Crisis habitacional | Los precios del alquiler
Una residente en Ibiza: «Me voy: tengo siete ofertas de trabajo, pero no vivienda»
Una mujer italiana afincada en Ibiza desde el verano de 2023 explica por qué ha tomado la decisión de abandonar la isla este febrero. Tiene una amplia experiencia en el sector de la restauración y no le faltan las oportunidades laborales, pero denuncia que los alquileres son inasumibles. Ahora está de vuelta en Verona.

Imagen de archivo del aeropuerto de Ibiza desde el exterior. / VICENT MARÍ

Lo dicen los sindicatos y los empresarios. De hecho, todo el mundo que vive en Ibiza lo sabe: el problema que tienen muchos en la isla no es de falta de trabajo, sino de altos precios del mercado de vivienda y de la carestía de la vida en general, sobre todo si se compara con otros puntos del país. Cada año se repite la misma denuncia de diferentes sectores laborales: esta situación dificulta tener plantillas completas, estables y formadas. Alessia Savoia, mujer italiana que estaba afincada en Ibiza desde julio de 2023, se marchó el 26 de febrero por la situación del alquiler.
«Tenía siete ofertas de trabajo y he dicho que no porque no tengo un piso. La última, hace poco, cuando me llegó el mensaje del dueño de un restaurante de la zona del puerto. Pero le comenté que estoy de vuelta en Italia. Me dijo: si te toca el milagro, por favor, dímelo», según explica Savoia a este diario en una conversación telefónica Verona-Ibiza. El milagro es encontrar una vivienda asequible en una isla con una demanda habitacional alta y una parte del mercado residencial vacío u operando turísticamente de manera ilegal, tal y como vienen señalando las propias instituciones locales, patronales y sindicatos.
El apoyo de Apneef
Si Savoia encontrase casa aquí, volvería enseguida, asegura. Ha trabajado siempre en la restauración, cuenta con una gran experiencia. Esas siete ofertas laborales eran de dicho sector. Savoia vino a Ibiza (lugar que ya conocía por haber venido previamente de vacaciones) principalmente por dos motivos: por la gran oferta de trabajo y porque pensó que era un lugar en el que su hija, que tiene una discapacidad, podría estar bien, ya que la madre previamente se informó de los servicios con los que cuenta la isla en este sentido, hablando con entidades y residentes. Su hija, destaca, ha vivido grandes avances de la mano de Apneef (Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Ibiza y Formentera) durante estos casi dos años. Ahora madre e hija están en casa de los padres de Alessia en Verona: «Tengo suerte aquí, pero no es donde quiere vivir».
Durante la búsqueda de vivienda en la isla junto con su pareja, esta mujer ha llegado a ver anunciadas habitaciones por las que pedían entre 1.000 y 1.500 euros al mes. También se anuncian habitaciones compartidas. Algunas de estas ofertas corren por grupos de Telegram y a veces las publican los propios inquilinos (los subarriendos a precio de oro son otra de las problemáticas): «Además, te dicen que no puedes tener visitas, niños ni mascotas; y, en todo caso, no nos iremos a vivir a una habitación». «Es una locura, no lo comprendo, de verdad que no. Yo soy una persona tranquila y no soy alguien que no quiera pagar», apunta. Pero esos precios... «Tal vez se quiere una isla de personas adineradas, pero hay que pensar que para eso se necesita a gente que trabaje para ellas. Si no…», añade en conversación con este rotativo.
Al principio de su residencia en Ibiza, Alessia y su pareja pagaban un alquiler de 1.700 euros: «No era un piso, sino una casa. De dos habitaciones, dos baños, la cocina, el salón, estaba frente al mar y tenía jardín». Firmaron un contrato de alquiler de 11 meses. Terminaba en agosto, mes en el que la familia propietaria necesitaba esa vivienda para ellos, añade esta mujer italiana. «Luego, a partir de septiembre, el alquiler pasaba de 1.700 a 2.000», afirma. Finalmente, Alessia buscó una alternativa y la siguiente residencia fue un piso que hay justo encima del restaurante de temporada en el que estaba contratada para trabajar desde marzo hasta noviembre. También era propiedad de los dueños del local. Para el alquiler del piso de arriba, la pareja pagaba 600 euros al mes, gastos incluidos. Pero «a principios de febrero de este año se vendió todo» y allí comenzó la correspondiente búsqueda de vivienda.
Lista de espera del Ibavi
«He intentado de todo, he ido al Ibavi [Instituto Balear de la Vivienda, que construye vivienda pública], pero la lista es muy lenta», añade. Y es que levantar vivienda social no es una solución para el corto plazo, que requeriría de otras medidas, pensadas para las urgencias del ahora. En junio de 2024, Diario de Ibiza recogía que la lista de espera para una vivienda de protección oficial (VPO) en las Pitiusas era entonces de 1.362 familias en Ibiza y 75 en Formentera, en datos del Ibavi. Por municipios, había 1.313 solicitantes de vivienda en Ibiza, 455 en Sant Antoni, 724 en Santa Eulària y 75 en Formentera. En todo caso, se puede solicitar una VPO en cualquier municipio del archipiélago, de modo que en la isla de Ibiza muchas solicitudes están duplicadas o triplicadas.
Carmen Boned, gerente de Apneef, explica que continuarán prestando apoyo a esta familia de forma telemática. Al menos hasta que se arregle la situación, bien sea porque Alessia puede volver a Ibiza o porque encuentre el mismo servicio, pero en Verona. «No es el primer caso de un usuario [de Apneef] que perdemos porque se va de la isla, por cambio de residencia», señala Boned, quien confirma que, como ocurre en tantos sectores de la isla, en esta asociación tampoco se libran de los problemas a la hora de buscar según qué perfiles para su plantilla y poder contar con ellos de forma estable, lo que en ocasiones ha implicado la pérdida de «profesionales muy formados».
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