VIII Ibicine | Víctor Elías Músico y actor
El músico y actor Víctor Elías: «La adicción es un problema de salud mental del que hay que hablar más»
El director musical de la gala de los Premios Astarté 2025, el eterno Guille de 'Los Serrano', presenta en la librería Sa Cultural de Ibiza su libro ‘#Yo Sostenido: Historia de un juguete casi roto’

El músico y actor Víctor Elías, ayer, antes de la presentación de su libro en la librería Sa Cultural de Vila, en el marco de Ibicine. / Vicent Marí

El libro ‘#Yo Sostenido: Historia de un juguete casi roto’ ha supuesto para el músico e intérprete Víctor Elías «un antes y un después» en su trayectoria vital, marcada por las adicciones de sus padres y las suyas propias. También la serie ‘Los Serrano’, en la que interpretaba al travieso Guille, le ayudó mucho en su momento como «válvula de escape» a la dura realidad que tuvo que enfrentar en casa. Lo cuenta en una entrevista concedida a Diario de Ibiza antes de la presentación de esta obra en la librería Sa Cultural de Ibiza, en el marco del festival Ibicine.
Con esta, lleva ya cuatro ediciones como director musical de la gala de los Premios Astarté de Ibicine. ¿Nos puede adelantar algo de lo que tiene preparado para este domingo?
Lo bueno que tiene este festival es que cada año cambia de temática. Siempre digo que en Ibicine soy las manos del equipo creativo, ellos me proponen y yo siempre digo que sí a todo. En esta edición, hemos vuelto al formato de banda, que es el que hicimos el primer año, pero más grande, de una manera más clásica, con tres cuerdas, guitarra, batería, piano y la cantante, Arantxa. Juntos vamos a intentar reproducir lo mejor posible esa increíble banda sonora de Hans Zimmer, ‘Gladiator’, que no es nada fácil, para meternos en aquella época de una forma bonita.
Este año, aparte de esta labor, presenta en Ibicine ‘#Yo Sostenido: Historia de un juguete casi roto’. ¿Cómo nació este proyecto, que antes de libro fue monólogo?
Tenía muchas ganas de hacer algo de teatro otra vez, pero quería que fuera algo mío, jugar con esa idea de los juguetes rotos y los prejuicios que hay cuando ya no se te ve en la tele. Me apetecía hacer una stand-up comedy y Fran Perea no me dejó. Él, que es el director del monólogo, me dijo: «Tío, tu vida stand-up comedy no es». Y lo le contesté: «Hombre, yo tengo un humor muy negro, es verdad». Decidimos teatralizarlo y entonces ya entró a formar parte de Feelgood Teatro, que es la compañía de Fran Perea y Javier Márquez, que me acompaña en la función. También entró a escribir el texto Pablo Díaz Morilla que, además, es el coautor del libro. Y un día, me escribió Planeta, sin haber visto la función, y una de las editoras, Andrea, me dijo que les gustaría que escribiera un libro de mi cambio de actor a músico, que es un poco lo que yo narraba en esta obra. La vieron, les encantó y surgió este segundo proyecto. Son de esas cosas maravillosas que jamás me habría planteado, pero que nacieron así. Es un tren al que ves que tienes que subirte sí o sí.
En ‘#YoSostenido’ repasa su vida desde la infancia y se abre en canal hablando de episodios muy duros, que tienen que ver con sus adicciones y con sus padres. ¿No tuvo miedo de exponerse tanto?
Pues sí, muchísimo, la verdad. Uno de los capítulos que más miedo me daba contar era el de la adicción, pero, al final, hablar de este tema es una cosa que es necesario normalizar; si no la normalizamos los adictos, no la normaliza nadie. Y encima he tenido, no sé si decir la suerte, de que, justo después de que se publicara el libro en noviembre, han salido Eduard Fernández y Mario Casas hablando de que habían dejado de beber alcohol. Parece que estamos empezando a entender la adicción como un problema de salud mental, que es lo que es. A mí al principio, como he dicho, esa parte me dio miedo exponerla, pero al final te liberas y es todo lo contrario. He recibido mensajes muy bonitos de gente a la que quizás he podido ayudar o que simplemente se ha visto reflejada. Y es que es un tema del que se habla muy poco y eso es un problema gordo.
Es que en esta sociedad el consumo de determinadas sustancias tóxicas y adictivas está bien visto y, de hecho, quienes no las toman, a ojos de muchos, son bichos raros o muermos.
Sí, el consumo de ciertas sustancias está normalizado porque una de las más graves, el alcohol, es legal y entonces es muy complicado hablar de ello. Vivimos en una sociedad en la que si vas a un bar y pides agua, el camarero te hace alguna broma: que si estás malito, que si te pasa algo o te dice que allí no se sirve agua... Así que pienso que cuanto más vayamos hablando del tema, mejor. Antes tampoco se hablaba de la depresión y de la ansiedad y ahora ya lo estamos entendiendo como algo normal y se cataloga como el problema que es. Lo mismo tiene que pasar con las adicciones. Por suerte, parece que las nuevas generaciones ya entienden menos este concepto que tenemos de cervecita y terraza de bar.

Víctor Elías, el año pasado, en la alfombra roja de la gala de los Premios Astarté de Ibicine. / Toni Escobar
¿Diría que el libro le ha servido para sanar, de alguna manera, sus heridas?
Bueno, no sé si sanan del todo, pero sí ha sido un antes y un después clarísimo. Es como decir: este soy yo, esto es lo que me ha pasado y, a partir de aquí, nueva vida. También ha sido una terapia poder leerlo y decir: ostras, qué bien estoy o qué mal o qué bien lo pude hacer en determinado momento. Hacer la función también me ayuda. Muchas veces estoy un poco aturullado y hago la función y me recoloca mucho.
Con un padre músico y una madre actriz, ¿soñaba de pequeño con ejercer otra profesión distinta?
Hasta los 13 años quería estudiar medicina y ser pediatra, pero, evidentemente, no se dio y menos mal.
¿Recuerda qué sentía al subirse al escenario o al ponerse delante de una cámara con cuatro o cinco años?
Para mí, por suerte, ha sido siempre un juego y de ahí viene el título de mi libro. He tenido la fortuna de estar siempre muy sostenido y muy bien rodeado y de que este mundo fuera para mí una vía de escape de los problemas que podía tener en casa o de lo que podía estar viviendo. Eso me ha conducido a la liberación, a la creación y a los sueños.
Como ha comentado ahora y cuenta en el libro, mientras estaba en el plató dando vida a Guille en ‘Los Serrano’, todo era felicidad, nada que ver con la situación que tenía que vivir en su casa...
Bueno, la situación en casa no era fácil, como no lo es para muchos niños. Yo tuve la suerte de tener ‘Los Serrano’ a la vez. Este libro está escrito desde la parte más afortunada, porque no todo el mundo, cuando es pequeño y vive adicciones de terceros en su casa, en este caso, de mis padres, tiene la suerte de contar con una vía de escape. Yo tuve la fortuna de contar con ‘Los Serrano’ y de tener gente que me sostenía, que me quería, que me apoyaba y que creyeron y siguieron luchando por mí: desde la gente de la serie a mis tíos, con los que terminé viviendo, a mi familia, a mis amigos y a mis propios padres en la parte en la que podían.
Con todo lo que ha lidiado siendo tan joven, las adicciones de sus progenitores y luego la pérdida de su padre siendo usted un adolescente, tengo la sensación de que no ha tenido la oportunidad de tener infancia, de ser un niño.
Eso me dice mi tía abuela. No lo sé, es que no he conocido otra cosa, entonces no sé muy bien qué me he podido perder. Sé que a fecha de hoy me siento tranquilo y estoy muy agradecido y me siento muy afortunado.
¿Siente que el tema de su adicción está superado?
No se supera nunca, es lo que decimos todos los adictos, es algo para toda la vida. Hay que ser consciente de que siempre tienes un algo ahí que si no estás en contacto contigo mismo hace que tu cabeza intente escapar de alguna forma, no necesariamente recurriendo a las drogas que conocemos, se es adicto a muchas cosas: comida, sexo, drogas, trabajo, relaciones sociales, redes sociales... Teniendo claro que tu perfil es ese, en mi caso lo que más me ayuda es hacer una serie de ejercicios de meditación por las mañanas que me recuerdan que tengo que estar muy pendiente de mí, porque si no lo hago mi cabeza va a intentar huir por algún lugar. Esto no se puede cambiar. Mejora mucho con grupos, con terapias y, sobre todo, equilibrando tus emociones, porque al final la adicción es un descontrol emocional. Es la punta del iceberg de miles y miles de desajustes, de temas de autoestima, de deseos de querer agradar a la gente, de hacer cosas todo el rato por los demás, que terminan en un pico que en este caso se llama adicción. Eso es por lo menos como lo he entendido yo y como me lo han enseñado a mí, pero como cualquier cosa que depende de algo sentimental, es muy subjetivo.
"Tengo claro que mi camino es la música, que me ha salvado la vida varias veces"
Hablando de lo profesional, ahora está centrado, sobre todo, en la música. ¿Tiene claro que ese es su camino?
Sí, lo tengo claro.
Entonces, ¿la interpretación la va a mantener en un segundo plano?
Si vienen cosas, bienvenidas sean, y feliz. Pero mi vida es la música y es la que me ha salvado la vida ya varias veces.
¿Con qué sueña ahora?
Es que lo que vivo es un sueño, la verdad. No de Resines, por suerte (se ríe). Cuando digo que estoy en un momento muy feliz y muy afortunado es porque me siento así de verdad. También eso me ha permitido poder contar mi historia y no hacerlo desde un punto de oscuridad, de odio y de rechazo. La escribo en un momento muy rosa, como el de los cuentos: ‘Y fueron felices y comieron perdices’. Me acabo de casar y estoy en una etapa muy feliz. Ana (la cantante Ana Guerra) para mí ha supuesto todo, la verdad. Es esa familia que empiezas a formar y con la que, incluso muchísimo más allá del amor, que también está, tomas la decisión de que quieres estar toda la vida, con lo que se convierte en un pilar principal.
Suscríbete para seguir leyendo
- Imputado un hombre tras entrar a su piso okupado en es Canar
- Ibiza, la pista de baile más grande del mundo
- Esta es la playa más masificada de Ibiza: solo cabe 'media toalla' por persona en verano
- Los hoteleros de Ibiza proponen que no se renueven las licencias temporales de alquiler turístico en plurifamiliares
- Cae a la calle la cristalera de un balcón de un quinto piso en pleno centro de Ibiza
- El obispo clama por recuperar el Santo Entierro en silencio en Ibiza
- Sant Antoni prohíbe circular sobre la obra de Okuda
- Gastronomía de Ibiza: «La gente joven ya no prepara ‘cuinat’»