Homenaje a los «pilares» de la Sociedad Cultural Ebusus
La Sociedad Cultural Ebusus homenajeó este viernes a los socios y socias que llevan más de 35 años apoyando al centro cultural y artístico. Al menos 40 de los asociados recogieron un diploma y una insignia como símbolo de agradecimiento por su apoyo y respaldo a la entidad. También se tuvo en cuenta a otros 25 socios que no pudieron asistir al encuentro.

Los socios y socias de Ebusus desde hace más de 35 años alzan el diploma que se les ha entregado. / Imam Comunicación

«Qué bien que lo pasábamos aquí» quizá sea el comentario más repetido entre algunos de los socios de la Sociedad Cultural Ebusus mientras se saludan con un cálido abrazo. Este viernes por la tarde al menos 40 de ellos reciben un homenaje por llevar más de 35 años como asociados del centro cultural y artístico que se fundó hace casi un siglo. «Han destacado en la política, la cultura o la investigación y son el pilar de Ebusus», explica la periodista Cristina Ruiz, presentadora del acto.
La actividad del centro, en sus orígenes, se desarrollaba en los bajos del número cinco del paseo de Vara de Rey, donde se mantuvo la sede durante 20 años, antes de trasladarse a su ubicación actual, en el número 20 del mismo lugar. «Desde entonces hemos sido testigos de la transformación de este bonito paseo, de la evolución de la sociedad ibicenca, del nacimiento de nuevas corrientes artísticas y musicales y también de la metamorfosis de esta isla», detalla Ruiz. Estas mismas transformaciones son las que también han influido en que la sociedad cultural sea hoy diferente a como era en sus orígenes.
El teléfono de Ebusus
Como recapitula Ruiz, y confirman con un asentimiento muchos de los presentes, hubo un tiempo en el que Ebusus era el lugar «al que llegaban las noticias por teléfono o donde se celebraban la Nochevieja o el Carnaval». También era donde se organizaba alguna que otra «comunión de los niños», como rememora un grupo de mujeres.
Varias de ellas están esta noche entre los que suben al escenario a por el diploma y la insignia de plata que reconoce su compromiso con Ebusus. En esta ocasión como socias, aunque durante varios años fueron sólo socias consortes, porque hasta 1954 no se admitieron mujeres en la junta de la entidad. Una de ellas fue Carmen Gómez de la Serna, que recuerda cómo acompañó a su marido antes de poder ser socia. A su lado está María Muntaner, la primera mujer asociada, que señala que fue complicado tener voz entre tantos hombres. Entre sus muchos recuerdos en Ebusus cita cuando siguieron en el televisor del local los informativos sobre «el asesinato de Kennedy».
En ese mismo televisor los hombres que frecuentaban el centro seguían partidos de fútbol, porque muchas casas aún no los tenían. Gabriel Molina Marí, presidente de la sociedad cultural, recuerda en su discurso a dos miembros en concreto a los que se reconocía por sus disputas en torno a los resultados de los partidos. Igual que a ellos, Molina menciona las diferentes mesas de juego que había en la entidad y que «se llenaban tan sucesivamente como entraba el humo en los pulmones».
Las futuras generaciones
Sixto Ferrer, socio desde hace «seguro que más de 40 años» alude a sus partidas de cartas y sus «charlas con los amigos» en la entidad. En muchas de estas le ha acompañado su hermano Antonio, que también ha sido homenajeado.
Además de hacia ellos, el agradecimiento a los socios por su «apoyo» y «lealtad» también ha tenido en cuenta a quienes ya no están, pero sin cuyas aportaciones «seguramente hoy no estaríamos aquí», agradece Molina, antes de mencionar también a los pequeños de la familia: «Que son una muestra de que el futuro de Ebusus está garantizado».
Una de estas garantías la evidencia Alba Noguera Juan, posiblemente una de las asistentes más jóvenes al acto. «Vengo con la abuela y soy socia desde hace cinco años», admite. Esta tarde ella y su madre acompañan a Pepita Baras Bosch, que es socia de Ebusus desde 1960 y a día de hoy reconoce que viene todos los días a tomar «un café con las amigas». Estas costumbres también las ha heredado su nieta, que cuenta, a su lado, que desayuna con sus amigos «todos los lunes en Ebusus»·.
Hoy en día esta es una de las numerosas actividades que ofrece la sociedad cultural, donde muchos de los socios «toman un café por la mañana, una hierbas después de comer o juegan una partida por la tarde», comenta Ruiz.
Muchos de ellos tendrán en cuenta que esa sociedad de valores clásicos, como se ha referido Molina, «ha cambiado». Pero estos valores se han convertido en otras costumbres que, según transmiten los saludos y abrazos, hacen sentirse a los presentes en este lugar como en su casa. Ello implica que, seguramente, al despedirse hagan como Ruiz, que sentencia: «Nos vemos en Ebusus».
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