Una chabola frente al mar en el puerto de Ibiza

Una persona vive rodeada de basura a escasos metros del mar

La chabola vista desde uno de los barcos que cubren la línea entre Ibiza y Formentera.

La chabola vista desde uno de los barcos que cubren la línea entre Ibiza y Formentera. / César Navarro

César Navarro

César Navarro

Ibiza

Ni un solo metro cuadrado de la isla de Ibiza está a salvo del fenómeno del chabolismo, provocado por ciudadanos con recursos, pero no tantos como para alquilar una vivienda (todo un lujo), o por gente sin techo que no tienen donde pernoctar.

Los campamentos habilitados en terrenos de prácticamente en todos los municipios son la evolución más avariciosa para concentrar, por un módico precio, el mayor número de infraviviendas por metro cuadrado. Pero también hay personas que se ven obligadas a montar su tienda de campaña o su habitáculo precario bajo un árbol o en pleno bosque, con el peligro de incendio y el daño al medio ambiente que ello comporta. O estacionando su caravana en cualquier punto; en verano, mejor en la costa.

Muy cerca de las cuevas que se habitan en la zona de es Soto, en la falda de la colina que acoge la ciudad amurallada de Ibiza, y donde se han registrado ya varios incendios muy peligrosos, se encuentra el último asentamiento ilegal detectado.

Vista de la chabola desde uno de los barcos que cubren la línea entre Ibiza y Formentera.

Vista de la chabola desde uno de los barcos que cubren la línea entre Ibiza y Formentera. / César Navarro

En este caso, justo debajo de la caseta antigua y a punto de desmoronarse por la desidia del Ministerio de Defensa que se encuentra al final de la Marina, junto al Muro y la plaza de sa Riba.

Durante los meses de verano ya pernoctaba alguien en esta zona bajo todo tipo de residuos, visibles para los residentes y turistas que se embarcan hacia Formentera. Y ahí sigue, delante de las narices de todo el mundo. La persona que vive en este espacio a escasos metros del mar (de hecho, en días de tormenta seguro que se anega) vive rodeado de colchones, sombrillas y un toldo de plástico bajo los que guarecerse, cubos de plástico y enseres de madera... Incluso deja sus calcetines a secar en el acantilado. Gran parte de esta basura acaba en el mar.

Este nuevo asentamiento se encuentra muy cerca también de la playa de Baix sa Penya, situada al pie del baluarte de Santa Llúcia y que acumula también todo tipo de residuos lanzados sin miramientos por vecinos de sa Penya. Desde lavadoras y frigoríficos a cualquier cosa que ya no les sirva.

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