Los comercios del West End «con ganas» de ver listo el mural de Okuda

El pasado 2 de abril el reconocido artista cántabro Okuda San Miguelempezó a pintar, tras algunas semanas de demora, el suelo de la calle Santa Agnès de Sant Antoni para confeccionar su ‘Arcoíris Infinito’. El retraso del plazo previsto para la finalización del mural de Okuda, que se ubica en pleno centro del West End, es una preocupación para los comerciantes de la zona, ya que la falta de espacio dificulta que los clientes accedan a los locales.

Sant Antoni prohíbe circular sobre la obra de Okuda

La nueva normativa municipal sobre la circulación, ocupación y limpieza de la vía pública no es un problema para los establecimientos de la calle Santa Agnès. Este es el caso de Eva Moreno Tristán, encargada del restaurante Hunza: «Tenemos licencia para abrir hasta las tres de la mañana. El Ayuntamiento nos informó de que debíamos limpiar con productos con ph neutro y poner tacos de goma a las sillas y demás mobiliario que se sitúa en la terraza para no fastidiar la obra de Okuda. Me parece una decisión lógica, ya que es un mural que se está haciendo para el bien común del municipio y esta es la razón por la que debemos hacer entre todos lo máximo posible para que no se vaya a estropear. Lo debemos cuidar». A pesar de ello, desconfía en la actitud de algunos futuros turistas: «Seguramente habrá quien la líe y pueda fastidiar el mural».

Son poco más de las 11 horas y el Hunza aún tiene bastantes mesas libres. Antes de servir unos refrescos a unos clientes situados en la terraza exterior que no da con la calle Santa Agnès, Moreno habla sobre las ganas que tiene de que el ‘Arcoíris infinito’ esté acabado: «Es una iniciativa que creo que beneficiará a los negocios de la zona, ya que es un mural que atraerá a más gente a Sant Antoni. Vendrán más visitantes al West End que querrán sacarse fotos con la obra de Okuda, además de un sector del turista cultural que en épocas anteriores hubiera preferido visitar otras zonas de la isla, como Vila o Santa Eulària. Aunque tiene buena pinta, hay que esperar a que esté todo listo para sacar conclusiones, pero los plazos para su finalización son un poco justitos, ya que es probable que la reforma de la calle coincida con el inicio de la temporada turística en Ibiza».

Okuda empieza a transformar en un 'Arcoíris infinito' el West End de Sant Antoni

A escasos metros del Hunza está el Marengo Copas y Moda. Se trata de una tienda que combina la venta de ropa con el servicio propio de un pub. Su dueña es Miriam Ribas y reconoce que su negocio «es más una tienda de ropa que un bar». Para ella, «lo más fácil seguramente para recuperar la inversión [ha hecho una reforma profunda de la tienda] sería montar un pub o un tipo de establecimiento similar». No obstante, Ribas explica, con gran contundencia, que «no es su intención, al tener en mente atraer una clientela desvinculada del mundo del ocio nocturno». Además, indica que «es posible cambiar el tipo de turismo».

Ribas es comerciante y también una portmanyina. Tanto su punto de vista de empresaria como de residente coinciden en que tendrá «una repercusión muy positiva en la zona la obra de Okuda, al tener una enorme repercusión desde un punto de vista publicitario». Ribas concluye: «Intentaré cumplir al máximo las medidas sobre el mantenimiento que nos ha impuesto el Ayuntamiento. Además, en principio, una vez esté acabado el mural, las terrazas podrán ocupar el mismo espacio de calle que antes de la reforma del paseo».

«No se puede dar un servicio»

A diferencia de Tristán y Ribas, Alberto Francesconi no tiene licencia de terraza. Él es el fundador de Mamma Mia, un negocio basado en la venta de pizzas para llevar. Inauguró su establecimiento el pasado 9 de enero y muestra su decepción por el estado actual de la vía: «Es una buena iniciativa, pero el mural debería estar hecho. Los negocios debemos conseguir clientes e ingresos, ya que debemos hacer frente a nuestros gastos diarios. El Ayuntamiento debe ayudar a todas las empresas a dar un servicio a la gente que viene aquí. En estas condiciones no se puede dar un servicio», afirma.

El ‘Arcoíris infinito’avanza y va llenando poco a poco de colorido los aproximadamente 150 metros de largo que integran la calle Santa Agnès. Son muchos los que pasan y aprovechan para preguntar a los artistas que ayudan a confeccionar el mural sobre la situación del proyecto. Sin embargo, hay vecinos a los que sigue sin convencer la idea y mientras pasean critican lo que ven. Habrá que esperar a que esté acabado y con la calle abierta para comprobar el resultado de esta inversión.