Delincuencia
Oleada de robos en negocios del casco urbano de Sant Jordi
Los locales de la zona llevan varias semanas sufriendo episodios de delincuencia

Imagen de la ventana forzada en la hamburguesería Vynil / D.I.

Comerciantes de Sant Jordi han denunciado que en las últimas semanas están sufriendo una oleada de robos que han afectado a diversos establecimientos del pueblo.
Su hartazgo ha llegado al punto de que solicitaron una reunión con el alcalde de Sant Josep, Vicent Roig, que los recibió en el Ayuntamiento el pasado lunes e intentó tranquilizarlos asegurando que están estudiando cómo solucionar el problema. Desde el Consistorio declinaron explicar ayer en qué consistirán las posibles medidas de vigilancia.
Uno de los últimos robos tuvo lugar en la madrugada del domingo al lunes en la hamburguesería Vynil. Su dueño, Xavier Rus, denuncia que «es muy heavy» lo que está pasando últimamente en el pueblo y, en declaraciones a Diario de Ibiza, asegura que «los ladrones entran cada noche en un sitio distinto».
«No hay policía, hay dos patrullas para toda la isla. Los ladrones hacen lo que quieren. Entran, suena la alarma y saben que tienen cinco minutos para hacer lo que quieran», dice.
El delincuente, o los delincuentes, entraron a las cinco de la mañana en su local forzando una de sus ventanas, fueron directos a la caja registradora y sacaron lo que había dentro, entre 250 y 300 euros, según la estimación de Rus, que estaba fuera de la isla en el momento del suceso.
«El policía local que acudió me dijo que con el chaleco antibalas no podía entrar por la ventana, pero que supiera que me habían robado», relata.
Cara a cara con su ladrón
Aún más peligrosa es la situación que sufrió una trabajadora del cercano gimnasio Nirvana. Según narra, el 8 de febrero acudió al local como cada mañana en torno a las 5.45 horas, ya que el gimnasio abre a las 6, y que al acceder escuchó «un ruido muy fuerte».
«Cogí el bolso para salir para ya me olía algo raro. Al salir me encontré a un hombre que llevaba la cara semitapada y una pata de cabra metálica. Me exigió que le diera el dinero o me golpeaba», rememora sobre aquel día, en el que tuvo la mala suerte de encontrarse al delincuente con las manos en la masa.
La víctima abrió las dos cajas que tiene el gimnasio y le entregó al malhechor todo lo que había dentro, entre 400 y 500 euros. «Eran dos, uno robaba y el otro le esperaba fuera», añade sobre este «sustazo» del que afortunadamente salió ilesa. «Tengo que seguir, no me queda otra. Fue rápido, pero a la vez fue lento», resume sobre esta experiencia.
Dos días después, la Guardia Civil, que llamó a la trabajadora del gimnasio para participar una rueda de reconocimiento, le contó que aquellos dos ladrones ya estaban detenidos, pero lo cierto es que los robos en la zona no han cesado.
Este diario tiene constancia de que en las últimas semanas al menos otros tres comercios de Sant Jordi han sufrido robos similares.
El martes se produjo una nueva reunión entre el alcalde de Sant Josep y agentes de la Guardia Civil para trata el tema, pero ninguno de los presentes quiso ayer informar ni sobre su contenido ni sobre posibles resultados.
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