El mar supera los 30 grados en una playa de Ibiza

El último informe del GEN-GOB registra por primera vez el calor en el agua en cuatro zonas de estudio para concienciar sobre los impactos en la posidonia

Jordi Grivé, Inma Saranova y Xisco Sobrado, durante la presentación del informe de seguimiento.

Jordi Grivé, Inma Saranova y Xisco Sobrado, durante la presentación del informe de seguimiento. / Marcelo Sastre

Estela Torres Kurylo

Estela Torres Kurylo

Ibiza

Las anclas de las embarcaciones, la pérdida de la calidad del agua (por vertidos) y el aumento de su temperatura condicionan el estado de la Posidonia oceanica. Saberlo no es una novedad, como, lamentablemente, tampoco lo es conocer que el estado de las praderas que hay en diferentes puntos del fondo marino de Ibiza se siguen degradando, según presenta el último estudio del GEN-GOB, financiado por IbizaPreservation.

En zonas como Illa Grossa, en la bahía de Talamanca, las praderas de esta planta marina han perdido más del 50% de su superficie y continúan sin mostrar signos de recuperación, apunta el informe. Éste, además, incluye por primera vez datos de temperatura del agua en algunas de las zonas de estudio y revela que, en verano de 2023, en Talamanca la temperatura del agua del mar llegó a superar los 28 grados de media, y alcanzó un máximo de 30,1 grados.

Aumento de las temperaturas

Estos datos preocupan porque «si pasamos de los 28 grados la posidonia empieza a sufrir a nivel de estrés. Éste hace que [la planta] no se regenere correctamente y con otras presiones que sufre la propia bahía tenemos una situación complicada», explica Xisco Sobrado, coordinador del área marina del Gen-Gob, durante la presentación del informe.

El registro de temperaturas del agua de mar se llevó a cabo en cuatro de los 18 puntos marinos en los que se evalúa la situación de las praderas. Dos de los sensores de temperatura se colocaron en Talamanca y recogieron datos entre mayo de 2023 y abril de 2024. En este periodo la máxima registrada (30,1 grados) fue en la estación situada a 4,6 metros de profundidad.

El otro sensor, a 11,5 metros bajo el mar, cogió datos entre mayo y octubre de 2023 y reveló que, entre julio y agosto de aquel año, hubo 32 días con temperaturas superiores a los 28 grados.

Estas cifras no son muy diferentes de las que se recogieron en Porroig entre octubre de 2023 y septiembre de 2024. En la estación situada a 5,4 metros de profundidad la temperatura máxima fue de 28, 6 grados en agosto. En ese mes, además, se registraron 18 días con más de 28 grados. Por otro lado, en el sensor que se colocó a 9,9 metros en el mar, la temperatura máxima también fue en agosto (28,2 grados), cuando se sumaron siete días con temperaturas de más de 28 grados.

«El límite de tolerancia de la posidonia está en 28 grados, pero no es lo mismo que esta temperatura se dé durante una semana que durante todo el verano», advierte Sobrado, que destaca que, aunque la temperatura vaya por ciclos, «la tendencia es que siga aumentando».

Además de los registros de temperatura, el seguimiento en Porroig (entre los cinco y nueve metros de profundidad) también deja un dato comparable al estado de la posidonia en Talamanca. Allí hay un 40% de las praderas muertas. En cala Vedella, donde hay tres estaciones de seguimiento (entre los tres y quince metros), se detectó un aumento de las praderas muertas en el tiempo, con una media del 40% en la estación que hay a 14 metros de profundidad.

Los demás lugares en los que se hace un seguimiento de estado de las praderas son sa Conillera, Cala d’Hort, Cala Llentrisca y la Xanga y también presentan signos de degradación ambiental a causa de las actividades antrópicas, como señala el informe.

«Es un poco desesperante venir todos los años con datos similares», lamenta Inma Saranova, directora ejecutiva de IbizaPreservation, durante la presentación. Sin embargo, Saranova también aprecia que «estamos a tiempo de hacer cosas» para que con el tiempo se celebre que se han podido recuperar las praderas.

Fondeos ecológicos

En este sentido, el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Ibiza, Jordi Grivé, apunta que, con la ampliación del balizamiento de playas como Talamanca el verano pasado, se redujo el número de embarcaciones fondeadas: «Antes había más de 200 y se redujeron a la mitad. Contamos menos de cien embarcaciones en agosto», indica.

En Talamanca está previsto instalar un sistema de fondeo ecológico, cuyo proyecto está pendiente de llegar a la Autoridad Portuaria de Balears para poderse aplicar, por lo que Grivé señala que desde el Consistorio se mantienen a la espera de esta solución que reduciría los impactos contra la posidonia. Por otro lado, recuerda que el año pasado hubo coordinación entre instituciones para vigilar las embarcaciones fondeadas en Talamanca con tres embarcaciones, a las que este año «se podrían sumar dos más».

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