Malestar en ses Figueretes tras la última pelea multitudinaria
Una pelea el pasado domingo frente a un bar de la calle Galicia se saldó con tres heridos leves y un detenido, en una jornada en la que también hubo el intento de asalto de un comercio. Durante todo el invierno, los incidentes violentos se han ido sucediendo en este barrio, lo que ha colmado la paciencia de los vecinos.

Exponiendo Ibiza

La paciencia se le está empezando a agotar a los vecinos del barrio de ses Figueretes. En los últimos meses, el goteo de incidentes y peleas ha sido constante. Si algunos pensaban que con el inicio inminente de la temporada turística las cosas se calmarían, iban equivocados. Así, este pasado domingo se produjo una nueva bronca multitudinaria frente a un bar de la calle Galicia, en la que estuvieron implicados una treintena de personas.
Según ha informado la Policía Local de Ibiza, la pelea se saldó con tres heridos y un detenido, que ha pasado a disposición de la Policía Nacional. En las imágenes que se han difundido de la pelea, que han sido grabadas por varios vecinos con sus teléfonos móviles, observamos como decenas de personas se enzarzan en una reyerta y como, al menos uno de ellos, es derribado al suelo tras recibir un puñetazo en la cara.
Impotencia vecinal
Ayer lunes, estos incidentes protagonizaban las conversaciones de los vecinos del barrio de ses Figueretes. El enfado de los residentes es innegable y un buen ejemplo de esto es el propio presidente de la Asociación de Vecinos, José Juan Boned, quien regenta un comercio de comestibles en el barrio.
«Yo he hablado ya con todo dios. Con el Ayuntamiento, con el Consell, con la policía… Ya no sé ni a cuántas reuniones he ido y con cuánta gente he hablado. Y siempre te dicen que lo intentarán, que le echarán voluntad, siempre lo mismo», dice con impotencia.
Comenta que últimamente la conflictividad se concentra en dos bares donde la clientela «se pasa todo el fin de semana bebiendo y luego pierden los papeles» . Admite que la solución no es fácil, pero que él no tiene ninguna varita mágica: «Yo soy tendero. Quien lo tiene que solucionar son los políticos, aunque todos los vecinos debemos poner de nuestra parte para colaborar». Advierte también de que hay que tomar decisiones, «antes de que esto se desmadre definitivamente».

La Policía Local acude a una reyerta en ses Figueretes, hace dos semanas. | / EXPONIENDO IBIZA
«Este no es un lugar familiar»
Nadie niega que la conflictividad ha aumentado en el barrio durante los últimos meses -al menos, nadie de los vecinos que han sido consultados en este reportaje- aunque hay quien relativiza la situación. Dayan y Liz son dos vecinas de la calle Navarra de origen latino que ya llevan un cuarto de siglo viviendo en ses Figueretes, por lo que se consideran como dos ibicencas más. Comentan que hace diez años la situación era mucho peor. «Había discotecas abiertas en esta calle y el jaleo que ahora se ve a las diez de la noche, entonces lo sufríamos a las tres de la mañana. Era imposible dormir por aquí», comenta Liz.
Dayan cuenta que en el año 2013 fue agredida por un vecino conflictivo, que le propinó un golpe con el casco de una moto y le causó una herida en la cabeza. Coincide también en que «antes era peor» pero tiene clara una cosa: «Mi propósito es que mi hija no se críe aquí. A la que pueda, intentaré ir me a otro barrio». Liz está de acuerdo: «Este no es un lugar familiar».
¿Qué le ha pasado al barrio? Cada uno tiene sus teorías. Francisco Catany, propietario del estanco de la calle Galicia, explica que «migración en este barrio siempre ha habido, y no sucedía lo que sucede ahora», y apunta a «algunos jóvenes que acaban de llegar» que muestran un comportamiento problemático. Susana García, vecina de la misma calle y que vio desde su balcón la pelea de domingo pasado, señala también a dos bares de esta calle como los focos de conflicto: «Todos los fines de semana beben muchísimo. En este caso, eran dominicanos, caribeños...».
Carlos Riera, propietario de la Granja Cafetería Figueretes coincide en que esta oleada de incidentes les ha pillado por sorpresa: «Menudeo de drogas ha habido siempre, pero estos van a la suya y no se meten con nadie. Ahora hay grupos numerosos que se pelean entre ellos, y siempre son los mismos». Critica que por la noche «el barrio está muy oscuro y no da confianza, no invita a pasear por estas calles. Necesitamos que la gente esté tranquila. Los vecimos hacemos lo que podemos, pero necesitamos que las autoridades nos ayuden» y bromea reclamando que «en vez de tantos periodistas, iría bien que nos enviaran algún policía más».

Malestar en ses Figueretes tras la última pelea multitudinaria
En la terraza de la Granja Figueretes encontramos a tres vecinos de origen magrebí: Araim, Malani y Yarba. Ellos también tienen sus teorías: «En este barrio vive gente que tiene pocos ingresos, no llegan a final de mes y tienen una vida complicada. Son gente que está enfadada y, no lo justifico, pero cuando se emborrachan se ponen agresivos y lo pagan con los demás», comenta Yarba. Después, muestran sus tés y sus cafés con leche y bromean: «Nosotros somos gente de paz, ¡no bebemos alcohol!».
El peligro populista
En un contexto con tanto conflicto y en un barrio con tanta diversidad racial y cultural, el riesgo de que prenda la mecha del populismo racista es algo tangible. Aunque la mayoría apostilla que la actitud de unos pocos no debe servir para criminalizar a todo un colectivo, la sensación de abandono abona actitudes desesperadas.
«Solo el pueblo salva al pueblo», comenta un vecino, repitiendo un lema que en los últimos meses ha sido reapropiado por aquelles que optan opor tomarse la justicia por su mano. Este vecino también señala que la situación en insostenible: «Hace poco quemaron ocho contenedores. El Ayuntamiento puso cámaras en la calle, pero no funcionan. Aquí no hay ley. Incluso a mi mujer ahora le da miedo sacar a pasear al perro por la noche».
Un comerciante del barrio, que también pide que no se facilite su nombre, asegura que su receta para que vuelva la tranquilidad al barrio es muy sencilla: «Al que no tenga papeles, a su país. Así de fácil. ¿Estás de ilegal aquí? Pues te largas. Si no te sabes comportar, fuera. Me jode que por decir esto te califiquen de racista». Comenta que la situación de ses Figueretes le parece «tristísima»: «En el paseo marítimo, la cosa ha mejorado. Pero en las calles de dentro, estamos peor», asegura.
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