Llegar a los 100 años haciendo bicicleta estática como Toni Boned Costa

El pasado sábado, día 8 de marzo, Toni Boned Costa, ‘Toni de Cas Gall’, celebró su centenario en Santa Agnès, acompañado de familiares y amigos.

Toni Boned Costa, y su mujer Antonia Marí Marí, en la celebración del cien cumpleaños de Boned.

Toni Boned Costa, y su mujer Antonia Marí Marí, en la celebración del cien cumpleaños de Boned. / Familia Boned

Estela Torres Kurylo

Estela Torres Kurylo

Ibiza

Alcanzar los cien años y estar lleno de energía debe ser el sueño de cualquiera. Un sueño que, por fortuna, cada vez más ibicencos cumplen, como acaba de hacer Toni Boned Costa, Toni de Cas Gall, que sopló sus primeras tres velas el pasado sábado 8 de marzo. «Aunque tiene 100 años, no para», cuenta Irene Boned, una de sus nietas.

«Cada día hace algo diferente relacionado con el campo. Hace unos días me contó que había estado plantando ajos y tomateras», relata la nieta, que también señala como posible secreto del bienestar de Boned que, a su edad, no deja de subirse a la bicicleta estática.

El hombre de la casa

Las raíces de Boned en el campo se remontan a sus orígenes. Nació en 1925 en Cas Gall, en Santa Agnès: «Durante su juventud trabajó como agricultor las tierras que tenían y también hacía temporadas sacando sal en ses Salines», cuenta Irene. Boned se dedicó a ello porque por un lamentable suceso no tuvo que hacer el servicio militar ni ir a la guerra: «Cuando tenía siete años, su padre, Antonio Boned Boned, de Cas Gall, falleció en el mar, por lo que su madre, Antonia Costa Costa, de Can Sardina, quedó viuda con 27 años y cuatro hijos a su cargo. Mi abuelo pasó a ser el ‘hombre de la casa’», relata Irene.

A pesar de ello, Boned fue a la escuela: «Iba a una casa llamada ‘Es Pujol’, a la que sólo iban hombres, y fue sacristán durante seis años», señala la nieta de Boned.

Cuando trabajaba para la familia, en una ocasión Boned fue a la tienda Can Partit, en Santa Agnès, porque su amigo Juan Micaló le avisó de que había música y baile. Allí conoció a su mujer, Antonia Marí Marí de Can Pep Tirurit, en Sant Joan. La familia de la joven había parado a comer en Can Partit «porque ofrecieron una gallina que llevaban a cambio», explica la nieta, que añade: «Además llevaban un acordeón y se pusieron a tocar y bailar tras la comida».

Toni Boned, centenario Santa Agnès, en su llaut.

Toni Boned, centenario Santa Agnès, en su llaut. / Irene Boned

Al poco tiempo de conocerse, Boned y Marí se casaron y, como matrimonio, trabajaron en la portería de S’Illa Blanca, en Sant Antoni, y también en el edificio Manila: «Siempre nos cuentan que cuando empezó a llegar el turismo a Ibiza no se entendían con los ingleses y hablaban por señas, pero con el tiempo aprendieron algunas palabras en inglés», detalla la nieta, que recuerda que sus abuelos cumplen en 2025 los 69 años de casados.

Salir a pescar y recoger aceitunas

De aquellos tiempos, Irene se queda con lo que le cuentan sus abuelos y el saber que a Boned le encantaba ir a pescar. Ahora, Irene disfruta de la época de recoger aceitunas con su abuelo para hacer aceite o cuando juegan una partida de cartas de "es ramer" después de las comidas familiares. A éstas no faltan los tres hijos, cinco nietos y dos bisnietos de Boned y Marí, que celebraron el pasado sábado el primer centenario de la pareja en el centro social de Santa Agnès. Al encuentro asistieron también el alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, y el concejal Miguel Ángel Costa.

Este día Boned «bailó e incluso cantó su canción favorita», comenta Irene, en referencia a la bulería ‘Ovejitas Blancas’, de Gracia de Triana. Como parte de la celebración, la familia preparó un homenaje y destacó noticias publicadas en el Diario de Ibiza el día en el que Boned nació: «Pensamos que sería bonito que aunque en 1925 no se hubiese hablado de él, sí se hiciese en 2025 por su centenario».

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