FORO ECONÓMICO Y SOCIAL DEL MEDITERRÁNEO
Expertos urgen a una transición valiente del modelo turístico de Ibiza
Académicos, economistas, urbanistas, ecologistas, empresarios y responsables institucionales advierten de que la crisis climática exige abandonar el modelo intensivo y avanzar, cuanto antes, hacia un turismo regenerativo, circular e inteligente

Sergio G. Cañizares
Alberto Fraile Oliver
El Foro Mediterráneo 2025 ha reunido a expertos internacionales, representantes institucionales, científicos, hoteleros y empresarios para analizar los desafíos del turismo en un escenario de emergencia climática. La primera mesa de debate, celebrada en el Club Diario de Ibiza el jueves 10 de abril, abordó la sostenibilidad ambiental desde una perspectiva propositiva, con ideas concretas para reconducir el modelo turístico hacia uno más resiliente, regenerativo, circular e inteligente.
El cambio climático ha dejado de ser una amenaza proyectada a futuro: es ya una realidad tangible que condiciona las decisiones del presente e interpela con urgencia el futuro del turismo en el Mediterráneo. Esta fue la constatación compartida por los participantes en la mesa ‘Turismo y sostenibilidad ambiental en un contexto de cambio climático’.
Moderada por el catedrático de Economía Aplicada de la UIB y director de la Fundació Impulsa Balears, Antoni Riera, junto a la directora de Diario de Ibiza, Cristina Martín, la sesión reunió a una amplia representación de actores públicos y privados para reflexionar colectivamente sobre cómo alinear competitividad turística con responsabilidad ecológica. «La sostenibilidad ya no es una cuestión reputacional ni una etiqueta: es una condición de viabilidad sistémica», sentenció Riera en su introducción.
Ibiza, destacó, enfrenta una «tormenta perfecta» derivada de su condición insular, la dependencia estructural de recursos importados, la estacionalidad del turismo y los impactos cada vez más extremos del calentamiento global. Estos elementos tensionan un modelo de crecimiento intensivo que, a juicio de los ponentes, debe transformarse radicalmente si se desea garantizar la habitabilidad y la prosperidad del territorio.
Un modelo que entra en revisión
El vicepresidente del Consell de Ibiza, Mariano Juan, marcó un punto de inflexión: «No podemos seguir creciendo a costa del territorio». Subrayó que la modificación del Plan Territorial insular prohíbe la implantación de nuevos usos turísticos en suelo rústico, una decisión estratégica que busca salvaguardar el equilibrio ecológico y paisajístico. Asimismo, anunció que ya se ha iniciado la redacción del PIAT (Plan de Intervención en Ámbitos Turísticos), una herramienta clave para ordenar la oferta turística en función de la capacidad real del entorno. El Consell ha reiterado su intención de reducir el número de plazas turísticas de la isla. Actualmente, hay una bolsa de 9.000 plazas suspendidas por la moratoria turística cuyo destino se va a resolver una vez aprobado el plan. «No es ningún secreto que se reducirán plazas turísticas, pero lo haremos después de tener el PIAT», señaló.
Juan también defendió que Ibiza ha sido pionera en aplicar una ley de limitación de vehículos, pese a la oposición de grandes grupos empresariales. En cuanto al control del intrusismo turístico, destacó los avances logrados mediante la automatización de inspecciones (más de 100 al mes), la imposición de 150 sanciones mensuales y la colaboración con plataformas digitales como Airbnb, que ha permitido reducir en un 33% la oferta ilegal e incrementar en un 25% la oferta legalizada de viviendas de alquiler turístico.
Desde el ámbito hotelero, Alicia Reina —presidenta en Balears de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH)— destacó el compromiso creciente de los pequeños empresarios con la sostenibilidad ambiental, la cultura local y la responsabilidad social. «La sostenibilidad es la única vía de supervivencia a largo plazo, no solo un valor añadido», afirmó. Propuso incorporar esta visión no como algo accesorio, sino como un eje transversal de la gestión empresarial cotidiana y la educación en liderazgo.
Reina alertó sobre los desequilibrios derivados del auge de los visitantes que no pernoctan en plazas regladas y que, sin embargo, consumen recursos y generan residuos. Este fenómeno intensifica la presión sobre servicios como la gestión de residuos, el consumo de agua y energía, la movilidad y el acceso a la vivienda. Para abordar esta presión de forma proactiva, propuso el uso de indicadores KPI (Key Performance Indicators) que permitan anticipar el «punto de ruptura» de los sistemas territoriales y guiar así tanto las decisiones empresariales como las políticas públicas.
Una crítica estructural al modelo
Xavier Pastor, expresidente del GOB y de Greenpeace España, ofreció una intervención crítica y sin eufemismos. «Celebrar récords turísticos ya no es una buena noticia: es el síntoma de un modelo que ha fracasado», afirmó. Cuestionó abiertamente la voluntad política de reducir la presión sobre el territorio y denunció que la expansión de infraestructuras como puertos deportivos, el consumo creciente de recursos y las amnistías urbanísticas en suelo rústico siguen reproduciendo una lógica de saturación.
