Día de Sant Jordi | Fiesta patronal

Un día para presumir de orgullo ‘jordier’

Sant Jordi celebra el día de su fiesta patronal en una jornada en la que la multitud abarrota la plaza del pueblo. Los asistentes disfrutan de una festividad con una gran afluencia de niños pequeños que están de vacaciones.

Aarón Benet

Aarón Benet

Ibiza

El 23 de abril es una fecha marcada en fuego en el calendario de los jordiers, ya que es el día en el que celebran su fiesta patronal. Esta circunstancia es la excusa perfecta para varios de los vecinos de la zona para ejercer como guías turísticos de amigos o familiares. «Le he enseñado la iglesia, le he resumido la leyenda del dragón y ahora nos esperaremos para ver el ball pagès», exclama alegremente Terra Clavell. Ella es una joven residente que explica a su prima Camile Sigoyer, que ha venido a la isla de vacaciones, el significado que tiene para los habitantes de Sant Jordi este día tan especial.

Sigoyer, que se comunica con Clavell en francés, tiene claro lo que más le llama la atención de la festividad, «comer por primera vez las orelletes». Aunque todavía no ha tenido la oportunidad de desgustar este delicioso dulce típico ibicenco, la joven se muestra feliz. Con una rosa en la mano, símbolo del regalo que le hizo Sant Jordi a la princesa después de salvarla del dragón como expresión de amor y admiración a ella tal y como relata la leyenda, y un libro (‘No quisiera ser sus zapatos’) emprenden rumbo a la plaza para seguir mirando los estands repletos de libros .

«Aprovechar para disfrutar del día entero». Paula Ribas es una madre jordiera que trabaja como maestra en un colegio de Vila. Este año sus vacaciones de Semana Santa coinciden con el día de Sant Jordi. Ribas se muestra muy alegre ante esta casualidad: «Es una de las primeras veces en mi vida que puedo pasar toda esta festividad acompañado de mi hijo [Izán Escámez]. Vamos a la iglesia para escuchar el sermón de la misa, miraremos si encontramos algún libro que nos pueda gustar y le enseñaré el desfile de carros y caballos. Por la tarde tenemos la intención de volver para que participe en el taller de cuentacuentos y en el pintacaras».

Las actividades previstas y la oferta literaria de los mostradores no son el único atractivo de la jornada,según explica Ribas: «Hoy es una oportunidad para reecontrarse con gente del pueblo a la que no vemos con asiduidad. Además, es una ocasión para enseñarle a mi hijo las tradiciones de aquí y formar parte de lo que se hace en Sant Jordi. De hecho, la semana pasada vinimos para la frita de porc. Al final, nos conocemos todos y me encanta el ambiente que se genera en la plaza de la iglesia».

Tanto Ribas como Escámez reconocen que no practican pero les «encanta el ball pagès». Precisamente, a pocos metros se encuentra vestida con la indumentaria típica de balladora Martina Sifre Cardona. Ella es una niña de seis años que forma parte de la Colla de Sant Jordi y que balla por segundo año consecutivo el día de Sant Jordi. La pequeña, con bastante timidez, confiesa que le gusta «todo», a lo que su madre, Sandra Cardona, le responde acto seguido: «Pues como tiene que ser. Eres jordiera».

El día de Sant Jordi coincide con la celebración del Día Internacional del Libro. El Ayuntamiento de Sant Josep, un año más, decide combinar esta doble festividad con varias paradas que ponen a la venta obras literarias que abarcan una gran variedad de géneros que van desde la novela negra hasta cómics, pasando por libros infantiles o incluso guías turísticas. La oferta de libros consigue cautivar a compradores como Luisa Planells Ferrer. Ella es una jordiera que «cada año» va al día grande del pueblo y compra libros. Planells tiene las dos manos muy ocupadas, ya que está sujetando cuatro libros que acaba de comprar. Sin embargo, la mayoría de las compras son libros para su hijo, Lucas Ferrer. Una deslumbrante sonrisa del niño delata su felicidad al conseguir una serie de literaria de Dragon Ball. Aunque se trata de una costumbre familiar, la madre aprecia una diferencia en relación con los años anteriores: «Cada vez hay más ambiente en el pueblo el día de Sant Jordi. Esto se está animando mucho últimamente».

Los libros también es lo que mayor interés le suscita a Eva Ríos, que disfruta de la mañana junto a Éric Mesa (su hijo) y Carla Mesa (su sobrina). Ríos no tiene una idea en mente: «Vamos mirando libros y decidiremos sobre la marcha si hay alguno que nos motiva y compramos».

Los jordiers disfrutan de una procesión con desfile de carros y caballos por el centro del pueblo y del ball pagès de Colla de Sant Jordi. Por la tarde están previstas actividades con juegos y las actuaciones musicales de Marc Cuevas y de Ressonadors.

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