Transporte
Los piratas toman el aeropuerto de Ibiza ante la resignación de los taxistas
Las ofertas de transporte ilegal ya se multiplican en la terminal a la espera de que el Consell ponga en marcha su plan de choque con detectives

Taxistas haciendo cola el jueves en la zona que tienen reservada frente a la terminal. | G.S,

Los taxis pirata campan ya a sus anchas en el aeropuerto de Ibiza ante la resignación de los taxistas, que tienen perfectamente reconocidos y localizados a los depredadores de su trabajo, pero que se resignan a ver cómo les arrebatan faena por miedo a las posibles represalias.
Los vehículos ilegales están tratando de exprimir al máximo esta inmejorable ventana de oportunidad que se les ha abierto entre las aperturas de las discotecas, con la mayoría funcionando ya a pleno rendimiento, y el 1 de junio, cuando está previsto que arranque el plan de choque con detectives privados diseñado por el Consell insular para luchar contra esta lacra.
Un paseo este jueves primera hora de la mañana por la terminal permitía comprobar que los piratas ya han izado su bandera. «Guys, I have a big car for you (Chicos, tengo un coche grande para vosotros)». La proposición se escucha nítida junto a una de las puertas de salida del aeropuerto.
Un grupo de jóvenes británicos mira a la mujer que la ha lanzado y comienza una negociación que, finalmente, no llega a buen puerto. No se fían y se decantan por uno de los taxis legales que esperan en la parada que está justo al lado.
Solo tres inspectores
Son las 11 de la mañana y es hora punta porque el primer gran botín del día acaba de llegar desde las islas británicas desde cuatro ciudades distintas de origen: Londres, Birmingham, Mánchester y Edimburgo. En el espacio de un cuarto de hora, esos aviones tocan suelo ibicenco y bien lo saben los pescadoras de viajeros, que, según cuentan los taxistas legales, suelen reunirse a primera hora dentro de una cafetería del aeropuerto, situada justo enfrente de la puerta de salida de turistas y al lado del puesto de información del Consell, para repartirse la jornada.
Y curro hay de sobra: un total de 349 vuelos planificados a lo largo del día, uno cada cuatro minutos de media, según los datos de AENA.
Tampoco son ajenos a este caudal de viajeros los taxistas legales, con cuyos vehículos hacen cola para esperar su turno para cargar viajeros, a menudo durante «una hora o una hora y media», según cuenta uno de ellos. Ese problema no afecta a los piratas, lógicamente, igual que otros muchos derivados de la engorrosa obligación de cumplir la ley.
«¿Que si hemos visto piratas estos días? ¡Los vemos todo el año!», lamenta una taxista que acusa a los inspectores de transporte de «no hacer nada» más que «ponerse el chaleco y cruzar las manos detrás de la espalda».
El Consell únicamente cuenta con tres inspectores en plantilla, un número «totalmente insuficiente» para hacer frente a este problema, según reconoce el propio organismo en la memoria justificativa del plan de choque que está a punto de poner en marcha.
Y cuando hay más polis que cacos, lo normal es que los segundos se apunten la victoria. Porque, además del puñado de conductores que ofrecen sus servicios en el umbral del aeropuerto, y a veces incluso dentro del mismo, habitualmente cuentan con la ayuda de un vigilante que se sitúa en el segundo piso del aparcamiento, desde donde disfruta de una vista nítida y perfecta de todo el exterior de la terminal, para avisar a sus compinches en caso de que se acerquen a la zona agentes de la autoridad.
«Vienen de pesca. Si pescan, bien y si no, se van con el barco vacío. Este año hay muchísimas furgonetas», asevera otro de los taxistas que espera pacientemente su turno. También cuenta que los piratas a veces incluso imitan sus uniformes, con pantalón oscuro y polo gris, para pasar por legales.
«Para ganar 50 euros tenemos que hacer diez horas de trabajo. Y ellos ganan esa cantidad en un solo viaje», calcula este mismo conductor, y añade que prefieren evitar el enfrentamiento con ellos porque son «gente peligrosa que amenaza a los inspectores e incluso a los policías».
«Son gentuza»
Otro taxista compara las tarifas que ha ido recopilando. Trayecto a Sant Antoni: taxi legal por 35 euros y pirata, por 80. A un hotel de Platja d’en Bossa: taxi legal 12 euros y pirata, 40 euros. Precios que, como mínimo, suelen doblar el estipulado por la ley.
La táctica es clara: lanzarse a la yugular del potencial cliente antes de que se ponga en la cola del taxi. Para convencerlos, se apoyan en mentiras como decir que el precio que fijan los taxis es por persona y no por carrera. Por eso, tienden a buscar grupos más grandes en lugar de viajeros que llegan solos a la isla.
La facilidad con la que se hacen notar la demuestra un «taxista accidental» que solo lleva dos días al volante de su vehículo de trabajo pero que ya le ha dado tiempo de «conocer a todos» los piratas que operan en el aeropuerto, alrededor de una treintena, según la estimación de otro colega. «Son gentuza, no son trigo limpio», añade.
Por eso, los taxistas tienen claro que el enfrentamiento físico no es una opción, por mucho que a veces se lo pida el cuerpo. «¿Para que luego me persigan y me amenacen a mí y a mi familia? Hace años ya hubo una pelea y a los compañeros encima les costó dinero», rememora otro conductor, que agrega que los piratas «se lo tienen mejor montado que el propio taxi».
«El único movimiento útil sería que nos uniéramos todos e hiciéramos un paro gordo de diez días en pleno verano, pero cada taxi es una empresa y es difícil ponerse de acuerdo», expone otro.
El 30 de mayo finalizará el plazo de presentación de ofertas de la licitación impulsada por el Consell para luchar contra los taxis pirata. La empresa ganadora realizará 41 servicios de detective, entre los días 1 de junio y 31 de octubre, que se abonarán a 2.040 euros cada uno, para un montante total de 83.640 euros, que con el IVA supera los 100.000 euros de inversión pública.
Además, este verano ya no servirá con pagar la mitad de la multa para recuperar un vehículo pirata interceptado, como ocurría anteriormente, sino que será obligatorio abonar íntegros los 15.000 euros de sanción. Es otra de las nuevas medidas impulsadas por el Consell.
Por su parte, desde AENA aseguran a Diario de Ibiza que están «trabajando conjuntamente con las instituciones competentes para fomentar entre todos el uso del transporte legal».
«Aun no teniendo competencias en materia de transporte terrestre, colaboramos con el Consell de Ibiza y con la Policía Local de Sant Josep para que puedan implantar en las instalaciones aeroportuarias las medidas que consideren oportunas para frenar las prácticas ilegales, en cumplimiento de las competencias que les son atribuidas en ese ámbito», añaden fuentes de la empresa pública, que ha sido criticada por el Consell debido a su pasividad con los taxis pirata.
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