Vivienda
La sanitaria que se fue del hospital de Ibiza por la vivienda y volvió por la conciliación
El pasado mes de mayo Sonia Sancho, técnica en cuidados de enfermería de Can Misses, aparecía en la televisión nacional llorando porque el problema de la vivienda la expulsaba de la isla. Tras unos meses en Ciudad Real, Sonia ha vuelto. Las condiciones laborales y de conciliación estaban a años luz de las de aquí.

Sonia Sancho, en el Hospital Can Misses. / asef

«La isla me echa». Con esta afirmación el pasado mes de mayo Sonia Sancho, técnica en cuidados de enfermería del Hospital Can Misses, aparecía en Tele5 como un ejemplo más del drama de la vivienda en la isla. «Mi madre vive aquí, mis amigas viven aquí, ¿qué hago?», continuaba Sancho, que explicaba que se marchaba de la isla para empezar una nueva vida en Ciudad Real porque aquí en Ibiza con los 1.800 euros mensuales que cobraba (en 14 pagas) no le daba para acceder a una vivienda. Sonia y su familia (su marido y su hijo) se marcharon a la ciudad de Castilla-La Mancha. Empezaron una nueva vida y, sí, encontraron una vivienda más que asequible. Pero no todo era tan bonito como imaginaban. Están de regreso en la isla y Sonia vuelve a trabajar en Can Misses.
«Me fui a Ciudad Real por el tema del alquiler, no porque Ibiza o Can Misses no me gustaran, me marché porque no encontraba alquiler», explica Sonia desde el centro hospitalario. La sanitaria recuerda la difícil situación que estaba viviendo en aquel momento: «Me echaban del piso, me veía viviendo en la calle con mi hijo y no encontré nada que pudiera pagar». Así que, tras analizar la situación en familia, decidieron abandonar la isla. ¿El destino? Ciudad Real, donde vive su cuñada, explica Sonia, a quien dolió dejar Ibiza y todo lo que tiene aquí: «Yo he nacido aquí, toda mi gente está aquí, mis amigos, mi madre...».
Sin medidas de conciliación
En Ciudad Real, confiesa, se sintió «muy sola» sin todos esos apoyos y cariño. Y, además, la realidad en el hospital no era la que imaginaba. Le asignaron un turno de lunes a viernes de once de la mañana a seis de la tarde, lo que le impedía conciliar, ya que la guardería cerraba a las cuatro de la tarde. «No hay guarderías que abran por la tarde y en el hospital no hacen conciliación familiar», lamenta la auxiliar, que destaca (y valora) todas las medidas que, en este aspecto, ofrece el Área de Salud de Ibiza y Formentera a las madres: «El 10% de reducción de jornada [cobrando el cien por cien del sueldo] hasta que el niño cumple tres años, 50 euros mensuales por cada hijo menor de 18 años...». Además, Can Misses cuenta con una guardería con precios especiales para trabajadores dentro del recinto hospitalario y, al ser un área sanitaria pequeña y estar en contacto constante con las supervisoras de enfermería y la dirección, es más fácil adaptar los turnos para facilitar la conciliación.
La técnica en cuidados de enfermería reconoce el chasco que se llevó cuando solicitó la conciliación laboral al hospital: «Me la denegaron». Y no sólo mejores condiciones laborales a la hora de combinar trabajo y familia, sino también otras como la carrera profesional, que supone más sueldo en función de la antigüedad.
"Más duro de lo que pensaba"
A ello hay que sumar otros pluses, como el de difícil cobertura (196 euros al mes en el caso de los técnicos) o el de residencia (63,72 euros mensuales). «En Ciudad Real no los hay. Aquí hay muchas cosas que allí no las tienes», indica Sonia, que confiesa que lo pasó realmente mal: «No tenía con quien dejar al bebé, me sentía sola, sin amigas, sin nadie con quien quedar... Se me hizo más duro de lo que pensaba».
También se encontraron con otro problema: la falta de trabajo para su marido. Las ofertas, en la ciudad manchega, no abundan, de manera que tuvo que conformarse con trabajar en la obra.
«Si no tuviera un hijo no hubiera vuelto a Ibiza», afirma Sonia tras la aventura, en la que ha comprobado lo desbocado que está el problema de la vivienda en la isla. En Ciudad Real pagaban 450 euros al mes por un piso de 150 metros cuadrados, cuatro habitaciones y dos baños. Y no sólo en lo que respecta al alquiler, también en la compra: «Podría pagar un piso y casi quedarme sin hipoteca». Pero era imposible para ellos seguir allí con el pequeño. Así que volvieron a sentarse para tomar una decisión. Y optaron por volver a la isla, donde Sonia y su marido se van a trabajar y su madre se queda con el pequeño. «Es lo que hay. Pones las cosas en la balanza y decides», reflexiona.
El regreso a la isla
La auxiliar tiene, aún, su plaza en propiedad en Ciudad Real y ha venido a Ibiza con una comisión de servicios que el Área de Salud ha aceptado. «En el hospital de Ciudad Real pedí si me podían dar la comisión de servicio, dijeron que sí y los dos hospitales se pusieron de acuerdo. Ahora tengo que esperar dos años para trasladar de nuevo la plaza aquí», explica Sonia, a quien, a su regreso, han asignado al servicio de Psiquiatría.
De vuelta a la isla se han topado, de nuevo, con la falta de alquileres a un precio razonable, así que están viviendo en la casa de la madre de Sonia. No es la solución ideal, reconocen, pero no están dispuestos a pagar más de mil euros por un alquiler. Sobre sus imágenes llorando a las puertas del servicio de Urgencias del Hospital Can Misses porque se tenía que ir de la isla explica: «Mi caso fue muy sonado porque yo no me callo, pero las cosas fuera de aquí no son tan bonitas. Es bastante duro».
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