Integración laboral
Jornada de integración laboral en Ibiza: cómo encajar la mente asperger en la empresa
El Centro Cultural de Jesús acogió ayer la primera Jornada Asperger y Empleo, con el objetivo de informar y facilitar la inserción laboral de las personas con transtorno del espectro autista. Algunos de ellos relataron su experiencia personal y explicaron cómo hay que tratar a un empleado con esta característica.

La jornada se celebró en una sala del Centro Cultural de Jesús. / D.V.

«Algo tengo que hacer, porque estar parado es lo peor» reflexiona Aarón Cubero, un joven de 28 años a quien el año pasado le diagnosticaron Trastorno del Espectro Autista (TEA). Hasta entonces era considerado un chico tímido o ‘rarito’, pero en su fuero interno él siempre supo que había algo más: «Yo me veía diferente, lo tenía claro. Por suerte, me diagnosticaron».
Ahora Aarón busca empleo. Ha estado dos veranos trabajando en la playa de ses Salines en el servicio de hamacas, y durante un mes y medio hizo una sustitución como cajero en un supermercado. El mundo laboral es complicado, pero mucho peor es no hacer nada: «He enviado mi currículum a la asociación de Asperger, a ver si sale algo».
Las personas con TEA lo tienen mucho más complicado lograr un puesto de trabajo, pero eso no quiere decir que no sean tan válidos como cualquier otro trabajador neuronormativo. Eso lo tiene clarísimo Mar Ferre, psicóloga de la asociación Asperger Ibiza y Formentera (AIF) quien, conjuntamente con Servicio de Asesoramiento e Inserción Laboral para Personas con Discapacidad (SAIL-PD) del Consell de Ibiza, han organizado la jornada sobre Empleo y Asperger, que se ha desarrollado ayer martes por la mañana en el Centro Cultural de Jesús.

La psicóloga Mar Ferre, a la izquierda, durante su exposición. | D.V.
Una jornada que se organiza por primera vez y que tiene como objetivo promover el conocimiento sobre el autismo en la edad adulta, así como animar a las empresas a que incluyan a personas asperger en sus plantillas de trabajo. «Quiero dar las gracias a las empresas que apuestan por la diversidad y las capacidades distintas, y también a las personas con asperger por su valentía», comenta en la apertura de la jornada Carolina Escandell, consellera insular de Bienestar Social.
Un ‘sistema operativo’ diferente
En la charla principal, la psicóloga Mar Ferre realiza una explicación de las características de las personas asperger y de cómo esto se refleja en el puesto de trabajo. Le ayuda en la exposición Celia, una mujer asperger, quien completa la exposición técnica con sus experiencias personales sobre cómo una persona con estas características procesa las dinámicas que se desarrollan en un puesto de trabajo.
«De la misma manera que hay ordenadores que funcionan con Android y otros con el sistema de Apple, las personas asperger tienen una forma de procesar los estímulos exteriores distinta », comenta Ferre, que recuerda que el autismo «es invisible», aunque las personas del espectro tienen algunos puntos fuertes que pueden hacer interesante su contratación laboral.
«Son personas que tienen una gran atención al detalle. Son metódicos y analíticos, buscan patrones para entender las cosas. Son personas tenaces y resilientes, y tienen arraigados valores como la integridad y el compromiso», relata Ferre. Sin embargo, una persona asperger requiere también de una atención especial: «Al procesar la realidad de manera distinta, se pueden provocar malentendidos. Es necesario usar siempre un lenguaje muy concreto y específico para evitarlos», y advierte de otro aspecto que sus empleadores deben tener en cuenta: «Las personas del espectro tienen un escaso vocabulario social y les cuesta pedir ayuda».
Órdenes claras, por favor
En este aspecto también insiste Celia que, en su calidad de mujer asperger, puede hablar con conocimiento de causa de qué es lo que necesita alguien del espectro cuando llega a su puesto de trabajo: «Es importante que nos dejen claro todas las cosas. Qué y cómo hacerlas. La incertidumbre nos hace daño. Un cambio imprevisto de hora o de lugar nos puede generar ansiedad».
Celia también recuerda que muchas personas asperger tienen una hipersensiblidad hacia estímulos como los ruidos o la luz: «Hay a quien le afecta el ruido del motor del aire acondicionado. Yo, por ejemplo, llevo tapones para los oídos. Conocidas mías tienen inhibidores de sonido. Hay quienes nos llaman maniáticas pero no es eso. Al 90% de las personas neurodivergentes nos molestan los sonidos estridentes. También me sucede las luces potentes que hay en el interior de un supermercado, por ejemplo, me agotan la cabeza. Las puedo sobrellevar pero me desgastan. Una persona con autismo necesita un entorno tranquilo».
La clave, la empatía
«Hay que distinguir entre el ‘no quiero’ y el ‘no puedo’» recuerda Ferre. Y, ante todo, empatía: «Refuerzo positivo. Es difícil hacer bien las cosas si solo recibes críticas». Por su parte, Celia reflexiona que «la empatía y la comprensión es algo que necesitamos todos los trabajadores, no solo los que tienen neurodivergencia. Por desgracia, lo que debería ser normal, no lo es».
A la jornada también asisten jóvenes asperger que, como Aarón Cubero, o buscan trabajo o relatan sus experiencias laborales. Uno de ellos es Dani, un joven de 28 años que ha terminado el grado de turismo y que también ha sido diagnosticado recientemente: «Tengo asperger, aunque a mi me parece que también soy autista». Lo suyo es un caso de superación, ya que prácticamente todos sus trabajos han sido de cara al público, primero de ayudante en la recepción de un hotel y después en una oficina de información turística.
«A veces me cuesta relacionarme porque soy un poco tímido, pero lo voy llevando y voy trabajando en esto. De momento me va bien. Trabajar me aporta conocimiento y experiencia, y quiero seguir haciéndolo», relata.
«Cuando se contrata a una persona con asperger, el balance casi siempre es positivo», explica Carlos Lara, coordinador del Servicio de Asesoramiento e Inserción Laboral del Consell: «Es importante que el empresariado local esté sensibilizado con este tema. Las personas del espectro funcionan diferente, pero hay que seguir unas reglas sencillas: la comunicación debe ser efectiva, explicar las cosas claras, preguntarle si lo ha entendido, evitar los ruidos y las molestias, y en vez de la crítica, el refuerzo positivo», y resume: «Además, de esta manera, mejoramos la sociedad. ¿Qué más se puede pedir?».
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