Ibiza
«El pueblo ha salvado al pueblo en esta okupación»
El convulso desalojo del piso okupado en Sant Antoni se convierte en el tema estrella en la localidad

Riera conversa con Paola, una de las vecinas que se acercó a felicitarle / G.S.

El texto exacto es el siguiente: «Porqué (sic) no nos organizamos los vecinos y nos manifestamos «Pacíficamente» en la puerta de esta Vivienda? Por ejemplo este Viernes 14 Marzo a partir de las 17.30Pm... Y allí nos quedamos hasta que se vayan! Carrer Bisbe Cardona de Sant Antoni a la altura del Bar Can Simón A la que haya allí 150 personas saldrán por patas. Esa presión no la aguantarán más de un par de horas. Haz circular este mensaje!!».
Ese fue la arenga que el viernes por la mañana circuló por muchos teléfonos móviles de Sant Antoni y se convirtió en el detonante de la concentración vecinal que, unas horas más tarde, desembocó en la expulsión de los okupas de Sant Antoni.
Su autor permanece en el anonimato, no lo conoce ni siquiera una de las personas que acabó entrando en el piso en pleno desalojo y que recalca que fue una concentración pacífica, más allá de «un par de personas» que hostigaron e intentaron agredir a uno de los okupas, antes de que tuviera que abandonar el lugar protegido por las fuerzas de seguridad y tapando su rostro con una bufanda.
La angosta y empinada calle Bisbe Cardona tenía este sábado más afluencia de la habitual. Muchos vecinos querían curiosear de primera mano el aspecto que tenía el portal que ha acaparado tanta atención durante los últimos días.
Todos se encontraron con la plancha de hierro que debutaba como puerta del piso y, arriba, con las puertas del pequeño balcón abiertas de par en par. Y así se quedarán durante un tiempo, exponiendo al piso a las inclemencias del clima, mientras la okupación se resuelve en sede judicial. Como para caer en ese detalle con todo lo que ocurrió el viernes...
Vicent Riera, heredero universal del piso, que es propiedad de su madre, también se acerca de nuevo hasta el lugar y varios de esos curiosos no desaprovechan la oportunidad de darle la enhorabuena. Luca y Paola, dueños de una pizzería cercana, son de los más efusivos y le dicen a Vicent que está invitado a una pizza cuando quiera pasarse por el local. «Yo soy napolitano y en mi tierra lo hubiéramos resuelto de otra manera. Teniendo cuatro hermanos y 20 primos, todo se resuelve más fácil...», deslizaba el cocinero.
Vicent trabaja como patrón de barco y ahora mismo no tiene faena. Por eso, el sábado paseó tranquilamente hasta el Club Náutico de Sant Antoni, donde varios parroquianos le saludaron nada más entrar y le soltaron algún vacile aprovechando el anzuelo de la okupación y su abrupto final. Él lo aceptó de buena gana y se sentó a tomar un café, la antesala de una improvisada tertulia en la que todos los presentes dieron su opinión sobre el desalojo forzado por la presión de los vecinos.
Felicitaciones vecinales
«El pueblo ha salvado al pueblo», aseveró uno de los presentes, repitiendo ese lema que tan famoso se hizo en Valencia en los días posteriores a la dana, cuando los políticos andaban enrededados en sus habituales reproches mutuos y tuvieron que ser los ciudadanos los que resolvieran la crisis a base de palas y sudor.
Y es que en Sant Antoni fueron los vecinos los que despejaron la vivienda okupada, después de que una decena de agentes de Policía Local y Guardia Civil no intervinieran el miércoles, cuando Vicent se enteró de la okupación, que en realidad había comenzado el sábado anterior.
El viernes por la noche, todavía con las emociones a flor de piel, por el inédito desalojo al que acudieron más de cien personas, Vicent empleó sus redes sociales para lanzar un primer mensaje de agradecimiento: «¡¡¡GRACIAS GENTE!!!», acompañado por una foto de la plancha de hierro que ahora protege el piso propiedad de su madre.
Los comentarios a esa imagen se llenaron de parabienes: «Felicidades a ti y a los que te ayudaron», «Felicidades, esto es lo que hace el pueblo», «Así tiene que ser, una unión entre amigos y vecinos para no dejar pasar ni una», «Enhorabuena, el pueblo ha dado un gran ejemplo de responsabilidad y solidaridad», etc.
Las fuerzas de seguridad no detuvieron, y ni siquiera identificaron a ninguno de los vecinos que estuvieron en el desalojo, por lo que nadie que participara en esa tarde histórica en Sant Antoni, hiciera lo que hiciera, tendrá que asumir consecuencia alguna.
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