Vivienda

Un trabajador en Ibiza: «Estoy durmiendo en la calle y hoy empiezo a trabajar»

El mercado del alquiler en la isla alcanza su punto de ebullición con el comienzo de la temporada. Las aplicaciones de mensajería se convierten en el nuevo campo de batalla donde arrendatarios y arrendadores cruzan sus intereses a través de propuestas de todo tipo y, a menudo, de dudosa legalidad.

400 euros mensuales y fianza piden por esta furgoneta. | D.I.

400 euros mensuales y fianza piden por esta furgoneta. | D.I.

Guillermo Sáez

Guillermo Sáez

Ibiza

El mercado del alquiler está que arde. El comienzo de la temporada provoca que ya haya alcanzado su punto de ebullición y se inunde con todo tipo de propuestas donde el único límite es la imaginación de cada oferente. Los dueños de casas, pisos, habitaciones, furgonetas, lo que sea, son conscientes de que tienen la sartén por el mango porque la demanda es altísima y la oferta escasa, cara y, en ocasiones, rocambolesca.

Estos días, la actividad es frenética en varios grupos de Telegram consagrados exclusivamente al alquiler en Ibiza, donde se entrecruzan la codicia con la necesidad, a menudo mutada a desesperación. Una combinación muy peligrosa para cerrar tratos. «¿Alguna habitación en Santa Eulalia? Estoy durmiendo en la calle y hoy empiezo a trabajar. O alguien que venda un coche que me deje luego para pagarle cuando cobre», escribe un hombre que ha venido a hacer la temporada y al que le ha pillado el toro.

No son pocos los que están sumergidos en esta búsqueda, muchas veces agónica: «Sé que es difícil encontrar algo, pero no pierdo la esperanza. El tiempo se acaba y no quiero rendirme», expone otro joven que vive provisionalmente en casa de una amiga.

Puesto de ‘coworking’ por 580 euros.  | D.I.

Puesto de ‘coworking’ por 580 euros. | D.I.

Y no siempre se trata de trabajadores del sector servicios. Lo demuestra la petición de un biólogo marino que pregunta por «habitación o caravana» y «a poder ser cerca del puerto», lógicamente. Su presupuesto máximo es de 700 euros, el mismo que maneja otro joven en una situación similar que aprovecha la oportunidad para mostrar su indignación: «No pago más porque esa cantidad ya me parece un robo». No es el único: «Madre mía, ¿es que la gente solo quiere vivir del sudor de otros con los alquileres? Más bien los subarriendos». Tampoco está nada mal la respuesta que da otra persona a una oferta de una habitación con vistas y precio nada barato: «Pues date una vuelta con vistas».

Los buscadores de alojamiento también intentan agruparse para rebajar costes. Es el caso de cuatro trabajadores de temporada que han alquilado una vivienda con cuatro habitaciones... y buscan a otros cuatro compañeros de piso para doblar la capacidad natural del inmueble. 670 euros al mes en una cama individual y habitación compartida con un desconocido en un «ambiente joven y tranquilo», en principio...

Interior de otra furgoneta en alquiler. | D.I.

Interior de otra furgoneta en alquiler. | D.I.

40 euros la noche

Al otro lado del terreno de juego se alinean todos esos dueños (o no) de distintas modalidades de alojamiento que aspiran a ganar su buen dinero aprovechando que el viento sopla a su favor en cuanto la isla se vuelve a llenar de residentes temporales. La modalidad exprés es ofrecer habitaciones por días. «Piso tranquilo y agradable, solo vivo yo y un gato», cuenta uno que ofrece los siguientes precios: 39 euros modalidad individual y 67 en pareja.

Una tarifa similar maneja otro que ofrece cama en una habitación compartida por 40 euros la noche en Platja d’en Bossa. Cuenta con una «terraza muy amplia», eso sí. «Imagino que con licencia turística», le contesta otro con sorna.

En cuanto a los alquileres mensuales, abundan anuncios como el siguiente: «Habitación en el centro de Ibiza para la temporada, 800 euros al mes y todo por adelantado». Es decir, toca aflojar casi 5.000 euros de golpe por el derecho a unos pocos metros cuadrados donde descansar. Es prácticamente lo que cuesta alquilar un apartamento con una sola habitación ofertada en la zona del paseo marítimo: 4.000 euros más 500 de fianza por disfrutarlo únicamente durante el mes de julio.

En esta misma zona pudiente de Vila surgen otras opciones solo al alcance de bolsillos cargados de efectivo: 18.000 euros de golpe por ocho meses de inquilanato en un apartamento del Edificio Acuario y hasta 30.000 euros por seis meses en otro piso más amplio en esta misma zona, pero con tres habitaciones, más dos meses de fianza y un mes de agencia. La modalidad de alquiler anual ‘solo’ sube a 39.000 euros y permite el pago mes a mes «si es empresa».

Furgonetas que no andan

Capítulo aparte merecen las viviendas sobre ruedas. Proliferan coches, furgonetas y caravanas con precios que rondan los 400 euros mensuales. «Para dormir, sin posibilidad de moverla, está en un camping», aclara un tipo, por si hacía falta. «No es para usarla en la calle ya que no tiene ITV», detalla otro respecto a su furgoneta. También hay una Ford Transit que se alquila «barata», sin especificar el precio, porque «está muy básica», aunque esta si tiene «la ITV pasada» y también cuenta con «muebles a estrenar». De igual modo, está disponible una Camper equipada, pero «solo para personas que puedan optar a terreno privado para pernoctar», así como una caravana por 450 euros. «No tiene baño, único inconveniente», aclara su dueño. En una categoría modesta se anuncia un Fiat Panda «para la temporada», no queda claro si solo para moverse o también para pernoctar. «Se alquila coche por días o semanas. Precios económicos, sin fianzas abusivas», escribe otro espabilado.

Entre otros anuncios de todo pelaje, también llama la atención el de puestos de coworking en Sant Antoni por 580 euros al mes más un mes de fianza. Incluye una silla, una mesa de 1,60 x 0,8 metros y acceso a internet.

Además, los potenciales alquiladores también usan las aplicaciones de mensajería para avisar de estafas. «Cada año publica lo mismo, no os confiéis», avisa uno sobre un anuncio que no es nuevo, al parecer. «¡Dejen de enviar dinero a la gente! La única manera de pagar es estando con las llaves dentro del piso. ¡Antes no se paga nada!», arenga otra persona, aportando con vehemencia su consejo para evitar que, después de pagar un dineral, encima no sirva para nada.

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