Ibiza
¿Por qué no intervino la Policía ni la Guardia Civil en la okupación de Sant Antoni?
Fuentes jurídicas no se explican la pasividad de las fuerzas de seguridad

Escena de la okupación en Sant Antoni / D.I.

Una de las imágenes que dejó la okupación de Sant Antoni fue la de una decena de efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil mirando de forma contemplativa lo que estaba ocurriendo en la calle Bisbe Cardona, sin intervenir en ningún momento, para sorpresa de Vicente Riera.
El dueño del inmueble invadido era presa de la incredulidad al comprobar que los agentes, lógicamente siguiendo instrucciones de sus superiores, se quedaban de brazos cruzados mientras los okupas se mofaban abiertamente de ellos con gritos de «¡Viva el Rey!» y «¡Viva España!».
Cuando las fuerzas de seguridad abandonaron el lugar, después de explicarle a la víctima que lo único que podía hacer era poner una denuncia y resignarse a un proceso judicial, los okupas se pusieron a cambiar la puerta de entrada a la vivienda a martillazos, a plena luz del día y con toda la calma del mundo.
¿Por qué no intervinieron todos esos policías y guardias civiles que se personaron en la calle Bisbe Cardona tras la llamada de Vicente Riera? La palabra clave en este asunto, igual que en todas las okupaciones, es «morada», que la Real Academia de la Lengua define someramente como «lugar donde se habita». La ley diferencia entre dos delitos distintos, el allanamiento de morada y la usurpación.
El allanamiento implica entrar en una vivienda con residentes habituales, es decir, una morada, y la respuesta automática de las fuerzas de seguridad es acudir al lugar y expulsar a los intrusos. Por contra, la usurpación ocurre cuando se okupa una vivienda que no es morada. Pero esa condición puede cambiar con el tiempo. ¿Cuánto?
Esa es la clave. En cuanto la vivienda okupada adquiere la condición de morada, las fuerzas de seguridad ya no pueden echar a los okupas. Pero por mucho que se hable de 24 horas, de 48 horas, de lo que sea, la realidad es que la ley no habla de ningún espacio de tiempo concreto que haga que, por arte de magia, la vivienda usurpada se convierta en morada.

Sergio G. Cañizares
En el caso de la vivienda de Sant Antoni, pasaron cinco días desde que los okupas reventaron la cerradura hasta que el dueño se dio cuenta y avisó a Policía y Guardia Civil. «¿Qué morada va a constituir en el momento en que estás cambiando la puerta?», se preguntan fuentes jurídicas consultadas por este periódico.
Cinco días, ninguna puerta
«Están allí los agentes de la Policía y la Guardia Civil y los okupas se ponen a cambiar la puerta con total tranquilidad. ¿Cuál es el motivo de que no intervinieran? Si están atrincherados y tienes que forzar la puerta para entrar, de acuerdo. Pero es que en ese momento la vivienda no tenía ni puerta. No hay ninguna norma donde diga que pasadas 24 horas ya no se puede echar a los okupas», recuerdan esas mismas fuentes con incredulidad por la pasividad de los agentes.
La Policía Local depende del Ayuntamiento de Sant Antoni, donde gobierna el popular Marcos Serra, que siempre se ha mostrado muy crítico con la okupación. «Una vez que se han establecido como morada, aunque no queda claro las horas que han tenido que pasar...», decía este jueves el alcalde, que asumía en su reflexión esa teoría de las 24 horas que, en realidad, no tiene base legal.

Sergio G. Cañizares
«Evidentemente, si en las primeras 24 horas se puede actuar es lo ideal para poder desalojar la vivienda», sentenciaba ante la prensa. Este periódico también ha intentado ponerse en contacto, sin éxito, con la Guardia Civil para que diera su explicación de lo ocurrido en la okupación de Sant Antoni.
«En Can Rova, por ejemplo, los propietarios no han hecho nada, han tolerado la okupación y cuando han querido desalojar ya tenían un campamento montado. Pero es que los de Sant Antoni estaban cambiando la puerta tranquilamente», comparan por último las fuentes consultadas.
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