Patrimonio

Ibiza inicia su transformación medieval

Faltan poco más de 24 horas para que la Ibiza Medieval vuelva a llenar Dalt Vila de música, blasones, justas y buhoneros. Un viaje al pasado que no se consigue con un toque de varita ni con un conjuro, sino con mucho trabajo. El domingo se empezó a colgar la decoración. Ayer entraron ya los comerciantes a montar sus puestos. Hoy hay ensayo general.

El acceso a la calle de las Farmacias, cortado y con la decoración. | FOTOS: VICENT MARÍ

El acceso a la calle de las Farmacias, cortado y con la decoración. | FOTOS: VICENT MARÍ

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Ibiza

Tenderetes a medio montar, las primeras guirnaldas de banderas y blasones, neveras de marca de refrescos y cervezas que en unas horas esconderán sus logos, calles ya cerradas, turistas preguntando cuándo empieza la Feria Ibiza Medieval... Es la estampa que presentan, este martes, las calles de Dalt Vila, el Mercat Nou, la plaza del Parque, el puerto... La ciudad de Ibiza ha comenzado ya su viaje al Medievo, una transformación contrarreloj y que culminará en poco más de 24 horas.

Mañana, a las siete de la tarde, será la inauguración oficial, pero la feria estará abierta desde las diez de la mañana para las primeras visitas escolares (cerca de mil niños y niñas) y quienes quieran comenzar ya a curiosear entre los puestos. «El domingo comenzó ya el montaje», comenta el concejal de Fiestas de Vila, Fran Torres, apenas unas horas después de que las calles se hayan cerrado al tráfico de los simples mortales para que quienes participan en el anual viaje al pasado de Dalt Vila puedan comenzar a prepararlo todo. Porque por muchos hechiceros, brujas, magos y pitonisas que hubiera siglos ha, eso no se consigue con un toque de varita ni pronunciando un conjuro. Quedan dos días de intenso trabajo por delante.

Los primeros en acceder a Dalt Vila son quienes tienen sus tenderetes y carpas más arriba. Los últimos, los que están a ras de puerto. «Así unos coches no atascan a los demás», explica Torres mientras coordina estas subidas con la empresa Musical Sport. En total, 120 puestos de fuera, 75 de artesanos de la isla y 40 de los pagesos de Ibiza. A estos últimos les dispensa el Ayuntamiento trato de reyes. Les pone las mesas y las sombras (de las que los demás deben proveerse ellos mismos) en la calle de las Farmacias, les habilita un contenedor para guardar cada noche todo el material para evitar que tengan que cargarlo todo todos los días, les pone un bus para recogerlos y llevarlos al parking disuasorio y, además, les paga la comida. Esto último, conocedores de los precios que se gastan en la feria, no es baladí.

Banderolas en las calles de Dalt Vila. |

Banderolas en las calles de Dalt Vila. |

La empresa ya ha colocado cintas y banderolas aprovechando palos, mástiles y anclajes que el Ayuntamiento ya tiene preparados de otros años. También están casi montados los tres escenarios de la feria: el de Vara de Rey, donde se concentrarán los espectáculos infantiles; el del baluarte de Santa Llúcia, cerca de la zona principal de comida, y el del Claustre del Ayuntamiento Viejo, que acogerá las representaciones teatrales. Desde la empresa que trae los espectáculos y los puestos le han confesado al concejal que el de Ibiza es uno de los más complicados de montar debido a las empinadas cuestas y las zonas estrechas que hay.

Vigilantes con los precios

«El Medieval es uno de los eventos más complejos que se organizan en Vila, el que afecta a más zonas, con cortes de tráfico, cierre de calles, vecinos...», explica el concejal. Un engranaje complicadísimo. Este año, doce monitores de la empresa se encargarán de vigilar que se cumplen los horarios de los espectáculos, de que cuentan con todo el material y que se cumplen las indicaciones de los precios, que deben estar indicados de forma visible y no pueden subir durante la feria. El año pasado, recuerda Torres, hubo que llamar la atención a un par (payés) de vendedores porque no los tenían en ningún sitio. El concejal señala que se debía al «desconocimiento» de la normativa y que lo solucionaron al instante.

Sa Carrossa, que será de sentido único. |

Sa Carrossa, que será de sentido único. |

En cuanto a la vestimenta y la prohibición de mostrar elementos de la vida moderna en los puestos (calculadoras, relojes, móviles, datáfonos, estructuras de aluminio...) Torres asegura que no es habitual tener que reprender a nadie. «La mayoría de los vendedores que proceden de la Península llevan muchos años viniendo, lo mismo que los artesanos de la isla, y saben que deben estar caracterizados, que no disfrazados», apunta.

Junto al Museu d’Art Contemporani d'Eivissa (MACE) estará la central del dispositivo de seguridad, en el que intervienen Policía Local y Nacional, 061 y Protección Civil. Allí estará la ambulancia, por si fuera necesario atender a alguien.

Una de las funciones de los agentes es tratar de controlar las aglomeraciones en las horas punta, cuando cientos de personas se concentran en los mismos puntos. Especialmente problemático en este sentido es sa Carrossa. Por eso, este año será una vía de sentido único para los peatones. «Sólo se podrá subir por ella, no bajar», afirma el concejal. Así, quienes vengan de la Catedral y quieran curiosear entre los puestos que rodean la estatua de don Isidor tendrán que bajar hasta la plaça de Vila y subir ese tramo. Una idea para la que, reconocen, se han inspirado en los sentidos peatonales únicos de Madrid en Navidad o el puente de la Constitución. «Vamos a probar esta forma, a ver qué tal», indica.

Ropajes para los comercios

Este año el Ayuntamiento ha propuesto a los establecimientos que se encuentran en el recinto del medieval que se sumen a la celebración. A quienes lo han querido les han colocado unos pósters de tela y unas banderolas en el exterior y, además, se han ofrecido ropajes a quienes quisieran caracterizarse. Algunos los han aceptado. Otros han confesado que les da vergüenza vestirse a la moda del Medievo y el Renacimiento. «Lo mismo pasa con la gente que visita el Medieval, que no hay costumbre de caracterizarse o disfrazarse, no es como en Carnaval», indica el concejal antes de recordar que algunos de los talleres y actividades infantiles consisten, precisamente, en elaborar sus propios trajes de la época.

El concejal, que recuerda que visitó por primera vez la Ibiza Medieval cuando tenía «14 o 15 años», destaca que el de la isla está considerado «el segundo mejor mercado medieval de España». Únicamente le supera, indica, el de Alcalá de Henares. Eso sí, tiene claro que eso es porque quienes hacen el ranking hace tiempo que no visitan el de Dalt Vila.

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