Semana Santa

Saetas para un vía crucis que se vive a flor de piel

Centenares de personas siguen en Santa Eulària el evento impulsado por Andrés Ramos y protagonizado por una treintena de actores y la agrupación musical Esencia

Semana Santa en Ibiza: Así ha sido el Vía Crucis de Cristo en Santa Eulària

Maite Alvite

Maite Alvite

Maite Alvite

Santa Eulària

Los nervios le pueden a Sonia Díaz, que este año, por primera vez, va a participar en el vía crucis viviente de Santa Eulària, que está a punto de comenzar. A sus 41 años nunca se hubiera imaginado que acabaría interpretando a la madre de Cristo, pero ahí esta, ataviada de Virgen María, repasando en su cabeza la frase que le tocará decir ante el público en la decimosegunda estación, después de que Jesús muera en la cruz. «Tú échale sentimiento», le aconseja la más veterana del vía crucis, María del Carmen García, que lleva muchos años dando vida a la Verónica.

Además de Díaz, se estrena como María Magdalena Nancy Achucarro, que el año pasado hizo de mujer del pueblo, como esta vez lo son Sara Jordá o Maria Tur. Ellas y el resto del elenco están concentrados en el restaurante Noelia, donde se preparan y cogen fuerzas con un desayuno sufragado por el Ayuntamiento de Santa Eulària.

También están allí los componentes de la agrupación musical Esencia, que pondrá la banda sonora al evento. En esta ocasión, llevará la batuta Pau García-Rovés, ya que su director habitual, Jesús Ángel Ramos Mateos, tiene que hacer de verdugo, un papel que considera «mucho menos sufrido» que el del Mesías. Sabe de lo que habla porque se puso en su piel durante 18 años, hasta que en 2024 le tomó el relevo Mihai Popa.

Para este rumano residente en Santa Eulària lo más complicado no es portar la cruz de más de diez kilos hasta el Puig de Missa durante cerca de dos horas sino «los diálogos». En cualquier caso, asegura, dando vida a Jesús siente «algo increíble».

Saetas para un vía crucis que se vive a flor    de piel

Un momento del vía crucis, en la subida por el Puig de Missa. / J.A. Riera

Lo comenta mientras se acaba de caracterizar con la ayuda del promotor del vía crucis viviente, Andrés Ramos, en la sede de su negocio en la calle Sant Vicent. Allí está otro de los más veteranos de esta iniciativa, Faustino Moreno Bausa, ya preparado para ejercer en unos pocos minutos de centurión romano al frente de un grupo de ocho legionarios, cuatro de ellos nuevos fichajes.

Ensayos y novedades

«Llevamos cerca de un mes y medio ensayando para este día», asegura Ramos, que se ha levantado muy temprano para asegurarse de que todo esté listo para las diez, la hora programada para el inicio de esta recreación de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Como en otras ocasiones, cuenta con el apoyo inestimable de la presidenta de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza, Sonia Torres, que ejercerá de reportera gráfica durante el evento, y de su vicepresidente, Antonio Moya.

Este año, apunta Ramos, una de las pocas novedades es que el monte de los olivos, donde Jesús se arrodilla para rezar y Judas le traiciona delatándole con un beso ante una escuadra de romanos, se ha ambientado justo al lado del jardín vertical de la calle del Sol.

En la zona, minutos antes de que comience todo, ya hay unas cuantas personas concentradas, entre ellas, Carlos Morote y Marisa Rodríguez Ferrer, dispuestos a acompañar al vía crucis desde la calle del Sol hasta el Puig de Missa.

El párroco de Santa Eulària, Josep Lluis Mollà, con ayuda del vicario, Fabián Andrés Rodríguez, se va a encargar de dirigir la oración y de explicar las catorce estaciones, que representan las distintas etapas por las que pasó Jesús desde su sentencia a su crucifixión y sepultura.

El vía crucis arranca con la banda Esencia encabezando la marcha. A lo largo del trayecto centenares de personas siguen con atención cada una de las etapas y la registran con sus móviles.

Verónica San Juan canta, junto a la saetera Toñi Ruiz.

Verónica San Juan canta, junto a la saetera Toñi Ruiz. / J.A. Riera

Verónica San Juan, saetera espontánea

Hay momentos que estremecen, como cada una de las caídas de Cristo, y otros que emocionan, en algún caso, hasta las lágrimas, como cuando Toñi Ruiz canta una saeta, primero fuera de la iglesia del Puig de Missa y luego dentro de la parroquia. Su intervención estaba prevista, pero no la de la artista ibicenca Verónica San Juan, que se convierte en saetera espontánea «para cumplir una promesa».

En el templo, abarrotado, todo está listo para el momento culmen del vía crucis, que el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, y la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, contemplan desde la primera fila. Desde el coro, los músicos de la agrupación Esencia ponen el broche final al acto interpretando su nueva marcha, ‘Dámaris’, compuesta por José Manuel Sánchez Molero.

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