¡Andaluces, levantaos! Y bailad hasta que cierre la Feria en Ibiza

«Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, hombres de luz que a los hombres, alma de hombres les dimos». Hace ya 92 años que Blas Infante le puso letra al himno de Andalucía.

El esperado retorno de la Feria Andaluza a sus orígenes

Imposible saber en aquel momento las ganas que tenían todos los andaluces que residen en Ibiza de volver a dar alma a los hombres, pero también a las mujeres y los niños, seguramente los que más disfrutaron este domingo durante la tercera y ultima jornada de la Feria Andaluza celebrada en el aparcamiento de sa Joveria, su tierra pedregosa recordando durante unos días a algunos parajes del almeriense Cabo de Gata. 

«Ha ido muy bien, de maravilla». El escueto y satisfactorio balance de Juan Bastida, al frente de una las tres casetas que despachaban comida y bebida desde bien pronto, es compartido de forma unánime por todas las personas que han trabajado en el evento durante el fin de semana.

Después de 38 años viviendo en Ibiza, este andaluz de La Puebla de Cazalla, provincia de Sevilla, no ha perdido un gramo del profundo acento de su tierra. «Imposible calcular cuánto hemos vendido», añade. Tampoco puede hacerlo otra compañera de faena detrás de la barra que ha perdido la voz de tanto despachar.

«La bandera blanca y verde vuelve, tras siglos de guerra, a decir paz y esperanza, bajo el sol de nuestra tierra». A buena fe que se rindió homenaje a esos colores, todos los farolillos y cintas que adornaban la carpa de la Feria estaban pintados con los colores de la segunda Comunidad Autónoma más grande de España, 87.600 kilómetros cuadrados concentrados en un reducto ibicenco que, por momentos, se quedó pequeño ante el éxito de público.

Rebujito... y hierbas

«Ha venido mucha gente para ser la primera Feria después de 15 años. No sabíamos cómo iría la cosa», reconocía la presidenta de la Asociación de Vecinos de Es Pratet, Carmen Cárcel, encargada de otra de las casetas.

«Ha sido un éxito, yo creo que el Ayuntamiento puede estar contento. El año que viene pediría que tuviéramos más espacio porque se nos ha quedado pequeño y además nos comemos la música unos a otros. Pero bueno, las cosas normales después de tanto tiempo sin celebrar la Feria», comentaba, mientras lideraba la preparación de una paella con 250 raciones previstas.

Por si acaso, también despachaban hamburguesas a siete euros, entre otros condumios. Como se ve, los precios también eran mucho más andaluces que ibicencos.

La tercera asociación con la importante misión de abastecer al personal era la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sant Antoni. Y a buena fe que lo hicieron, despachando cada día 60 botellas de manzanilla, el componente principal del rebujito, bebida de sabor muy agradable y elevado peligro en caso de consumo excesivo.

«Y de hierbas ibicencas hemos agotado existencias», señalaba uno de los miembros de la hermandad, igualmente satisfecho y casi sorprendido con el éxito del retorno de la Feria. «El sábado cerramos a las dos de la mañana y nadie quería irse a casa, seguía todo el mundo bailando sevillanas. Esta Feria no ha tenido nada negativo. El año que viene repetimos fijo», auguraba.

Sin incidentes

Y es que, a pesar de ese intenso trasiego de bebidas, no hubo que lamentar ni un solo incidente en forma de pelea o altercado. El buen rollo reinó por doquier, según todos los que vivieron el evento de principio a fin, otra muestra de que había muchas ganas de pasarlo bien.

Seguramente llevaban acumuladas desde 2011, cuando se celebró la anterior Feria, que debutó en el calendario de eventos de la isla allá por 1987.

Baile flamenco, arroz popular, actividades infantiles y monólogos cómicos cerraron la Feria Andaluza. «¡Andaluces, levantaos! ¡Pedid tierra y libertad! ¡Sea por Andalucía libre, España y la humanidad!». Esta vez tocaba levantarse para celebrar y los miembros de la numerosa colonia de andaluces ibicencos lo hicieron con creces.