo docente está suficientemente preparado». Desde su punto de vista, los profesores tienen «suficiente cordura para saber aplicar la tecnología» e indica que «no es de su interés hacer un uso perverso».

Regulaciones y limitaciones

Además, Lomas apunta a las regulaciones y limitaciones que se aplican en los centros para que los alumnos que utilizan Chromebooks tengan accesos capados: «Hay informáticos para poder articular los mecanismos para que haya bloqueos y no puedan entrar donde quieran», insiste, y remarca: «El peligro no está en los centros, sino en la importancia de hacer un uso inteligente». Por este motivo, señala que donde realmente puede haber un uso excesivo o peligroso de las pantallas es fuera de las escuelas e institutos, donde los alumnos «tienen accesos ilimitados en su tiempo libre».

En cuanto al currículum que plantea la conselleria, Lomas apunta a la necesidad de que haya «estabilidad» en el sistema educativo porque «el profesorado está cansado» de los cambios continuos en la enseñanza. Desde su punto de vista «el currículum no te hace usar o no la tecnología. [...] No es necesario cambiar el currículum educativo», y apunta a esta modificación como una cuestión «de política».

Por otro lado, en cuanto a digitalización, Lomas también critica los «efectos colaterales de la falta de una vivienda digna» en la isla: «No todas las familias tienen capacidad de poder suministrar a sus hijos todo el bagaje que implica tener un ordenador, conectividad o renovación de material, porque la velocidad a la que los materiales físicos informáticos quedan obsoletos no siempre es asumible para las familias». Para Lomas, esto llega a generar diferencias entre los mismos estudiantes de un aula: «Hay centros que saben que hay alumnos que se están perdiendo por el camino por tener falta de conexión o dispositivos en sus infraviviendas».

En cuanto a las restricciones que se aplican en las aulas para limitar los accesos, Mario Devis, secretario general de la Federación de Educación de CCOO en Balears, coincide con Lomas: «El uso del wifi está capado para otras aplicaciones o redes sociales y el Chromebook se utiliza sólo para trabajar».

Devis destaca que actualmente el uso de las pantallas está «prohibido en Infantil» y «bastante restringido en Primaria», igual que en Secundaria. Señala que la cuestión es que «hay centros en los que se usan los Chromebooks en lugar de los libros, pero es para seguir la actividad a realizar», matiza.

El secretario general también recuerda que recientemente el BOIB ha publicado una orden para el curso 2025-2026 que regula el uso de teléfonos y otros dispositivos electrónicos personales en los centros, lo que pone en evidencia que se tienen que restringir estos usos y los de los demás dispositivos porque «en otras comunidades autónomas ya se han dado cuenta de que la sobreestimulación es contraproducente».

Desde su punto de vista: «Tenemos que adaptarnos a la realidad del siglo XXI», por lo que es necesario encontrar un equilibrio para el uso de dispositivos en el aprendizaje. Para Devis la normativa en la que trabaja la Ccnselleria «es bastante restrictiva en este sentido y blinda el uso y la excesiva utilización de medios digitales que puedan despistar al alumnado».

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