VIVIENDA | Desalojo ciudadano
Una multitud se toma la justicia por su mano y fuerza la salida de los okupas de Sant Antoni
Un grupo de personas accede a la casa de Sant Antoni cuando estaba vacía y lanza la ropa y enseres por la ventana
Un okupa entra por sorpresa y se atrinchera hasta que la Guardia Civil le convence para marcharse

Eugenio Rodríguez Martos

Decenas de personas indignadas, una multitud en la angosta calle Bisbe Cardona, del centro de Sant Antoni, se han tomado este viernes por la tarde la justicia por su mano y han forzado la salida de los okupas de la vivienda de Vicent Riera, hijo y heredero único de la propietaria.
En concreto, echaron a uno de los okupas que por sorpresa accedió a la carrera a la vivienda después de que un grupo de tres o cuatro personas hubieran lanzado a la calle desde la ventana la ropa, enseres y algunos muebles de los okupas, incluso un saco de yeso.

Mira aquí las imágenes de cómo decenas de vecinos echan a los okupas de Sant Antoni / Vicent Marí
Máxima tensión y violencia
Algunas de las personas que habían vaciado la casa por las bravas reaccionaron rápidamente y enfilaron de nuevo las escaleras y accedieron al interior pese a la resistencia del okupa. Se vivió un momento de máxima tensión y violencia. El okupa salió al balcón de espaldas, con una pierna fuera de la barandilla, mientras lanzaba gritos contra las personas que trataban de echarle. El okupa rompió a manotazos los vidrios de la ventana, mientras en la calle otra persona le lanzaba una madera que, afortunadamente, no le impactó y otro trataba de amedrentarlo con un palo. La gente de la calle le gritaba «¡fuera!», «¡vete de aquí!».
Entonces, agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil (había cuatro efectivos de cada cuerpo) que hasta ese momento estaban al final de la calle frente a la iglesia, entraron en la casa para atajar la refriega ante el elevado riesgo de que hubiera heridos. Los agentes echaron a las personas que trataban de forzar la salida del okupa y se quedaron en el interior con este último. En la calle la gente mostraba su indignación por todo lo que estaba sucediendo.
Todo empezó con la convocatoria por las redes sociales de una concentración ciudadana frente a la casa okupada a partir de las 17.30 horas. Uno de los primeros en llegar fue Vicent Riera, quien aseguraba que no tenía nada que ver con la convocatoria pero admitía que era el primero que debía estar. «Hay que dar la cara», dijo. El hijo de la propietaria ya advirtió a los primeros en llegar que él no podía acceder al interior de la casa porque así se lo había aconsejado su abogado. De hecho, durante la entrada a la vivienda, el lanzamiento de ropa y muebles a la calle y el posterior forcejeo con el okupa, Riera estuvo totalmente al margen, al final de la calle.
Para empezar, dos de las persona concentradas arrancaron la puerta de la calle que estaba medio colgando. Posteriormente, algunas personas accedieron al interior de la casa y comprobaron que no había nadie. Empezaron a lanzar a la calle los enseres acumulados por los okupas mientras les jaleaban los congregados en la calle. «Es la única forma, para eso hemos venido», decía una mujer. La montaña de ropa y muebles se lanzó luego a un contenedor de basura. Sólo quedó en la calle el montículo de yeso del saco reventado.

Lanzamiento de los enseres de los okupas por la ventana / VICENT MARÍ
La ley payesa
Otra persona afirmaba a viva voz lo siguiente: «Ayer te reías de las leyes españolas», al tiempo que hacía referencia a la «ley payesa» ibicenca. Hubo más referencias a la necesidad, justificaban, de que los ciudadanos se tomen la justicia por la mano. También se cantaron algunas estrofas de «Anàrem a Sant Miquel» y se lanzaron gritos de «¡Viva Sant Antoni!».
Cuando la Guardia Civil y la Policía Local salieron de la casa sin el okupa, la gente arremetió contra ellos. «Iros, iros», le espetaba uno de los más activos en las acciones para ‘limpiar’ la casa mientras advertía a los agentes de que los ahí concentrados iban a resolver a su manera el problema. «Estaréis cometiendo un delito», le respondió un agente. «Si la Policía no nos defiende, nos defenderemos nosotros. Debéis proteger al pueblo, no a ellos», le echó en cara el indignado.
Cada vez se concentró más gente en las inmediaciones de la estrecha calle, también algunos curiosos, como el exconseller de Cultura Marià Torres, del PSOE, o el exalcalde Antoni Marí Tur, Botja, del PP. Casi al final también apareció el exalcalde José Tur, Cires. Desde el primer momento estuvo la concejala de Medio Ambiente de Sant Josep, Felicia Bocú. La portavoz de Vox en Sant Josep, Araceli Colomar, presenció en primera línea cómo el okupa finalmente salía de la casa escoltado por la Guardia Civil. No hubo ninguna detención.

Algunas personas limpian la calle y lanzan los enseres de los okupas a un contenedor de basura. / VICENT MARÍ
Previamente, después de una tensa espera, la Guardia Civil entró de nuevo en la casa para tratar de convencer al okupa de que saliera. Un agente bajó a la calle y pidió a la gente que se congregaba frente a la puerta que permitieran que la salida fuera pacífica. Los concentrados celebraron con un aplauso la salida del okupa de origen magrebí, mientras algunos gritaban «¡Viva España y viva el Rey!».
El propietario no puede tapiar la entrada
Tras la salida, algunas personas instaron al hijo de la propietaria a tapiar la puerta, pero este dijo que ni tenía posibilidad material de hacerlo ni podía hacerlo por recomendación de su abogado. «Tampoco tengo garantías de que no lo vuelvan a abrir», dijo. Ante esta situación, uno de los presentes se ofreció a bloquear la entrada por su cuenta. Riera, que agradeció «la respuesta ciudadana», dio su consentimiento y dijo que no iba a pernoctar en la casa para custodiarla porque «no se sentiría seguro». También informó de que se iba a buscar a su madre a la residencia para presentar la denuncia de la okupación de la casa.

Momento en que dos personas arrancan la puerta de la calle. / VICENT MARÍ
Alojamiento para los okupas en un hostal
Por su parte, la concejala de Gobernación, Neus Mateu, hizo acto de presencia cuando todo había ya acabado. Explicó que el comandante de la Guardia Civil le había pedido «colaboración» para buscar un lugar donde pudieran dormir los okupas (el que había salido de la casa y su pareja). «Los servicios sociales no podrán actuar hasta el lunes, pero, si hace falta, se puede buscar alguna noche en un hostal», indicó Mateu.
«La Policía Local y la Guardia Civil han hecho un muy buen trabajo y han evitado que fuera a más esta situación. Ha habido un movimiento ciudadano que no había visto nunca», resaltó. Al ser preguntada sobre qué le parece que la gente se haya tomado la justicia por su mano, Mateu respondió: «No puedo opinar personalmente. Esto demuestra el malestar que hay en la ley de este país. Es intolerable».
- La razón por la que Ibiza tiene luz mientras en casi toda España se ha caído el suministro eléctrico
- La nueva era del ocio nocturno de Ibiza
- Philippe Rotthier, arquitecto: «Ibiza está muerta en vida»
- El estado del aeropuerto de Ibiza tras el apagón
- Fallece una turista al precipitarse desde un hotel en Sant Antoni
- Incertidumbre total con el futuro de esta playa de Ibiza: 'Es raro...
- Dimite la jefa de Enfermería del hospital de Ibiza por motivos personales
- Ibiza sufre una caída generalizada en todas sus redes de comunicación