Masificación

Primer día de cierre del mirador de es Vedrà en Ibiza

Los visitantes que ayer se acercaron a los miradores de es Vedrà se encontraron con el cierre de los aparcamientos y el corte de los caminos de acceso. Pese a las dificultades, algunos lograron su foto soñada. Entienden la decisión de los vecinos, pero solicitan alternativas para visitar el enclave.

Pese a las dificultades, algunos visitantes llegan hasta el mirador de es Vedrà

Pese a las dificultades, algunos visitantes llegan hasta el mirador de es Vedrà / D.V.

David Ventura

David Ventura

Cala d’Hort

Las personas que ayer se acercaron a la zona de Cala d’Hort para disfrutar de las vistas sobre los islotes de es Vedrà y es Vedranell se encontraron con la que ya es la nueva realidad de esta zona: los dos caminos que conducen al mirador de s’Era des Mataret están cortados, ya sea para el paso de los vehículos como para los peatones; también se ha eliminado el aparcamiento que había en este mirador y se ha cortado el acceso al segundo aparcamiento que se había habilitado hace pocos años, situado más cerca de la playa.

Una comprobación in situ permite comprobar la efectividad de estas medidas de control, pero también la insistencia de los visitantes para lograr su postal soñada. Un ejemplo lo vemos en el camino al celebérrimo mirador de s’Era des Mataret. La parcela habilitada como aparcamiento ha sido roturada y ya no se puede aparcar en ella. Además, el acceso al terreno se ha cortado con unas grandes rocas. Junto al antiguo aparcamiento se mantiene la valla de madera que ya existía y que corta el camino, ya que a partir de aquí solo tienen permitido el acceso los vecinos. En la carretera es imposible aparcar porque se han instalado unos quitamiedos a ambos lados de la vía, por lo que el único lugar donde dejar el vehículo privado es en un tramo de camino de apenas cien metros, muy estrecho y donde es muy difícil maniobrar.

Un excursionista pasea junto al mirador. | GOOGLE

Un excursionista pasea junto al mirador. / D.V.

Un lunes cualquiera

Ayer, un lunes de febrero, a las 11 de la mañana, en este pequeño espacio habían ocho coches aparcados. Ocho vehículos que eran suficientes como para colapsar el acceso. Un nuevo escenario que ha sorprendido a los visitantes de la isla que no estaban al corriente de las novedades, como es el caso de Jesús Rabasco, un trabajador sanitario que se ha acercado a Cala d’Hort para mostrarle el lugar a un amigo procedente de la Península: «No me había enterado. Si la gente no sabe respetar el lugar, es lógico que los vecinos se hayan cansado». Su amigo, Sergio Lorenzo, comprende que «si son terrenos privados, es la casa de esta gente y tienen todo el derecho a hacer esto. Pero me extraña que si es un lugar turístico no hayan habilitado algo para facilitar la visita».

Son de la misma opinión Antonio López e Isabel Martínez, una pareja de jubilados del Imserso que también se han visto obligados a dejar el coche a un lado del camino: «Si fuera mi casa, yo tampoco dejaría entrar a la gente», razona Antonio, que explica que el día anterior vieron la puesta de sol desde la playa, ya que no conocían la existencia del mirador.

Los escasos vehículos estacionan en este pequeño tramo de apenas cien metros. | D.V.

La parcela donde se ubicaba el aparcamiento de s'Era des Mataret. / D.V.

Gracias a que es temporada baja, tanto la pareja de amigos como los jubilados pueden dejar sus vehículos en un lado del camino y prosiguen andando el sendero que les debe conducir al mirador. Pero doscientos metros más adelante, tienen un nuevo chasco: el camino está cortado por una valla metálica de reciente instalación. En este caso, ya no se muestran tan comprensivos: «Que esté cerrado para los coches, me parece bien. Pero que además corten el paso a la gente, con eso no estamos de acuerdo», dice frustrada Isabel Martínez.

El mirador

Pero la historia no termina aquí, porque unos desconocidos han levantado una sección de la valla metálica dejando libre un espacio de unos noventa centímetros de altura, el suficiente como para poder atravesarla agachándose. «Que conste que nosotros no hemos hecho nada, nos lo hemos encontrado así», comentan los jóvenes.

Finalmente, logramos acceder al espectacular mirador de s’Era des Mataret. No somos los únicos, ya que encontramos también a otra pareja de amigos y a una familia holandesa con dos niños. «Es normal que los vecinos se enfaden, en verano esto es una locura. Hicieron aquí una fiesta con el dj Diplo. Se pasan bastante», explica Felipe Planells, una de las personas que ha accedido al mirador, aunque matiza que «el acceso debe complicarse, pero cerrarse no. O si lo cierran, que sea solo un par de veranos».

De regreso, nos encontramos con una pareja de motoristas que se muestran críticos con el cierre: «No entiendo que si utilizan las fotos del mirador de es Vedrà para promocionarse turísticamente, luego no permitan su visita. Si no se puede visitar, no uses este reclamo», comenta uno de ellos, quien señala que una alternativa puede ser «que el aparcamiento sea de pago, y así habrá menos gente».

3

Lugar en el que la valla se ha levantado y se puede acceder al camino del mirador. / D.V.

La voz del hartazgo

Quien no está para muchas bromas es Pep Tur, un vecino de esta zona, que quiere salir de casa con su furgoneta pero que se ha encontrado con una moto aparcada que le bloquea el paso por el camino. «Mira, la han dejado justo delante de la valla. ¿Entiendes ahora por qué nos quejamos los vecinos?», me comenta con hartazgo. Resulta difícil imaginar el caos que puede producirse en este lugar cuando empiece la temporada turística, a lo que este vecino argumenta: «Por fin ahora la gente es consciente de que aquí existe un problema, porque el incivismo que sufrimos es brutal».

Admite también que la solución es complicada: «Hemos propuesto que se habilite un aparcamiento junto a la carretera, pero nos han dicho que por el Plan Natura 2000 estos terrenos tienen protección y está prohibido». Recuerda que cuando se cortó el camino pero se habilitó una parcela como aparcamiento, pensaron que el problema se había solucionado, pero no contaban con que el aluvión de visitantes se multiplicara: «Incluso intentamos que en Google Maps no se señalizara el lugar, pero fue inútil».

«Este verano será un problema, sobre todo para los restaurantes que hay en la playa, porque los clientes no tendrán donde dejar el coche. Y a los que vienen al mirador, pues que se vayan al otro lado a ver la puesta de sol», dice Tur.

Esto es exactamente lo que ya hace Leila Martín, una residente que se ha acercado a la zona a hacer senderismo: «Cuando esto se llena de gente, me voy a ver la puesta de sol al otro lado de la playa, donde aparcan los clientes del restaurante Es Boldado, allá estoy mucho más tranquila». Esta joven no tiene claro que estas medidas sean de mucha utilidad: «A los vecinos los entiendo, pero la gente seguirá llegando. Esto ya es incontrolable. Si no pueden ver la puesta de sol desde aquí, entonces se irán a otros sitios cercanos con vistas a es Vedrà, como en las urbanizaciones que hay al lado de Cala Carbó o junto a Es Boldado, y lo que harás es mover el problema de sitio». Y concluye: «¡A ver si a los políticos se les ocurre algo, que para eso están!».

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents