Manifestación en Ibiza: «Una vivienda es un derecho, no un privilegio»
La movilización del Sindicato de Inquilinas recibe una tibia respuesta en Ibiza con la asistencia de 300 personas

J.A.C

La convocatoria del Sindicato de Inquilinas en Ibiza ha quedado lejos de canalizar la sensación generalizada de que el mercado inmobiliario se ha salido de madre. Nadie discute que es imposible acceder a una vivienda, ya sea comprada o en alquiler, con un salario medio. Todos los empresarios y sindicatos comparten la preocupación ante la fuga de trabajadores con estos precios desorbitados. En consecuencia, saltan las alarmas por el deterioro en la calidad de los servicios (públicos y privados) debido a la falta de profesionales cualificados y plantillas incompletas. Así y todo, solo acuden tres centenares de personas a la protesta de este sábado bajo el lema ‘Acabemos con el negocio de la vivienda’.
El portavoz del Sindicato de Inquilinas en Ibiza y Formentera, Daniel Granda, no comparte la impresión de que haya gente que no se moviliza debido al tono maximalista de su manifiesto. Como ejemplo, se le pregunta por reclamaciones como convertir los contratos de alquiler en indefinidos o ilegalizar las empresas que se dedican a la desokupación. «Cualquier persona que viva de alquiler sabe que se está exponiendo a que cualquier día baje a comprarse el pan y al subir encuentre un matón de Desokupa», esgrime.

Mira aquí todas las fotos de la manifestación por la vivienda en Ibiza / Toni Escobar
Granda atiende a la prensa pocos minutos antes de las doce del mediodía. Van apareciendo varios activistas que plantan tiendas de campaña frente a la sede del Consell, para visibilizar así el fenómeno de los poblados chabolistas que se multiplican al mismo ritmo que los disparatados precios de la vivienda.
Otros manifestantes llegan y alzan pancartas con lemas como «Rentistas, parásitos», «Se alquila cama por horas» o «Todo alquiler turístico es criminal», pero ya salta a la vista que la manifestación va a recibir una respuesta tibia. Para Granda, «en Ibiza es complicado organizar cualquier tipo de manifestación».
«Es una especie de pueblo grande y todas las personas que vienen [al Sindicato de Inquilinas] tienen miedo de salir en televisión o de ser señaladas tanto por inmobiliarias como por propietarios», se resigna. Así, considera que «cada persona que viene aquí se está exponiendo a que, en un futuro, no vuelvan a alquilarle».
Además de los precios imposibles para cualquier trabajador, el fenómeno de los campamentos de caravanas y chabolas también está muy presente en la movilización. «En vez de abordar las problemáticas que se generan con estas situaciones, el Govern balear y el Consell de Ibiza endurecen las leyes para atacarnos con policías o los servicios sociales, intentado quitarnos a los niños para que nos vayamos de la isla», asegura Granda.
Las principales exigencias de la protesta son comunes a las que el Sindicato de Inquilinas presenta a nivel nacional, ya que la movilización se lleva a cabo en las principales ciudades del país (39 en total). También en Formentera donde por la tarde se reúnen varias decenas de personas en la plaza de la Constitució de Sant Francesc. En ellas, destaca que «el alquiler turístico debe ser completamente ilegalizado, no solo el irregular, sino que se debe acabar con todas las licencias», sentencia el portavoz de la organización. También piden una bajada del 50% del precio de los alquileres, el aumento del parque público de vivienda o la disolución de la Sareb.
El drama humano
Entre los asistentes se evidencian casos que abocan a todo un sinvivir. Es el caso de Araceli Aguirre, un ejemplo de cómo se puede desestabilizar una vida de un día para otro, a pesar de contar con un contrato fijo. Encima, dedicándose a una labor fundamental como es el cuidado de personas mayores, ya que es auxiliar de enfermería en el Hospital residencia asistida de Cas Serres.
Lleva 16 años en Ibiza y solo le quedan dos para disfrutar de la jubilación, pero ahora teme que deberá renunciar a su trabajo antes de tiempo. Paga una renta de 500 euros en una casita de campo, que ha heredado el nieto de los caseros con los que firmó el contrato.
«Él la reclama ahora para su madre, pero tiene un chalé enorme [en la finca colindante] y ella podría vivir en la planta baja. No me quiere subir el precio, quiere que me vaya para reformar la casa y cobrar el triple de lo que puedo pagar yo», sospecha. Por mucho que lo intenta, no logra encontrar alternativa ni confía dar con una antes de octubre, el plazo que le han dado para abandonar la vivienda.
Antes de emprender la marcha, una representante del Sindicato de Inquilinas lee el primer manifiesto de la jornada frente a la sede del Consell. «La isla no es de los especuladores, ni de los turistas, es de la gente que se levanta por la mañana para ir a trabajar y no nos la quitarán», clama ante la ovación de los asistentes. No faltan las menciones a los fondos buitres que compran edificios enteros, expulsando a todos sus vecinos para hacer negocio con ellos, o el futuro imposible que afrontan los jóvenes con la coyuntura actual.
Entre el público, se encuentran varios representantes del PSOE, como (Josep Marí Ribas, Rafa Ruiz, o Milena Herrera), así como el senador progresista Juanjo Ferrer o la coordinadora de Podemos en Ibiza, Mónica Fernández.
«Cuesta salir a la calle»
También figura el nuevo secretario general de UGT, Pedro Campillo, una de las entidades que secundan la protesta en Ibiza, junto a CCOO, CGT, Canviem el Rumb o la Comissió 8M. «No creo que haya pinchado la protesta. En Ibiza, salvo casos muy puntuales, a la gente le cuesta salir a la calle, pero es cierto que ante la problemática de la vivienda, debería estar lleno de gente desde Vara de Rey hasta la rotonda de ses Figueretes», confiesa Campillo.

Imagen de la manifestación a su paso por la avenida España. / Toni Escobar
Los tres centenares de manifestantes parten hasta s’Alamera y se desvían por la calle Bartolomé Vicente Ramón hasta el puerto, ante la sorpresa de numerosos turistas. Unos activistas aprovechan para dejar carteles frente a una inmobiliaria, en los que se ironiza con alquileres en tiendas de campaña, chabolas o ruinas. Finalmente, la comitiva se dirige hasta la calle de las Farmacias para llegar al Mercat Vell.
Una veintena de alumnos de segundo de Bachillerato del IES Sa Blanca Dona protagoniza la clausura de la protesta. Para ello, han recreado «monedas que compran los sueños» o dibujos de las alternativas que tienen para dormir de no revertirse la problemática actual, como caravanas o un sofá. Los jóvenes también se alternan para leer su propio manifiesto: «Exigimos el derecho a una vivienda digna y asequible, el derecho a independizarnos y recuperar nuestra isla. Vivir en Ibiza no debería ser un privilegio sino una posibilidad real para todos los ciudadanos que son vuestro futuro», concluyen.
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