Gestión del agua | Jornada informativa

Adiós a los jardines tropicales y a vaciar la piscina: «Más caro sale no tener agua»

El Ayuntamiento de Santa Eulària ha celebrado una jornada destinada al sector turístico, arquitectos y comunidades de propietarios de urbanizaciones de lujo, para informarles de la ordenanza sobre la gestión y el uso del agua. Unas directrices que deben suponer un antes y un después en la gestión de este bien de primera necesidad en el municipio.

David Ventura

David Ventura

Jesús

La isla de Ibiza lleva 26 meses seguidos -desde enero de 2023- en situación de prealerta de sequía y, según los datos de la Dirección general de Recursos Hídrícos del Govern, sus acuíferos están a un preocupante 34% de su capacidad. Son motivos de sobra para que tanto ayuntamientos como empresas y particulares tomen medidas para el ahorro de agua. Además, hay otra razón de peso: el Plan Hidrológico de Balears obliga a los municipios a que aprueben ordenanzas de ahorro y uso sostenible del agua. En este aspecto, Santa Eulària se ha puesto las pilas y en junio del año pasado aprobó las suyas. Ahora es el momento de explicarlas y aplicarlas.

Para ponerle las cosas fáciles a todo el mundo, el Ayuntamiento, conjuntamente con la Alianza por el Agua, celebró ayer una jornada informativa sobre el contenido y la aplicación de esta ordenanza. Esta sesión, que se realizó en el Centro Cultural de Jesús, iba dirigida especialmente a los grandes consumidores de agua del municipio: hoteles de lujo, marinas de portivas y comunidades de propietarios de urbanizaciones de alto poder adquisitivo. Otros destinatarios también han sido los arquitectos, que son quienes deben incorporar las nuevas medidas de ahorro de agua tanto en las obras nuevas como en las reformas.

«Se considera que un gran consumidor es aquel que gasta más de 10.000 metros cúbicos de agua al año», explica antes de la charla Juan Calvo, director de la Alianza por el Agua. Los grandes consumidores están obligados a realizar un plan de gestión para reducir su gasto: «Un plan que tiene que estar aprobado en un año y después se harán auditorías cada dos años». Calvo tiene claro que es importante que los que más agua consumen, sean conscientes de las consecuencias del derroche hídrico: «Veinte grandes consumidores pueden comprometer el consumo del resto del municipio», advierte al respecto.

La labor de concienciación parece que funciona y, en esta jornada, asisten una treintena de personas que representan a estos grandes consumidores de agua, así como algunos arquitectos. Calvo, con la ayuda de unos powerpoints, desgrana los diferentes artículos de la ordenanza bajo la mirada de la alcaldesa Carmen Ferrer y de la concejal de Medio Ambiente, Mónica Madrid

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Imagen de algunos de los asistentes. / Marcelo Sastre

Las piscinas no se vacían

Uno de los temas que más preocupan a los asistentes es el de las piscinas y los contadores. La ordenanza prohíbe vaciar las piscinas, lo que obliga a realizar un mantenimiento de la misma durante todo el año. Tampoco se debe perder agua en el lavado de los filtros. Además, las casas deberán tener contadores distintos para la vivienda, el jardín o la piscina: «Solo se puede gestionar lo que se conoce y el contador nos permite monitorizar cada elemento».

Cuando termina la reunión, el técnico de la empresa municipal Emser21, Jorge Juan, no da abasto para atender las consultas. «Casi todo lo que me preguntan es por lo de las piscinas», dice cuando por fin tiene un momento, «está prohibido vaciar piscinas pero hay dos excepciones: por tema sanitario o por obras de reforma, y en este caso se necesita licencia del Ayuntamiento». Pero aún así, no se puede vaciar o llenar la piscina cuando a uno le apetezca: «Otros años, al llegar abril, cuando habían varias piscinas que se vaciaban a la vez, generaban problemas a la depuradora. Igual que las puntas de consumo cuando se llenan varias piscinas a la vez. A partir de ahora se deberá pedir día y hora para programarlo y hacerlo de manera progresiva».

Adiós a los jardines tropicales

Otros aspectos de la ordenanza atañen directamente a los hoteles, especialmente a los de mayor categoría. No solo deben aplicar la nueva normativa que afecta a las piscinas, también tienen que incluir medidas de ahorro en las habitaciones: instalar dispositivos de eficiencia y ahorro de agua, sistemas de captación de aguas pluviales, y en los jardines, reducir el espacio del césped y desterrar el jardín tropical. El jardín abigarrado con palmeras, plantas exóticas de colores chillones y cursos de agua de mentirijllas, que tanto gusta a los turistas o a los millonarios que alquilan mansiones, debe pasar a la historia.

«Hay que sustituirlo por plantas que tengan una baja demanda de agua», explica el director de la Alianza por el Agua: «Un ejemplo en positivo son las jardineras que hay en este Centro Cultural de Jesús, un jardín mediterráneo con plantas como romero, tomillo, lentisco».

«Nosotros ya hemos implementad un plan de circularidad con diferentes objetivos», explica Diana Melón, abogada de un grupo hotelero asentado en Santa Eulària y del cual prefiere no decir su nombre. Le acompañan dos técnicos de la misma cadena hotelera, que admiten que la ordenanza es compleja y que algunos puntos son más complicados de cumplir que otros.

«Lo de los contadores es fácil. Los reductores de caudal, también. Los incorporas a los grifos y puedes conseguir que una ducha pase de tener un gasto de 12 a siete litros por minuto, son muy eficientes», explica uno de estos técnicos. «Pero lo que nos da dolores de cabeza es actualizar infraestructuras que, en algunos hoteles, ya tienen treinta años. Eso es muy complicado y, evidentemente, comporta un gran recurso económico», reconocen.

Tubos, depósitos y dinero

Y es que esta es una de las madres del cordero: la sostenibilidad requiere unas inversiones que pueden suponer un desembolso económico exigente. Por ejemplo, en el caso de las viviendas, se debe implementar un sistema de recuperación de aguas grises, es decir: el agua de las duchas o de los lavaderos debe reaprovecharse y se utilizará para llenar el depósito del inodoro, lo que supondrá un ahorro de agua muy importante.

«Antes, el agua de la ducha, inodoro, lavabos… toda iba al mismo sitio. Ahora tienes que hacer una instalación para recoger el agua.. Son más depósitos, más tuberías. Es más trabajo. Y todo lo que se complica y requiere más tiempo y trabajo, también tiene un coste más alto», razona la arquitecta María Riera, quien reconoce también que «la ordenanza es necesarias», pero que no sale gratis.

«Es duplicar el sistema de tuberías», señala Jorge, un arquitecto que prefiere no facilitar su apellido: «También se nos exige un depósito para las pluviales y un depósito para poder limpiar filtros de piscina sin que se pierda el agua. Eso es excavar, mover tierra, más espacio para depósitos, más espacio y gasto en tubos que son todos de pvc...». «Calcula de cada metro cúbico de depósito tiene un coste de 1.000 euros», completa Kees van Gorsel, otro arquitecto que asiste a la jornada: «Con el concepto de las ordenanzas estamos de acuerdo, pero hay que asumir que tienen un coste económico».

Juan Calvo entiende las reticencias, aunque tiene claro que estas inversiones son incomparablemente menores al perjuicio que le supondría a un hotel dejar a su clientela sin agua por culpa de la sequía: «Mas caro sale no tener agua».

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