«¿Quién manda realmente?», se preguntó. «Los fondos de inversión, las constructoras y los grandes grupos hoteleros imponen las reglas del juego». Pastor evocó su enfrentamiento con el Govern balear en los años 90 durante la llamada «fiebre de los puertos deportivos» como antecedente de una resistencia institucional que, a su juicio, aún persiste de forma encubierta. Advirtió de los peligros de seguir promoviendo un modelo que no internaliza los límites ecológicos ni los costes sociales.
Federico Fuster, presidente de la patronal hotelera valenciana HOSBEC, ofreció una mirada desde la gestión y la viabilidad económica del cambio. «La crisis climática es la única guerra que merece la pena librar», afirmó. Subrayó que actualmente las entidades financieras y los fondos de inversión están condicionando la concesión de crédito a la existencia de estrategias de sostenibilidad verificables.
Fuster reconoció que las moratorias urbanísticas no han sido eficaces: frenaron la construcción de nuevos hoteles, pero no evitaron el crecimiento exponencial del alquiler vacacional. Frente a ello, puso como ejemplo el caso de Benidorm: una ciudad que ha crecido un 40% en población y pernoctaciones, al tiempo que ha reducido su consumo de agua un 18%. «El urbanismo vertical y compacto, bien planificado, permite gestionar el crecimiento con eficiencia», concluyó.
Desde el sector hotelero local, Antonio Doménech —CEO de Vibra Hotels— insistió en que la transformación debe ser inclusiva: «No podemos permitir que las pymes queden fuera de esta transición». Destacó que en Ibiza no se han creado nuevas plazas hoteleras en los últimos cuatro años, lo que muestra una contención del crecimiento en el sector formal, «a pesar del aumento descontrolado de la oferta ilegal del alquiler vacacional».
La lógica de los límites y la capacidad de acogida
Dirk Glaesser —director de Turismo Sostenible de la Organización Mundial del Turismo (OMT)— intervino por videoconferencia para reforzar el enfoque regenerativo. «Ibiza tiene la oportunidad de liderar un modelo turístico regenerativo en el Mediterráneo», aseguró. Recordó que los mismos factores que alimentan el cambio climático —la degradación ambiental, la pérdida de biodiversidad, la fragmentación social— fueron determinantes también en la aparición de pandemias como la del covid. «En la pandemia la naturaleza nos habló», sentenció.
Glaesser abogó por modelos turísticos resilientes que combinen innovación tecnológica con identidad cultural, coordinación institucional con empoderamiento ciudadano, y eficiencia económica con justicia social y ambiental. Subrayó que el volumen de visitantes no debe ser el único parámetro de éxito: el turismo del futuro, dijo, debe ser capaz de regenerar tanto lo social como lo natural.
El Turismo frente al cambio climático
El Foro Mediterráneo 2025 en Balears se articula en cuatro mesas de trabajo: dos sesiones celebradas en Eivissa y otras dos previstas para el 29 de abril en Palma. Las conclusiones se presentarán el 21 de mayo en un acto público en el Club Diario de Mallorca. Como explicó Cristina Martín, directora de Diario de Ibiza y anfitriona de esta primera fase, el Foro está impulsado por Prensa Ibérica en ocho consejos repartidos por todo el Mediterráneo. Todos se reunirán en el Consejo General del Mediterráneo, que se celebrará en junio en Málaga.
La ecologista Inma Saranova, directora ejecutiva de IbizaPreservation, realizó una intervención directa: «El crecimiento turístico choca frontalmente con los límites ecológicos del territorio. Hay que entrar en una lógica de decrecimiento estructural». Advirtió de que si no se actúa con antelación, será el propio cambio climático el que imponga límites irreversibles: desertificación en 50 años, olas de calor extremas, estrés hídrico generalizado, pérdida de biodiversidad funcional.
Criticó el «tecnoptimismo» dominante, que confía en que las innovaciones tecnológicas bastarán para mantener el mismo modelo extractivo. «No se trata solo de innovar: hay que reducir el impacto y regenerar los recursos desde la base», afirmó. Propuso avanzar hacia un modelo de autosuficiencia alimentaria, hídrica, energética y económica, donde la resiliencia local se convierta en un eje estructurador del desarrollo.
Los participantes advirtieron de que sin una gobernanza eficaz, estructuras ágiles, coordinación público-privada y un marco normativo alineado, los fondos pueden diluirse sin lograr un cambio sustantivo.
Antoni Riera cerró la sesión con una reflexión clave: «No basta con mitigar impactos. El turismo debe generar valor positivo». Invitó a los presentes a responder a una pregunta fundamental: ¿Cuál es la medida más transformadora que podemos impulsar hoy para garantizar un futuro turístico resiliente, justo y competitivo?
Las respuestas, aunque diversas, convergieron en lo esencial: el modelo debe cambiar, pero también el relato que lo sostiene. Convertir la sostenibilidad en una narrativa compartida es el primer paso para activar alianzas, movilizar recursos y asegurar que Ibiza y el resto de destinos del Mediterráneo sigan siendo habitables, atractivos y ejemplares para las generaciones futuras.
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