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La Virgen que rozó un balcón

Santa Eulària celebra su procesión del Santo Encuentro

Procesión del Santo Encuentro en Santa Eulària.

Aarón Benet

Aarón Benet

Aarón Benet

Ibiza

«¡Uy, uy, uy...! ¡La corona de la Virgen va a tocar con el balcón de esa casa!», exclama una mujer con enorme nerviosismo. Se trata de una de las manolas de la procesión del Santo Encuentro de Santa Eulària que observa con gran preocupación el estrecho callejón que recorre la Virgen de la Esperanza. El susto inicial queda en una mera anécdota, para alivio de los creyentes, que celebran emocionados un nuevo Domingo de Pascua.

La principal novedad este año es el cambio de ubicación del punto en el que madre e hijo, la Virgen de la Esperanza y el Cristo Resucitado, se encuentran, se saludan y bailan envueltos por el vuelo de las palomas. Es la primera vez que no se celebra en el cruce de la calle Sant Jaume con el Passeig de s’Alamera, ya que la plaza de España está en plena remodelación. Las obras de accesibilidad y embellecimiento en este tramo obligan a reubicar el momento álgido de la procesión unos pocos metros más abajo, en el propio Passeig. Eso sí, esto no parece suponer inconveniente alguno para la gente, a juzgar por la multitud humana que abarrota una de las arterias del pueblo, donde aguarda que lleguen las imágenes.

«Es uno de los momentos que espero con más ganas de todo el año». Carmen Ramos Córdoba no puede contener las lágrimas al hablar sobre cómo vive esta fecha tan especial en el calendario cristiano. Ella es una de las manolas y siente una profunda emoción al hablar sobre su madre fallecida, la responsable de haberle inculcado esta tradición: «Hoy [por este domingo] es un día muy bonito que me sirve para recordar a mi madre. Ella es la que me enseñó esta costumbre que tanto le gustaba». Ramos añade: «Esta procesión responde a un sentimiento que se tiene o no se tiene. En mi caso, es una creencia que llevo muy adentro. ».

La procesión es la protagonista del soleado día en Santa Eulària. Los primeros turistas de la temporada aprovechan la oportunidad para inmortalizar el recuerdo a través de las cámaras de sus teléfonos de última generación. Hay quien incluso pide sacarse una foto con las manolas, que con gran amabilidad aceptan la petición y posan con sus mantillas blancas.

El esperado encuentro entre la Virgen de la Esperanza y el Cristo Resucitado provoca un mar de emociones tanto en los asistentes como en los 16 encargados de portar a hombros las dos imágenes. «Me pone los pelos de punta ver esto», afirma una de las presentes. Otros no necesitan ni hablar, ya que una imagen, la de sus caras repletas de lágrimas, valen más que mil palabras. Al encuentro le sigue la marcha hasta el Puig de Missa, donde está prevista la celebración de la misa de Pascua. Este será el acto que pondrá fin a una festividad que celebra «el reencuentro del Cristo Resucitado con su madre», según explica Isaac Sala, de la Asociación Cultural Puig de Missa.

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